Inicio Empresas y Negocios La crisis está entre nosotros: ¿ha llegado la hora de arriesgaRSE?

La crisis está entre nosotros: ¿ha llegado la hora de arriesgaRSE?

Los mercados caen, la banca cruje, el desesperado salvataje parece que no alcanza y se inicia el “asalto a la diligencia por la dirigencia”.

Así, es como empiezan a cruzarse golpes entre ellos: el Citi contra Wells Fargo por los restos mortales del Wachovia, los acreedores de Lehmann contra J.P. Morgan. Y esto recién empieza, mientras Goldman Sachs y Morgan Stanley se creen a salvo pues procuran manejar el salvataje. Veremos…

Mientras tanto, las variables de ajuste son, como casi siempre, dos: el dinero de los contribuyentes y el empleo.

En primer lugar, las cifras asombrosas de los rescates, que no son sólo los 700 mil millones de dólares en Norteamérica, pues hay que sumar todo el resto que abarca mucho más allá de Wall Street y se convierte en World Street.

Es tarea difícil pensar o siquiera imaginar las cifras inconmensurables que se barajan, expresadas por dígitos seguidos de infinita cantidad de ceros.

Se trata de una virtualidad tan irreal y casi tan grande como la de la burbuja financiera que reventó derramándose sobre todo el orbe y salpicándonos a todos. Un verdadero ejemplo práctico de globalización.

La otra variable tradicional de ajuste es el empleo y ahí también comienzan a barajarse cifras inconmensurables: se anuncia que Wall Street perderá más de 100 mil puestos y por doquier los directivos del comercio y la industria se preparan para profundos cortes sin anestesia.

¿Y la tan mentada, comentada y fomentada RSE? ¿Qué ocurre, en medio de la vorágine, con la preocupación por el personal, las estrategias de capital humano, la sociedad del conocimiento, el “empowerment” y una larga lista de etcéteras?

Sin duda, ha llegado la hora de arriesgarse a ver si algo de todo esto es cierto o si sólo fue una “broma infinita”, como diría David Foster Wallace.

Un joven dirigente empresario me comentó recientemente: “en verdad, ante la crisis, la razón última de supervivencia es la rentabilidad”.

Entonces, será cierto que sólo se trataba de maquillaje y no de convicción, puesto que en el momento de poner a prueba la validez de las afirmaciones y declamaciones, se opta por bajar el tono y con voz grave hablar de racionalidad, dificultad de la hora, evitar la catástrofe, etc.

Vale comentar algunos ejemplos a mano que comienzan a burbujear.

Nestlé decidió cerrar su planta de helados Frigor en Barcelona, despidiendo la totalidad del personal, 240 personas, en su mayoría mujeres. Los diarios del 9 de octubre señalaban que Volvo (la famosa Volvo de la experiencia Kalmar de integración del trabajo en equipo, ahora propiedad de Ford) se prepara para despedir 4.000 trabajadores. Sin comentarios.

Pero también las noticias de la fecha comentan que Toyota suspendió las actividades de su planta de San Antonio, Texas.

Sin embargo, en lugar de despedir al personal, lo encaminó a realizar actividades comunitarias como pintar bancos de plaza y limpiar graffitis de muros y monumentos.

¿Cuánto durará esto? ¿Lo aceptarán los gremios? ¿Qué pasará con los accionistas?

La acción corrosiva del tiempo lo dirá. Pero lo cierto es que, en el aquí y ahora, la dirección de Toyota ha dado un ejemplo de madurez y serenidad.

Es muy probable que esta primera respuesta sea fruto de una tradicional expresión cultural nipona, más centrada en la comunidad de trabajo (gemeinschaft), a la inversa de la norteamericana, basada en la idea de una mera sociedad de intereses (gesellschaft).

¿Qué nos deparará a nosotros los avatares de esta tormenta?

Por las dudas, se anuncia que la CGT abre el paraguas ante la posible catarata de suspensiones y despidos.

Se acerca la hora de arriesgaRSE y poner a prueba si es cierto el enunciado que “la RSE es negocio”, pues ante la necesidad de toda la sociedad de proteger las fuentes de trabajo, la verdadera y última RSE es, sin duda, defender el trabajo, que es defender la vida.