Considerando las proyecciones de la actividad económica, CLAVES estima que la producción total para el sector (automóviles, utilitarios y camiones) para el 2009 ascenderá a 420.000 unidades, lo cual implica una disminución del 29,6% con respecto al 2008.
En cuanto a la evolución del mercado interno, este es, el determinante más importante de la situación sectorial. No sólo es el principal destino de la producción sino que además, dado el sistema de compensación que rige en el MERCOSUR es el determinante de las exportaciones intrazona. En este sentido, la recuperación de la economía creciendo a tasas mayores al 8% durante cinco años consecutivos impactó fuertemente en el desarrollo de las distintas ramas industriales, entre ellas, la industria automotriz.
Perspectivas y Tendencias
La dinámica del sector automotor se encuentra sujeta a la evolución de la economía argentina y de las economías regionales. En este marco, las economías argentina, brasileña y mexicana se encuentran en un ciclo recesivo. Para el caso particular de la Argentina, la estimación del ciclo económico indica que la caída del nivel de actividad económica se consolidará durante el 2009 y parte del 2010 (se estima que durará hasta primer y quizás segundo trimestre).
En cuanto a las perspectivas a largo plazo la consolidación de Brasil como país con grado de inversión atraerá nuevas inversiones al país vecino y beneficiará a la Argentina con un aumento de las exportaciones locales. Al mismo tiempo, la apreciación del real beneficiará a las terminales locales.
Con respecto a las estrategias de las empresas para enfrentar el actual contexto, se prevé un énfasis en la diversificación hacia todos los segmentos y categorías de vehículos, para satisfacer las necesidades cada vez más fragmentadas de los consumidores. El otro punto es la diferenciación, pero no tanto por el aspecto tecnológico, sino en el servicio post venta, como una manera de fidelizar al cliente.
CLAVES estima que la rentabilidad seguirá siendo media con una leve tendencia a la baja dadas las presiones sindicales a la continúa actualización de los salarios conjuntamente con la puja para evitar despidos y mantener el nivel de empleo y a la menor flexibilidad que poseen las empresas para ajustar los precios, en especial en los productos destinados a la clase media.
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