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La iluminación hace

La iluminación es un recurso de diseño, una herramienta más, y no un accesorio. En general, se suele pensar la iluminación como un complemento del diseño de interior pero, en realidad, es un instrumento fundamental en un 70 ú 80% del proyecto. Esto se debe a que la iluminación de espacios reales tiene que ver con dar soluciones lumínicas a las actividades que se hacen en diversos ámbitos.

Sabemos que la luz es lo que nos permite ver el entorno, los colores, y además tener diferentes sensaciones. La luz genera en las personas algunas reacciones, de tipo psicológicas y fisiológicas. Es decir, el cuerpo, reacciona de diferente manera de acuerdo al tipo de luz que se implementa en un lugar y este es un punto a aprovechar. Mi objetivo es marcar algunas características que se dan solo en los espacios de exposición y no se producen en espacios de la vida real.

Podemos decir que en cualquier proceso de diseño de espacios habitables es necesario basarse en tres condicionantes: cliente, sitio y tema, que deben estar presentes desde el primer momento hasta el final de la tarea. Desde el más humilde de los proyectos hasta el más ambicioso, ninguno puede apartarse de estos pilares.

Como contrapartida, en los espacios de exposición la primera variable, que es el cliente, no está presente. Lo que ocurre es que no vive una persona en ese lugar, y entonces lumínicamente un diseñador logra incorporar diferentes elementos que no puede incluir en la vida real porque estaría provocando molestias o deslumbramientos, que es uno de los efectos indeseados de la iluminación, es decir, el haz de luz incidiendo en el campo visual de las personas. En cambio, en una exposición se permiten ciertas licencias.

La idea rectora, que se crea cuando un diseñador analiza las tres condicionantes y toma partido por algo para darle forma al diseño, también varía. En un espacio real y en uno de exposición, esta idea va a ser diversa porque el componente funcional es lo principal en el espacio real, mientras que la cuestión estética es lo que resalta en un espacio de exposición.

Respecto de la funcionalidad, considero que a veces es necesario poner en un proyecto una luminaria menos linda, pero que ilumine para la tarea que necesito. Si coloco una hermosa araña de cristal de Murano pero no ilumina bien, no va a funcionar. En el diseño de iluminación no hay términos medios, o funciona o no funciona. No hay posibilidad de parches o modificaciones, y por eso es importante que la iluminación se incorpore al diseño desde el primer momento. Así como uno elige los sillones, las alfombras y el color de las paredes, la iluminación tiene que estar en función de todo eso también, desde el comienzo.

De otro modo, cuando se deja para el final -en los locales comerciales es algo bastante habitual, porque una semana antes de inaugurar resuelven el tema de la luz-, empiezan los problemas.

Los objetivos de los espacios de exposición también son distintos a los de la vida real. La finalidad de los lugares de exposición es generar un impacto visual en el observador para que aumente su tiempo de permanencia en cada ambiente. Se calcula que una persona permanece un máximo de dos minutos en cada espacio. El tiempo es muy corto, entonces, hay que tratar de lograr un impacto visual, y la iluminación es la que se lleva todas las de ganar porque es la herramienta de diseño adecuada para generarlo. También es importante que se pueda recordar el ambiente y, sobre todo, el producto en el futuro. Como la luz provoca sorpresa y sensaciones físicas y psicológicas, también puede dejar una huella en la memoria.

Por otro lado, los procedimientos posibles para los espacios de exposición son destacar materiales, mobiliario, colores y texturas. En la vida real no me va a interesar acentuarlos, y simplemente prefiero la comodidad. En una exposición se resaltan para la venta y, por eso, podría iluminar con un spot directamente una almohada en una cama y no tendría inconveniente.

También, en las exposiciones, hay espacios llamativos que pueden atraer la atención pero anular el producto. Eso es lo que pasa en los ambientes que están auspiciados por proveedores de diferentes artículos. Muchas veces el espacio es tan llamativo que destrona al producto, y este no se destaca dentro del entorno. Aunque también sucede el caso contrario, en espacios intrascendentes que enfatizan el producto pero no atraen en su conjunto.

Por otra parte, en los espacios de exposición se pueden generar uno o varios puntos focales, y no ocasionan lo que sí causa esa situación en la vida real: un caos visual. Si yo tengo en un living real cinco puntos focales, es decir que decido que por ejemplo cinco objetos sean más importantes que el entorno y los destaco, no funciona. Lo mejor es elegir uno y que ese sea el objeto protagonista dentro del espacio.

La iluminación en las exposiciones, a su vez, ayuda a marcar circulaciones, que son los espacios en los que la gente transita. Así se pueden señalar caminos, direcciones, y es un recurso muy habitual y sutil por medio de puntos de luz que se generan en el piso.

Otra característica de estas exposiciones es presentar luminarias nuevas, con materiales nuevos. Los diseñadores durante todo el año crean luminarias y estos sitios son una muy buena vidriera para presentarlas. También aquí se utilizan fuentes de luz o luminarias no convencionales, que no se usarían en los lugares habituales. Por ejemplo, en un baño de exposición puedo poner un colgante de una araña de caireles de cristal de roca, porque el componente principal es la cuestión estética. En la vida real eso sería una complicación porque esa luminaria no funcionaría muy bien en ese ámbito.

En conclusión, la iluminación juega un rol protagónico a la hora del diseño, ya que en gran medida será la responsable de los objetivos buscados.