Inicio Clickeando La Rioja presenta un interesante circuito de bodegas

La Rioja presenta un interesante circuito de bodegas

Desde que el conquistador Ramírez de Velasco llegó en 1591, muchas cosas cambiaron en La Rioja.

Junto con él, los sacerdotes dominicos y jesuitas participaron activamente de la transformación cultural de un territorio por entonces salvaje.

Pero también trajeron consigo la vid, cuyo cultivo comenzó en el Valle de Antinaco, lo que hoy es Chilecito.

Precisamente este es el centro de la vitivinicultura riojana, una actividad que hasta principios del siglo XX fue totalmente artesanal.

El torrontés marcó el comienzo de una identidad y una industria del vino riojano.

A partir de una mutación genética espontánea, surgió este varietal único, origen de un vino que signa la presencia de La Rioja en las mesas de todo el mundo.

Los valles del Famatina brindan condiciones óptimas para su cultivo, a partir de un ambiente seco, una altura de 1.100 metros sobre el nivel del mar, pocas precipitaciones, abundante luz solar y una marcada amplitud térmica.

Circunstancias favorables a las que se les sumó la mano del hombre, a través de los tendidos de riego con aguas de deshielo o por bombeo desde las napas.

La avidez por conocer los detalles llevó a la zona vitivinícola a convertirse en circuito turístico.

Una visita por las bodegas más importantes de la zona puede convertirse en un auténtico viaje iniciático para los amantes del buen beber.

En cada bodega, el visitante suele encontrarse con auténticas eminencias de la enología.