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La brecha digital dentro del aula

Casi ningún referente ha acordado con el uso del término Brecha Digital (BD) sin brindarle un matiz, una mayor amplitud semántica o directamente reemplazarlo. Algunas políticas públicas relacionadas con las TIC – tecnología de la información y de la comunicación- consideran que el término BD tendría una marca negativa. Con el fin de mejorar su imagen, prefieren reemplazarlo por el de Inclusión Digital.

Además, BD resulta “corto” para explicar la realidad. Es decir que este término no abarca (como se pretende) la complejidad de la distancia entre un “incluido” y un “excluido” del mundo digital.
Dicha forma de pensar es producto de un “resabio de pensamiento lineal”.
A pesar de las dificicultades y desacuerdos en torno al mismo, se adopta el término BD con el ánimo de simplificar los criterios de descripción fenoménica.

Cuando hablamos de Brecha Digital, estamos hablando de los grados de conectividad y accesos
técnico, práctico y significativo; pero además también se hace referencia a la diversidad en el uso
“No todos establecen un uso crítico” de las TIC y de la diversidad en los modos de apropiación de las herramientas de las TIC.

Es que en la construcción del término BD subyacen las siguientes preguntas en torno a las TIC

¿Qué tipo de usos observamos?
¿Qué tipo de manejos se establecen?
¿Qué tipo de representaciones se producen?
¿Qué tipo de conocimientos circulan?
¿Qué tipo de habilidades se requieren para un mejor uso?

La realidad es que la BD está también generada por otras brechas infraestructurales. Sería falaz pensar que la brecha digital entre quienes tienen actualmente un acceso a las TIC y saben manejarlas y quienes no, quedaría saldada al brindar computadoras.

De hecho, “la BD prolonga y amplía otras brechas ya existentes”. El acceso a las TIC no garantiza la salida del analfabetismo funcional (saber leer sin comprender demasiado los textos leídos).
Tampoco salva la brecha étnica, ancestral, ni la de género. Sin embargo, todos los referentes afirman que es imprescindible incluir TIC en el ámbito educativo.
Algunos aseguran que el Estado debe garantizar dicha inclusión para no dejar librado este proceso a la lógica del mercado que acrecentaría el acceso y el uso por parte de una minoría privilegiada.

Esta introducción tecnológica debe establecerse, según proponen, de 2 maneras:
– Incluyendo el conocimiento “sobre” las TIC: permitiendo maximizar el uso en aquellos que ya las utilizan y enseñando su funcionamiento a aquellos que las desconocen.
-Enseñando “con” las TIC: permitiendo ampliar los límites físicos de la escuela y de la interacción escolar

Los programas hasta ahora implementados pueden ser sintetizados en 3 movimientos
Primer Movimiento: Mediados los años 90 se trabajó sobre la infraestructura (conectividad, conexión de fibras ópticas, adquisición de hardware).
Segundo Movimiento: Se incorporan computadoras en las direcciones escolares, muchas veces otorgando el acceso exclusivo a las personas menos competentes.
Tercer Movimiento: Se implementa la educación digital a través de los CCT (Centros Comunitarios Tecnológicos), con una inversión sobre la seguridad del material (locación, enrejado, vigilancia). Poca gente sacó provecho de las computadoras. Los espacios terminaron siendo un “club de reunión social”.

Características de Internet que deberán ser “complacidas” para llevar a cabo programas para disminuir esta brecha:

– La conectividad: deben asegurarse conexiones a banda ancha en cada región del país para permitir establecer el uso desarrollado de Internet
– La interactividad: es una consecuencia y el motivo de la necesaria conectividad. A través de ella se ponen en funcionamiento nuevas formas de relaciones a escala mundial entre los individuos conectados. En el nivel educativo, la interactividad puede modificar la relación entre los colegios, los profesores y los alumnos.
– La hipermedialidad: los individuos conectados tienen un acceso interactivo a múltiples fuentes de información dentro de la red.

¿Por qué no han sido totalmente eficaces los programas implementados hasta el momento?
Entre otras cosas, por la inexistencia de aplicaciones con sentido que mejoren la calidad de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos; por la ausencia de un “dinamizador” que observe las novedades informáticas o propuestas diversas (concursos entre interescolares, congresos), para proponerlas en las escuelas, por resistencia de algunos docentes que piensan que perderán cierta hegemonía en la transmisión de conocimiento, entre otros motivos que surgen en diferentes estudios.

Dados los cambios en la forma de aprender y producir conocimiento, ya no en forma lineal sino horizontal, es preciso repensar las interrelaciones en las aulas. Se deberá trabajar “en red”, “colaborativamente”, con un “pensamiento convergente”. En este marco, el maestro no será el único titular del saber.
Lo que surge de diferentes investigaciones es que “La introducción de TIC reactualiza las preguntas sobre los sentidos formativos. Es necesario establecer escalas de valores que permitan saber si tiene sentido o no, trabajar ciertos contenidos”.

Se debe ordenar y mejorar la comunicación institucional. Hay que evitar “dar computadoras como si fueran una pelota y decirles vayan a jugar al fútbol”. Se debe asegurar una orientación que contenga la apropiación espontánea, evitando la reproducción de algunas lógicas de uso extraescolares. Es preciso “incentivar una exploración hacia otras cosas” a través de una política que amplíe la oferta de contenidos. Se debe comprender “cómo funciona un joven”.

En la mayoría de los casos estos jóvenes son “nativos digitales”, es decir que crecieron rodeados por el uso de computadoras, juegos de video, teléfonos celulares, etc. Los “inmigrantes digitales” son los no nacidos en un mundo digital y que deben adquirir ciertas herramientas para el uso de TIC. En general, la clasificación está también asociada a diferencias generacionales. Quisimos saber si esto es válido para el contexto socio-económico argentino.

Algunos han opinado que sí, figurando que de algún u otro modo, todos los jóvenes ya han tenido contacto con las TIC. Otros han indicado que la distinción es válida pero que depende más de las posibilidades de acceso brindadas por ciertas condiciones socio-económicas que de las edades.

También fue indicado que dicha “etiqueta binaria” es demasiado simplificadora.

Con el ánimo de sortear este esquema, es pertinente preguntarse si todos los adultos son inmigrantes y, aún más, si todos los jóvenes son nativos. El hecho que existan localidades en las que no hay siquiera televisión sirve para contra-argumentar la dicotomía “nativos” e “inmigrantes”.
Debemos, entonces, “mirar en la diversidad”, dado que “no toda categoría “jóvenes” es “nativa digital” ni homogénea”