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La ilusión de la riqueza repentina y cómo manejarla

No, no me gané la lotería ayer ni nada que se le parezca. Simplemente por estos días he estado leyendo, aparte de cuanto libro de Probabilidad y Estadística me consigo en el camino, sobre como la riqueza nos afecta de forma brutal si no estamos preparados para lidiar con ella. Mucho probablemente dirán que ojalá ese fuera su principal problema, pero siga leyendo y sabrá a que me refiero.

Por estos días las empresas basadas en las redes sociales están de fiesta, caso LinkedIn, la cual lanzó su oferta pública de acciones dos semanas atrás (19 de mayo de 2011) siendo su estreno en Wall Street un verdadero bombazo, debido a la euforia excesiva que desató en muchos de los inversionistas.

Lo que ha llevado a los empleados y accionistas de la empresa a ser ricos, prácticamente de la noche a la mañana por cuenta de lo que muchos ya vaticinan como una burbuja.

La que quiero señalar es que si bien estas personas (los propietarios y empleados de la empresa), pueden que hoy tengan en las manos un puñado de acciones, que valen mucho, pero que no pueden negociar por la veda de seis meses imouesta por la SEC, realmente les cuesta mucho creerse el cuento de que se han vuelto ricos de la noche a la mañana.

Por supuesto que muchos, viéndose en posesión de tanto dinero repentino se comportan como los ganadores de la lotería: se dedican a darse cualquier lujo o antojo que siempre desearon, adquiriendo deudas sin medir las consecuencias.

Sin embargo, los mercados son inconstantes y si no se sabe manejar ese repentino flujo de dinero, usted puede terminar peor de cómo comenzó. Eso mismo que les comento se aplica a países y hasta tiene un nombre: el Mal Holandés.

En referencia a la riqueza súbita que el petróleo y gas del mar del norte trajo para los Países Bajos, lo que incrementó la entrada de divisas que causó la apreciación del Florín y que afectó la competitividad externa de las otras industrias productivas del país y por consiguiente los bienes y servicios que ese país exportaba al resto del mundo, afectando de esta manera los niveles de actividad y empleo dependientes de estas empresas.

El caso más emblemático de este tipo de mal en nuestra región lo representan Venezuela y México, cuya riqueza petrolera prácticamente ahoga el resto de las actividades productivas.

Recientemente Brasil está viviendo una fiesta por cuenta de los ingentes ingresos de divisas que están llegando a ese país, lo que crea una ilusión de riqueza, que no se traduce en mejor infraestructura o servicios y si en gasto inorgánico de todo tipo –debido a que la apreciación de la moneda abarata los productos de todo el mundo– lo que hace que esos países se comporten como los individuos que se ganan el gordo de la lotería.

Y, ¿Qué tiene que ver eso con mis finanzas personales? Se estará preguntando usted. Tiene que ver y mucho, debido al hecho de que la riqueza no reside en poseer dinero solamente, sino en tener diferentes fuentes de ingreso pasivas que nos permitan vivir con ninguna o una mínima dependencia de los vaivenes económicos.

Aprovechar esas ventanas de riqueza artificial para crear una base sólida de ingresos es la clave para manejarla de manera acertada. Ser prudente y comedido es básico para no dejarse arrastrar por este tipo de situación.

Puede que suene hasta ridículo este tipo de advertencia o recomendación, pero basta ver como terminan muchos de estos cuentos de riqueza repentina, para que uno obtenga una reflexión.