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Inundaciones y lo que vendrá: es hora de prevenir enfermedades

Nadie podrá negar que las imágenes de la devastación y desesperación que trajeron las recientes inundaciones requieren de acciones concretas e inmediatas. Sin embargo, también debemos estar atentos a otras consecuencias, que si bien no son inmediatas, también pueden ser devastadoras: enfermedades relacionadas con el agua. Inundaciones de estas características pueden ser la potencial fuente de epidemias de cólera, hepatitis A y dengue.

Cuando la situación se vuelve menos alarmante y controlada, muchas veces vemos personas (especialmente niños) nadando, jugando o en contacto innecesario con las aguas de la inundación. Este contacto debe evitarse al máximo por los graves riesgos a la salud que puede traer. Dejando de lado la posibilidad de adquirir alguna infección bacteriana o por protozoos, existen otras enfermedades típicas del contacto con aguas contaminadas: infecciones de heridas abiertas, dermatitis, conjuntivitis, infecciones de oído, nariz y garganta. Si bien estas no son enfermedades con riesgo de epidemia pueden afectar a gran cantidad de personas, en particular a aquellas más vulnerables: ancianos, niños y embarazadas.

Además, tomando mínimos recaudos de higiene y conducta pueden ser fácilmente evitadas.

A pesar de los riesgos que las inundaciones implican para la salud, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que la posibilidad de grandes epidemias es relativamente bajo si no hay desplazamiento significativo de la población, o cuando las fuentes de agua están en peligro. Naturalmente la contaminación de grandes cantidades de fuentes de agua potable probablemente resulte en brote de enfermedades.

Las aguas estancadas resultantes se convierten en criaderos de mosquitos. Si bien inicialmente, la lluvia, inundación y agua en movimiento eliminan estos criaderos, vuelven a aparecer cuando la lluvia cesa y las aguas comienzan a ceder y estancarse. Se debe estar especialmente alerta a brotes de dengue entre las 6 a 8 semanas posteriores a que las lluvias cesan.

Algunas medidas básicas para tener en cuenta:

– Asegurar la provisión de agua potable;
– Desechar los alimentos que estuvieron en contacto con el agua o que perdieron cadena de frío. Preferir los enlatados cuyos envases no estén damnificados de ninguna manera;
– Utilizar protección (guantes de goma, botas, gafas) para la manipulación de residuos, secado y limpieza de los hogares;
– Estar atentos a cualquier brote de hepatitis A;
– Promover la mayor higiene que sea posible: tanto personal como en la preparación de alimentos y el tratamiento de agua para consumo;
– Consultar al médico en caso de aparición de síntomas como fiebre, vómito, diarreas y dolor abdominal.

El Ministerio de Salud ya ha ampliado sus recomendaciones para los afectados por las inundaciones. Es muy importante seguir estos consejos y atender al sentido común para poder reducir cualquier efecto colateral de esta tragedia.