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Informática forense: tras las huellas del fraude empresarial

Parece el guión de una película, pero es una realidad que enfrentan muchas compañías.

Un Country Manager es acusado de comercializar artículos de la empresa por canales irregulares.

Se forma un equipo de investigación que revisa los libros contables y realiza un análisis exhaustivo del contenido de la computadora y otros dispositivos tecnológicos del directivo y de sus colaboradores cercanos.

Así, se descubre un email enviado por la esposa del denunciado a una cuenta personal.

En el mensaje, la mujer le pide que imprima una factura de venta de productos de la firma, porque la impresora hogareña se quedó sin tinta.

Ante el peso abrumador de aquella evidencia, el directivo no tuvo más remedio que reconocer la situación de fraude de la que era responsable.

La informática forense y la detección de las huellas del fraude

El caso del Country Manager sirve como introducción a la informática forense, una especialidad dedicada a rastrear, detectar, preservar y presentar las huellas del fraude.

Actualmente, más del 70 por ciento de la información de las organizaciones se encuentra en formato digital y nunca llega al papel. Así, es prácticamente imposible que no hayan quedado almacenadas huellas del delito en algún sistema computarizado.

Precisamente, la informática forense pretende desandar el camino que condujo al fraude.

El desarrollo de la investigación

La labor del equipo de investigaciones es, en cierto sentido, análoga a la de un arqueólogo: requiere de paciencia, ingenio y minuciosidad en la búsqueda de evidencias.

La disciplina conjuga el componente técnico (en este caso, modernos softwares para explorar discos duros y otros instrumentos de almacenamiento) con la creatividad y el esfuerzo humanos.

También exige, para conservar la legitimidad de los resultados, un riguroso cuidado de no alterar ni modificar ningún elemento en las instancias de recolección, análisis, certificación y preservación de evidencias.

De esta forma, la disciplina provee soluciones seguras y efectivas que pueden incluso ser esgrimidas como pruebas fehacientes en un hipotético proceso judicial.

En definitiva, la informática forense contribuye a responder las preguntas básicas que toda compañía se formula frente a un fraude: ¿qué ocurrió, cómo, dónde, cuándo?

Y, por supuesto, la especialidad permite identificar a los responsables, las personas de carne y hueso que poco tienen que ver con el mundo de las películas.

De esta forma, la informática forense constituye una herramienta gerencial que asiste a cualquier tipo de investigación relacionada con las más diversas irregularidades que puedan presentarse en una empresa: desde un simple hurto hasta la malversación de fondos, el tráfico de datos o la competencia desleal.