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La ética es el mejor negocio

Desde los trabajos de Daniel Goleman, la inteligencia emocional se ha instalado como un concepto central del liderazgo y los recursos humanos. En la innovadora obra, Moral Intelligence: Enhancing Business Performance & Leadership Success, los gurúes Doug Lennick y Fred Kiel postulan la existencia de otro tipo de inteligencia: la moral. Su hipótesis: si bien a veces pudiera parecer que los negocios recompensan el mal comportamiento, en el largo plazo, existe un vínculo indisoluble entre éxito y ética.

Las inteligencias cognitiva y emocional son claves del liderazgo. Todo líder posee facilidad para incorporar conocimientos y habilidades para dirigir equipos. Sin embargo, para obtener un rendimiento excepcional, esto no es suficiente. Lo que se necesita es la “inteligencia moral” que los autores definen como la capacidad mental de determinar cómo los principios universales de la ética se aplican a nuestros valores personales, motivos y acciones. Los cuatro principios éticos del triunfo empresarial son la integridad, la responsabilidad, la compasión y la capacidad para perdonar.

Sin ellos, el líder podría emplear su carisma con fines destructivos. Tristes ejemplos de estas personas no escasean en la historia humana. Sin embargo, afirman Lennick y Kiel, estos líderes sólo gozan de un éxito efímero. En el largo plazo, siempre terminan cayendo porque el carisma no puede compensar la perversidad.

Pero, ¿está demostrado que la inteligencia moral es un factor clave del éxito en los negocios? En realidad, advierten los autores, es mejor plantear la pregunta inversa: ¿Adónde terminan las empresas y ejecutivos inmorales?

El ex presidente de Mitsubishi y otros diez altos ejecutivos fueron a la cárcel por ocultar fallas en los vehículos. Bernie Ebbers, ex CEO de Worldcom, también viste traje a rayas por sus estafas. ¿Qué ocurrió con la gran consultora Arthur Andersen? ¿Qué pasó con Enron?

Los consumidores castigan a las empresas de turbio comportamiento. Por ejemplo, tras el escándalo de los automóviles defectuosos, Mitsubishi sufrió una merma del 40% en sus ventas en el mercado japonés.

En definitiva, según Lennick y Kiel, la evidencia demuestra que la inteligencia moral desempeña un papel importante en el triunfo en los negocios. Es cierto, es posible tener éxito engañando a los clientes y urdiendo bajas triquiñuelas. Pero en el largo plazo, ningún negocio sobrevive sin valores morales. En síntesis, para estos autores, la ética es el mejor negocio.