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“La Argentina puede exportar más vino”

En medio de un paisaje cordillerano en el que se difumina el verde de las vides bajo el característico sol mendocino, resulta difícil no reparar en el gran potencial que tiene la industria vitivinícola argentina, que produce 1500 millones de litros de vino al año y recibe por sus ventas al exterior U$S 500 millones anuales.

Con una participación del 2,8% en un mercado mundial cada vez más demandante, la Argentina aún tiene mucho terreno por ganar, de la mano de la calidad y la diversidad de sus cepas. Es así que se prevé duplicar los ingresos por exportaciones para 2010 y cuadruplicarlos para 2020.

Y es acerca del auge del consumo mundial de vino y de la oportunidad que se le abre al país sobre lo que habló Alberto Arizu (hijo), que no sólo es el director comercial y de Relaciones Internacionales de la Bodega Luigi Bosca y vicepresidente de Wine of Argentina , sino que, además, es parte de la cuarta generación de una familia que se dedica desde hace un siglo a elaborar vinos de alta calidad.

Entusiasmado por la presentación de Luigi Bosca Icono, la última creación de su bodega, que simboliza para él la evolución del vino argentino, Arizu dialogó con LA NACION sobre el presente y el futuro de la industria vitivinícola nacional.

-¿Cómo está el país respecto de la exportación de vinos?
-Está pasando un buen momento. Es uno de los productores que más creció en los últimos 10 años, tanto en volumen como en facturación. Aun así, su posición sigue siendo chica, si se toma en cuenta su potencial. Considerando que es el quinto productor del mundo, ser el noveno exportador mundial marca que todavía falta.

-¿Qué se hace para mejorar?
-Se trabajó en los últimos años sobre la imagen del vino argentino, sobre cómo llegar a los consumidores con una marca con valor agregado y con productos de primera línea. Ese primer paso, que era ser reconocido como productor de vinos de calidad, ya se logró.

-¿Por qué Chile aún tiene ventaja en ese sentido?
-El modelo argentino tiene muchas diferencias con el chileno. Nosotros tenemos un enorme consumo doméstico mientras que Chile no. Ellos se vieron obligados a exportar mucho más que nosotros, que hoy destinamos sólo el 15% de la producción a la exportación. Pero eso empezó a cambiar.

-¿Qué se debería hacer para ganar participación en el exterior?
-Desde el sector privado, apostamos por este crecimiento, invertimos y nos tecnificamos. Las expectativas de crecimiento son muy buenas y estimamos llegar a ingresos por ventas al exterior de U$S 1000 millones para 2010 y más de 2000 millones en 2020. Hoy ingresan unos 500 millones en ese concepto.

-¿Cuánto invierte su bodega por año?
-Unos U$S 2,5 millones. Hay años de inversiones extraordinarias para infraestructura, pero estas cifras son un promedio de los últimos tres años.

-¿Cuál es el principal mercado?
-El más importante para nosotros es Estados Unidos. Y me animaría a decir que es el gran motor del crecimiento de nuestras exportaciones. El segundo es el Reino Unido; tercero, Canadá; cuarto, Brasil, y quinto, Dinamarca.

-¿Qué pasa con China y los mercados de Oriente?
-Es lógico que estemos más preocupados en los mercados con mayor desarrollo, ya que los recursos de promoción son limitados y uno los ubica donde más rápido obtendrá el retorno. Igual, hay que considerar que se debe llegar a China y que hay que colonizar y educar a estos mercados emergentes, sin olvidar América latina.

-¿Cuál es la mayor virtud del país para venderse en el exterior?
-La calidad y la diversidad de sus productos. Este es uno de los pocos países que tiene una gran variedad de climas y suelos, donde se puede cultivar todo tipo de uvas.

-¿Cuánto vende su bodega aquí y en el exterior?
-Vamos a terminar el año con un crecimiento de más del 15 por ciento. En exportaciones, vamos a crecer un 35 por ciento. Esperamos exportar este año por el valor de unos ocho millones de dólares. El año pasado facturamos $ 56 millones entre mercado interno y externo (17 millones en exportaciones y el resto en el mercado local).

-¿Cómo ve el mercado interno?
-Tuvo un cambio importante, si bien se ha estabilizado en cuanto a su nivel de consumo después de muchos años de caída ininterrumpida. La demanda de finos finos, que son los que nosotros producimos, es la que más ha crecido. Y allí vemos un sector muy dinámico, fuerte y competitivo.

-¿Podría Luigi Bosca incursionar en el mercado de vino común?
-No. No es un formato en el que sepamos o tengamos elementos para trabajar. Nuestra familia tiene un concepto de producción propia controlada, dirigida y hecha por nosotros.

-¿Crecerá más el consumo?
-Sí. La Argentina tuvo un consumo de 90 litros per cápita por año y hoy apenas llega a los 28. Pero hubo una reconversión en el consumo: antes se consumía más vino de mesa y hoy se consume más vino de calidad.

-¿Con quién compite el país en el exterior?
-Con Australia y Chile, pero todavía estamos lejos de ellos. Nosotros tenemos el 2,8% del mercado mundial, mientras que ellos tienen el 12 y el 6%, respectivamente.