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La angustia de las vacaciones

Muchas veces es difícil alejarse de la rutina y la angustia boicotea el esperado descanso. Si bien el momento de las vacaciones implica una situación esperada donde las actividades cotidianas quedan en el olvido aunque sea por unos días no siempre genera placer y entusiasmo y, por el contrario, a veces sólo la idea de alejarse de la rutina causa tanta angustia que se boicotea el tan esperado y merecido descanso.

La psicóloga de Beauty Secret, centro de estética y salud ubicado en Pilar, incursiona sobre este tema y señala distintas consideraciones acerca de esta problemática.

“En muchas ocasiones aquel espacio placentero comienza a transformarse en algo displacentero y molesto ya que al tener mayor tiempo libre, donde el deber y las obligaciones disminuyen rotundamente, genera ansiedad o angustia que puede ser manifestada de diversas maneras como por ejemplo impulsividad para comer, trastornos del sueño, cambios en el estado de ánimo, etc.”, explica la Lic. María Maturi del Centro de Salud y Estética Beauty Secret.

Para la Lic. Maturi las vacaciones forman parte de un acontecimiento fundamental porque favorecen a la relajación, a poder descomprimir situaciones de tensión o stress y fundamentalmente ayuda a reponer energías físicas y psíquicas. Por lo tanto son necesarias las vacaciones para poder mantener y fortalecer la salud.

Ansiedad y trastorno
La ansiedad es considerada como una señal de alarma ante un peligro inminente, es decir que es una reacción de tensión sin causa específica. Puede considerarse la ansiedad como normal cuando prepara a todo sujeto para poder enfrentar una situación inesperada o amenazante de una manera adecuada o aceptable para dicha situación. Pero a su vez puede ser un trastorno cuando la respuesta o reacción es desmedida e intensa, generando dificultades e interferencias en la vida habitual de cada persona.

Ante la situación de peligro o amenaza cada sujeto expresa una reacción emocional que es manifestada mediante respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales. Por lo tanto la ansiedad se manifiesta a través de síntomas físicos como: las palpitaciones, sudoración, temblor, sofocos, palidez, enrojecimiento del rostro; y por medio de síntomas psicológicos como es el miedo intenso, llanto, sensación de descontrol, ganas de huir, miedo a morir y volverse loco.

“Cuando la ansiedad es desmedida, surge lo que según el DSM IV es el Trastorno de Ansiedad, que puede ser clasificado según sus síntomas de ansiedad y sus conductas de evitación; con lo cual da nombre a diversos Trastornos como es el caso del Ataque de Pánico, TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizado), Fobia específica, Fobia social, Agorafobia, etc. Por lo tanto en el trastorno de ansiedad, el miedo funciona como respuesta, como una especie de alarma que previene de un peligro que es inexistente”, explica la Lic. Maturi.

Resolución del problema
Las vías de resolución de la angustia son diversas y distintas en cada persona, es decir que el modo de resolver dicho padecimiento se debe a las características particulares de cada uno. Esto implica que frente a la angustia hay quienes la procesan por medio de la racionalización, hay quienes la evitan y niegan (pueden trabajar excesivamente, consumir drogas o psicofármacos), hay quienes la canalizan por medio de la ingesta compulsiva de alimentos o su contracara de rechazar la comida. A su vez hay personas que deciden perder conexión con su entorno familiar y social y se sumergen en un tristeza profunda, y a su vez hay quienes deciden procesarla por medio de un tratamiento médico y psicoterapéutico.

“El psicoanálisis trata con la angustia del sujeto, no da soluciones, ni recetas mágicas, solo acompaña en su padecer al paciente. Se trabaja con la palabra porque el psicoanálisis es la cura por la palabra. No implica sustituir una palabra, un significado por otro, sino poder darle una nueva significación a aquello que el sujeto nombra, poder ayudar a encontrar diversas alternativas y no una sola para resolver la situación en la que se encuentra anclada la persona”.

“En fin, la angustia no tiene tiempo ni lugar, esto quiere decir que puede aparecer en cualquier situación inclusive en los períodos de descanso, como es el caso de las vacaciones. Por eso, pedir ayuda, es decir realizar un tratamiento psicoterapéutico genera la posibilidad de que la persona pueda tener un espacio y un lugar donde poder hablar y trabajar internamente aquellas situaciones incomprensibles y traumáticas que se hacen presentes en el día a día”, finaliza Maturi.