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La cerveza roja y sus virtudes

En la cerveza, el color y el sabor van de la mano, y al apreciar su tonalidad se observa la promesa del placer que encontraremos al degustarla. Éste es, justamente, uno de los criterios de clasificación de la cerveza: su color, cuya tonalidad e intensidad responden a las materias primas empleadas y al grado de tueste de sus maltas especiales.

Una combinación de saber, aroma y color
Las cervezas rojas presentan ciertas características muy particulares. En su mayoría, se enmarcan en un estilo Amber Lager, desarrollado por Antón Dreher, y decididamente balanceado hacia la malta. Para estas cervezas se utiliza levadura fermentada a bajas temperaturas.
Van desde el ámbar claro al cobre brillante. En su sabor se aprecia de forma clara el cereal tostado y la flor de lúpulo. Podemos percibir al degustarla, su delicado amargor en armonía con el aroma floral.

¿Cómo disfrutar la cerveza roja?
La cerveza roja nos invita a deleitarnos desde su color y cautivante espuma hasta su complejo bouquet.
Esta cerveza, de marcada personalidad, marida con platos que contrasten por similitud con la bebida. Su dejo en boca invita a consumirla como aperitivo o con comidas picantes y bien condimentadas. Es ideal para acompañar carnes asadas, ahumadas, mariscos, chiles y guisados. Sus propiedades organolépticas (de degustación) serán mejor percibidas si es servida en una copa estilo tulipa, la cual permite mantener la temperatura del líquido y favorece la formación de burbujas, la concentración de sabores y asegura que la capa superior de espuma sea más gruesa. La temperatura que permitirá apreciar las cualidades de sabor y aroma de la cerveza roja es entre 7 C° y 10 C°.
Color

La tonalidad e intensidad de la cerveza responden a las materias primas empleadas y al grado de tueste del grano de cebada.

Un dato de color
¿Sabías que…. las cervezas de este tipo fueron creadas por los monjes de los monasterios medievales para pasar el período de “sequía” cervecera?

Esta veda se extendía desde San Jorge (23 de abril) hasta San Miguel (29 de septiembre), pero luego desapareció con la llegada de la revolución industrial.