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La gastronomía, el otro atractivo de San Martín de los Andes

Uno de los ejes que distingue a esta bella ciudad cordillerana, y que es atracción de miles de turistas que llegan a visitarla, es la alta gama de sus propuestas gastronómicas. Muchas ya tradicionales y otras sumamente novedosas , pero todas persiguiendo lo mismo: inundar de olores y sabores a los comensales con exquisitos platos de la gastronomía patagónica, insinuar un acercamiento a la cultura de estos pueblos, y algunos, proponen degustar delicias de lugares lejanos, exóticos. Platos dulces y salados, tortas y chocolates, picadas o comidas delicadamente elaboradas, vinos o los más variados tés.

Entre los clásicos se encuentran restaurantes como La Tasca, Avataras, Caleuche o la Reserva. En esta gama se sumó el espacio gastronómico del Chapelco Golf and Resort.

Si lo que se busca son picadas regionales, uno de los lugares destacados es El Regional, donde los ahumados de ciervo, trucha o jabalí, los salames de carnes salvajes y las cervezas artesanales componen un menú que inicia a todos en la variedad de productos de la gastronomía de la cordillera. Otro clásico de las picadas regionales es El Ciervo, aunque también se pueden proba frente al lago en La Barra o la Costa del Pueblo.

Entre las parrillas, buscadas por los miles de chilenos que visitan la ciudad durante el mes de febrero y que “mueren” por un bife de chorizo argentino, se destacan Ku, Posta Criolla, Mendieta, Bamboo y Patagonia Piscis, entre otras tantas que existen en la ciudad, fundamental

mente desde el crecimiento del mercado de turistas trasandinos.

La comida rápida en Dely, la Pizza Cala o La Nonna, son infaltables. Pero también, y con una increíble vista al lago, las pizzas a la parrilla que pueden degustarse en el Wine Bar de Paihuen.

Una de las cocinas que dio que hablar en los últimos meses, y que creció muy positivamente, es la del parador Quila Quina, ubicada sobre el muelle de uno de los rincones más encantadores del Parque Nacional Lanín.

En esta zona de la cordillera, las tortas y los chocolates son “cosas de otro mundo”. Compartir la ceremonia del té en Arrayán, sobre un mirador a la cordillera, es imprescindible. También degustar los chocolates de Mamusia, La vieja Aldea, que acaba de inaugurar su casa de té (ver recuadro), La abuela Goye o de Abolengo.

Finalmente, entre los espacios para tomar algo relajado en la ciudad o la montaña después de la cena hay que citar a Down Town Matías, a Dublin o a Münich; éste último generó un muy interesante y refinado multiespacio donde se puede comer, tomar algo, visitar la vinoteca o llevarse algunos exclusivos regalos gastronómicos.