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La clase media pone “play” y busca adelantar consumos para ganarle a la inflación

La clase media pone

¿Recuerda esta película?:

* Dólar quieto
* Bajas expectativas de devaluación
* Plazos fijos que pagan una tasa de interés más baja que la inflación real
* El Banco Central comprando divisas para mantener su cotización
* Gran parte de la sociedad volcada a adelantar consumo, para preservar su dinero ante la incesante suba de precios
* Falta de opciones para invertir, al menos, de aquellas que resultan “familiares” para la clase media

Una gran parte de la sociedad recuerda haber visto “este film” años atrás. Y la historia parece volver a repetirse aunque, esta vez, en una versión más “light”, producto de un alicaído poder de compra y de un crecimiento más moderado que se proyecta para la economía argentina, en comparación, con el vivido en “aquellos años dorados”.

El país entró en una nueva fase de su ciclo económico. Lo peor de la crisis global quedó atrás y las proyecciones para los próximos meses hablan de un repunte del Producto Bruto Interno (PBI) de entre el 3 y el 6% anual para 2010.

La clase media advierte de este cambio de tendencia, ya no sienten tanto temor ante la crisis global -que en su momento llegó a ser comparada con la de 1930- y saben que el billete verde en el mundo se encuentra muy debilitado. Y en la Argentina, bien controlado por el poder de fuego que supo exhibir el Banco Central.

Pero además, pecibe que lo que sí no pudo domarse es la inflación, que sigue erosionando con fuerza sus bolsillos: de hecho tienen expectativas de que ésta ronda el 30% anual, tal como se desprende de la última medición realizada por la Universidad Torcuato Di Tella. Es decir, sienten que es casi el doble que la que incluso resulta de las propias encuestadoras privadas.

“Vemos que hay un freno en la desaceleración del consumo que favorece la compra de bienes durables. La gente va sacando, de a poco, el pie del freno porque empiezan a escucharse noticias positivas. Igual estamos frente a un consumidor que cambió, va despacio y racionalizando sus decisiones”, explicó Pablo Pyzyk, gerente de Consumo de Nielsen.

De todos modos, la combinación de un dólar quieto y de una inflación de dos dígitos vuelve a revivir algunos de los hábitos que fueron clave para la dinámica consumista de hace dos años, cuando la gente estaba preocupada por la pérdida de valor de sus ahorros y optaba por adelantar compras.

Las diferencias con aquel entonces es que ahora la billetera es más chica, por la caída del poder adquisitivo, y el ánimo menos optimista.

Aún así, el cambio ya comienza a manifestarse y se observa en la decisión de mucha gente, que aún conserva buena parte de sus ahorros y que hasta ahora se inclinó por dolarizarlos, de refugiar su dinero en la compra de algunos bienes, que van desde equipamiento tecnológico, hasta vehículos y viviendas.

Daniel Vardé, Socio de la consultora Deloitte, dio su visión a iProfesional.com: “Aquellos que poseen capacidad o que realmente tienen ahorros y que no son inversores sofisticados, se encuentran en una situación en la cual comprar dólares no les es rentable. Y colocar dinero en plazo fijo no es una buena opción por recibir tasas negativas, con lo que están volcándolo a ciertos bienes durables como autos y/o viviendas. Esto explica ‘el veranito’ que viven los vehículos de alta gama y el repunte en la demanda de ciertos inmuebles.”

Vardé sostuvo además que “los incentivos (descuentos, planes de pago, liquidaciones, etc.) que tanto los bancos, como emisores de tarjetas, retailers y comercios están dando generan sensaciones de reales oportunidades que, ante casi nulas rentabilidades de las inversiones básicas, producen cierto vuelco al consumo, mejorándolo lentamente”.

Sin embargo, el socio de Deloitte resaltó que “si los incentivos desaparecen, cosa que debería ir ocurriendo en forma paulatina en la medida que se regulariza el consumo, se abre un interrogante acerca de cómo evolucionará”.

Nuevo ciclo
Desde CERX, consultora especializada en el estudio de patrones de consumo de la población, ponen a la luz un dato relevante: meses atrás, el número de personas que manifestaba comprar menos que lo que su bolsillo le permitía era de un 20%. Ahora ese indicador bajó al 6%. Esto marca que una gran parte de la sociedad ha dejado un poco de lado la cautela.

En segundo término, la posibilidad de adelantar compras para ganarle a la inflación es tomada en cuenta según la situación socioeconómica.

Dardo Ferrer, director de la Fundación Mercado, también da cuenta de esta tendencia, especialmente en la clase media. Advirtió que, en los últimos tres meses, el panorama fue mejorando en relación a la primera mitad del año.

“El termómetro para los argentinos es el dólar. Pasadas las elecciones y sin una presión al alza de la divisa, el escenario cambió y la inflación, junto con los ingresos, son las variables que más se toman en consideración”, comentó Ferrer.

En este sentido, y con un comportamiento que cobra mayor énfasis en los sectores del nivel socieconómico medio, la falta de esperanza de que el sueldo se incrementará en los próximos meses y con la suba de precios que no da respiro los inclina a volver a consumir.

“Hay un rebote de la conducta del primer semestre. Como cae el poder adquisitivo por la inflación entonces se opta por comprar algunos bienes como medida precautoria y para no seguir perdiendo”, destacó.

En los últimos años la clase media fue quien más se hizo eco de los cambios de contexto. En 2007 logró recuperar consumo; luego tomó una actitud muy cautelosa por la crisis internacional; y hoy, con los ingresos estancados y sin expectativas que reciban mejoras salariales, decide volcarse al mercado porque saben que sus ahorros se achican y las tasas de interés reales de los bancos son negativas. “Este círculo incentiva a consumir”, concluyó Ferrer.

Los bienes elegidos
Uno de los sectores beneficiados por este nuevo contexto es, sin dudas, el inmobiliario.

Después de una caída en las operaciones de compra-venta superiores al 30% en los primeros meses del año, no solo que volvieron las consultas a las inmobiliarias sino que también se concretaron más operaciones, fenómeno que anticipara iProfesional.com a principios de este mes (ver nota: Viviendas: el dólar “dormido” vuelve a despertar el interés por refugiarse en el ladrillo).

Diferentes brockers consultados por este medio advierten sobre el cambio de rumbo: “Sin dudas que con una moneda estable el ladrillo vuelve a concentrar el interés de los inversores”, explicó el analista inmobiliario Damián Tabakman.

En tanto, el titular de la Cámara Inmobiliaria (CIA), Néstor Walenten, reconoció que “la actividad viene mejorando paulatinamente y lentamente va dejando la crisis atrás”.

Según el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, en agosto el número de escrituras creció un 26% en comparación con julio, mientras que las ventas totales sumaron $1.884 millones, lo que significa una suba interanual de 45,4 por ciento. Claro está, que potenciadas por los beneficios del blanqueo lanzados por la AFIP.

Las transacciones de autos también encontraron un nuevo punto de equilibrio, que se estableció en un promedio de 40.000 unidades mensuales. Guillermo Oliveto, CEO de CCR Group, advirtió que se debe tener en cuenta que este año tiende a ser comparado con uno, como lo fue el 2008, cuando se vendieron casi 600.000 autos. Por esta razón, llegar a 500.000 unidades en 2009 es un buen resultado.

La situación que atraviesa la industria también suma un punto a favor. Según Alberto Príncipe, presidente de la Cámara de Comercio Automotor, la demora que comienza a registrarse en las entregas de 0km -producto de la fuerte demanda por parte de Brasil- derivó en que la gente termine inclinándose por la compra de usados jóvenes (de pocos años). Y esta mayor demanda trajo aparejado dos efectos: por un lado se achicó la brecha de precios entre unidades nuevas y ya rodadas. Por otro, se redujo la desvalorización de estas últimas, lo que ayuda a conservar el capital invertido.

En este sentido, Victoria Giarrizzo, investigadora de CERX, también explicó que si bien el ánimo de la gente no es del todo favorable, por la inflación se vuelcan a la compra de bienes durables. “Y los autos siempre están en el listado de preferencias, por ser una buena reserva de valor”, agregó.

Por último, en electrodomésticos, desde Garbarino reconocieron a este medio que avizoran una lenta pero sostenida recuperación.

En este sentido, la clasificación de Argentina para el mundial de fútbol 2010 ayudará a futuro a profundizar el actual repunte, ya que por estos eventos las ventas de televisores y equipos de audio alcanzan picos importantes de comercialización.

Factores determinantes
La expectativa de inflación es una de las variables clave a tener en cuenta, porque si la misma es alta, inclina a la gente a decidir invertir el dinero en bienes, en lugar de guardarlo debajo del colchón.

Silvina Neder, directora de la consultora Especializada en Consumo que lleva su nombre, explicó que el incremento generalizado de precios es, actualmente, una de las grandes preocupaciones para los consumidores, que optan por adelantar compras, aunque sin stockearse.

“La gente no se apura a consumir, pero sí adquiere lo que necesita manteniendo el desembolso”, agregó.

Nueva fase
La economía local ingresó en un nuevo ciclo que vuelve a tener al dólar como principal protagonista. Pero esta vez el ojo del Banco Central no está puesto en frenar la suba sino en atenuar su desvalorización.

Tal como diera cuenta iProfesional.com, vuelven a sobrar divisas en el país, producto de una reducción en los niveles de fuga de capitales y de un mayor superávit de la balanza comercial.

Las consecuencias de este cambio de escenario son varias y sus implicancias tienen un fuerte impacto en la economía real y, en definitiva, en el bolsillo de los argentinos.

En cuanto al consumo, y según proyecciones de Deloitte, se estima que la mejora registrada en estos últimos meses se irá afianzando en los próximos, coincidentemente con los relevamientos realizados por Nielsen, para consumo masivo, que ya dieron cuenta de un segundo bimestre consecutivo al alza.

Dólar quieto, plazos fijos que dan tasas reales negativas y altas expectativas de inflación. Un cóctel propicio para que renazca la pasión consumista en gran parte de la clase media. Aunque esta vez, con billeteras un poco más flacas.