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La gran fábrica al aire libre

De cada cien personas que trabajan en la Argentina, 36 lo hacen para el campo. Por cada puesto de trabajo directo se generan casi cinco nuevos en la cadena agroindustrial. Son más de cinco millones y medio de puestos que directa e indirectamente aportan lo suyo a este sector. Así lo afirma un informe realizado por el economista Juan Llach, junto a Marcela Harriague y Ernesto O´Connor desde el Estudio Economía & Sociedad.

Otras fuentes estiman que casi el 40% de la mano de obra argentina se vincula con el agro. Se trata de Alberto Brondo, gerente general del Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre); Abel Guerrieri, director de la Sociedad Rural Argentina, y Gustavo López, consultor de la Fundación Producir Conservando, entidad conformada por un grupo de empresas de primera línea, técnicos y productores.

Este porcentaje sobrepasa los límites del campo e impacta de lleno en la ciudad: casi 13 millones de habitantes del país viven en localizaciones predominantemente agropecuarias o en centros urbanos donde el principal ingreso es la actividad agroindustrial.

Lo cierto es que la vida económica de estas urbes se moviliza en gran parte por la producción rural, ya sea porque brindan servicios directos como respuestos, combustibles y alimentos o porque el campo demanda profesionales diversos como constructores, médicos o educadores, entre otros.

En diálogo con LA NACION, el economista Juan Llach puntualiza dos hechos que cambiaron recientemente la realidad laboral del campo y aumentaron la tasa de ocupación. “Por un lado, se registra una clara extensión de la frontera agropecuaria hacia el norte y el oeste del país, generando empleo.

“También -agrega el especialista- está el hecho de que cada vez más localidades de la Argentina dependen del sector agroindustrial. Surgen nuevos centros como Bandera, en Santiago del Estero, o Charata, en el Chaco, al mismo tiempo que se fortalecen ciudades intermedias o grandes de la pampa húmeda, desde Rosario o Bahía Blanca hasta Río Cuarto, Venado Tuerto o Pergamino.”

Sin embargo, destaca que, en 2005, se empezó a limitar desde el gobierno la producción de carnes, leche, y más tarde la de trigo y de maíz. “Estas actividades, sobre todo las dos primeras, generan muchos empleos a lo largo de sus cadenas de valor. Una excepción en sentido contrario ha sido el buen crecimiento de la producción aviar”, comenta Llach.

Hay siete cadenas que concentran casi el 80 por ciento del empleo rural: frutas y verduras, carnes, textiles, aceites y subproductos, producción y exportación de granos, cuero y lácteos.

“La actividad agrícola creció por la fuerte demanda internacional, la oferta es mayor y por lo tanto sectores relacionados con el campo como el transporte, la actividad comercial y los insumos también crecen día tras día”, puntualiza Gustavo López, consultor de la Fundación Producir Conservando.

Abel Guerrieri, director de la Sociedad Rural Argentina, coincide con la opinión anterior y confirma las estimaciones del informe. “Existe una ocupación plena en el campo. Hay mucha demanda de mano de obra para las cosechas. En los últimos años se sumaron cultivos no tradicionales, que requieren más puestos de trabajo. También existe una buena capacitación”, precisa Guerrieri.

El esfuerzo de muchos
Los pequeños productores representan el 66% de las explotaciones agropecuarias y aportan cerca del 20% del valor total de la producción. Los datos, publicados por la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentos, surgen del estudio Los Pequeños productores en la República Argentina realizado por la Dirección de Desarrollo Agropecuario (DDA) y por el Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (Proinder).

Estas cifras coinciden con las estimaciones realizadas por Gustavo Grobocopatel, uno de los mayores productores agropecuarios del país, que en una nota publicada en LA NACION definió “al campo como 400.000 pymes”.

Por su lado, el Censo Nacional Agropecuario realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en 2002, estimó que en las explotaciones agropecuarias residen 1.233.589 personas. Las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Misiones y Santa Fe concentran la mayor cantidad de establecimientos.

Según Alberto Bronco, gerente general del Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre), 570.000 personas se encuentran registradas en la entidad. En 2001 se reglamentó la ley 25191, que establece de manera obligatoria la Libreta del Trabajador Rural, un documento personal e intransferible que prueba la relación laboral de trabajadores permanentes, temporarios y transitorios que cumplan tareas rurales. También sirve para controlar los aportes sociales y previsionales.

Trabajo en negro
Uno de los grandes problemas que todavía persisten es la cantidad de trabajadores en negro que tiene esta actividad.

Noemí Rial, la viceministra de Trabajo, estimó la semana última que en el campo el trabajo en negro alcanza a un 50 por ciento, especialmente en las regiones del nordeste y noroeste en temporada de zafra.

“Como consecuencia de esta situación irregular se da la paradoja de que, aunque han trabajado desde muy jóvenes, incluso desde niños, no pueden acreditar 30 años de labor, cuando lo han hecho toda la vida, y no se pueden jubilar”, dice la funcionaria

Por su lado, Alberto Brondo reconoce que la problemática existe. “No podemos desconocer esta realidad, pero también se han realizado grandes avances. La creación del Renatre permitió que se sentaran a la misma mesa los trabajadores y los empleadores. Paulatinamente se está logrando un cambio de mentalidad y hay una mayor concientización entre los productores”, opina.

Para controlar la situación ilegal, el organismo realiza periódicamente inspecciones en las cosechas. “En el caso de que existan trabajadores en negro se labra un acta y se continúa un procedimiento que puede finalizar con una ejecución judicial”, puntualiza.

El régimen nacional de trabajo agrario estableció que desde el primero de diciembre del año último, el sueldo de un peón general es de $ 1080 y el de un ayudante especializado alcanza los $ 1108.

Escasez de mano de obra
El problema de la falta de mano de obra no es ajena al campo. Así lo demuestra un informe publicado por el Indec, que establece que el 56% de los productores declara que existe escasez de mano de obra agropecuaria.

Y hay más datos. Sobre un total de 8200 explotaciones agropecuarias, el 32% manifestó, en 2004, haber buscado personal para incorporar al proceso productivo, y entre las 2572 demandantes, el 25% tuvo dificultades para satisfacer la demanda.

El 52% de la demanda insatisfecha responde a tareas calificadas, mientras que el 45% a labores transitorias. La actividad que más sufre la escasez de trabajadores es la ganadería.

La consultora Manpower tiene un sector especializado en las búsquedas laborales: la Unidad de Negocio Rural está dedicada en forma exclusiva a la atención de necesidades de este mercado.

Mientras que, en 2003, la cantidad de contratados por la consultora fueron 6351, en 2007 los trabajadores llegaron a 18.821. Es decir, en cinco años se triplicó la cantidad de personas ubicadas por la empresa.

“El año último esta unidad de negocios representó el 20 por ciento de la facturación total de Manpower”, precisó Jorge Rossin, gerente nacional de la Unidad de Negocios Rural.

La firma contrata personal para desarrollar distintas tareas: cosecha, limpieza, mantenimiento de maquinarias, tareas de planta, clasificación y selección de semillas, plantación, poda, entre otras actividades.

Por su lado, Federico Pike, responsable del área de Recursos Humanos del sitio Agrositio.com, detalló que el sector ganadero es el más requerido.

“Está muy firme la búsqueda de posiciones comerciales y de marketing, porque las empresas necesitan vender y posicionarse en el mercado. También hay necesidades de posiciones de producción agrícola. En línea general, el sector agropecuario está constantemente demandando puestos de trabajo y esto requiere una tarea de consultoría especializada.”

La Facultad de Agronomía, la Universidad de San Andrés, y la Fundación Agronegocios y Alimentos realizaron un informe sobre la evolución de las cadenas agroindustriales.

El crecimiento sostenido en las actividades agrícolas tiene un gran impacto en la generación de empleos. Se estima que, para 2013, se sumarían entre 300 mil y 430 mil puesto de trabajos. Si a ellos se agregan los empleos indirectos, las cifras se incrementarían a 450 y 645 mil puestos adicionales.

Las estimaciones del crecimiento del empleo rural también se reflejan en el informe La Agricultura Argentina al 2015 , de Gustavo Oliverio y Gustavo López. “El crecimiento en el área sembrada, cosechada y el rendimiento de producción de granos en la Argentina es permanente desde mediados del siglo pasado, y se acelera en forma significativa en la presente década”, concluye.

Experiencias con nombre propio

Matías Meli, Gardey
Está a cargo de una empresa familiar que existe desde hace 70 años. En las 600 hectáreas cultivan soja, maíz y trigo; poseen ganado y tambos.

“Acá se trabaja de sol a sol. No hay horarios ni feriados. Pero me gusta mucho la sensación de libertad que me da el campo. Además tengo la posibilidad de trabajar alejado del ruido”, opina.

Todos los días recorre el campo. Tiene a cargo a 15 personas, que viven en el establecimiento junto con sus familias.

Alberto Rey, Carlos Casares
Posee 400 hectáreas a 313 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Define al campo como una fábrica al aire libre. “El clima es tu socio. Si llueve, hace frío o calor, el trabajo debe hacerse igual. Acá no hay rutina porque todos los días hay algo nuevo por hacer”, sostiene.

“El trabajo del hombre de campo es muy sacrificado y muy exigente, no admite equivocaciones”, agrega.

Marcelo Alessi, Tandil
Posee un negocio, Alessi Islas S.A., de venta de repuestos y máquinas agícolas. En 1987 comenzó como tractorista y en 1993 se independizó en un local.

“Mis clientes son en un 70% pequeños productores ganaderos, tamberos, algunos productores de papa y principalmente chacareros. Manejamos el servicio técnico del sudeste de la provincia de Buenos Aires”, describe.

De lunes a sábado trabaja en el comercio donde recibe a sus clientes, siempre con un mate de por medio. “Charlamos principalmente sobre la realidad del campo y el clima”, explica.

Daniel Bava, San Antonio de Areco
Desde hace 25 años es socio de la Cooperativa Producción Tambera Unida Ruta 8 (PURO) y desde hace una década está a cargo de la entidad. En total, son 15 socios de la zona que se nuclean para vender la producción lechera, entre otras actividades.

“Por día se producen 140 mil litros de leche. Lo lindo de esta actividad es que es un desafío diario. Las tareas ni siquiera se detienen en Navidad ni en Año Nuevo. Además, los errores se pagan caros: si te equivocas en la alimentación del animal enseguida lo notás porque la vaca baja la producción de leche”, precisa.