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La soja barata le abre la puerta al dólar caro y a una mayor presión tributaria

El desplome de precios de la oleaginosa y el resto de los granos, los mayores responsables del crecimiento de las exportaciones, no dan tregua a las cuentas públicas. El Gobierno recaudaría este año por retenciones al agro casi u$s3.800 M menos que lo proyectado antes del crac internacional

Algunos meses atrás, cuando la actual administración descansaba sobre un cómodo colchón de dólares y gozaba de una la holgura fiscal que parecía no tener grietas, comenzaron a fluir todo tipo de proyectos y planes: desde los más faraónicos, como el polémico tren bala Rosario-Buenos Aires, hasta los más ambiciosos, como el pago, de una vez y al contado, de la deuda al Club de París.

Sin embargo, cada riel de ese ferrocarril y cada peso destinado a los acreedores, era viable con una soja por encima de los u$s450.

Así, con una oleaginosa rondando los u$s300 la tonelada, la historia de hoy es muy lejana a esas postales y el Gobierno pasó de querer repartir dólares a defender a capa u espada la caja fiscal.

En el actual contexto de “viento de frente”, lo que más preocupación genera es que, al desaparecer el colchón verde, esto se puede traducir de manera automática en más recortes del gasto público y más impuestos.

Paralelamente, también crece la tensión por el sostenimiento del tipo de cambio, ya que con el actual choque de fuerzas entre oferta y demanda, la divisa estadounidense se ve presionada más que nunca a disparar a su verdadero valor de equilibrio.

Recaudación: del auge al temor
En esta carrera de precios, la Argentina ya siente el impacto de manera directa: antes de la crisis del campo y de que se desatara el crac, las estimaciones privadas pronosticaban una recaudación para 2008, sólo por retenciones al agro, del orden de los u$s10.200 millones.

Esto iba a implicar un alza del 135% con respecto a la recaudación del año anterior.

Sin embargo, la baja de precios y la decisión de un gran número de productores de retener aún 10 millones de toneladas –mayormente de soja- en silobolsas, provocó una fuerte merma.

Según datos oficiales, la recaudación por derechos de exportación a productos de origen vegetal y derivados, hasta noviembre, alcanzaron los u$s5.898 M. De este modo, a lo largo de todo 2008, con dificultad podría superar los u$s6.400 M. Esto implica unos u$s3.800 M menos de lo pronosticado 9 meses atrás.

“Ningún técnico en el Gobierno sospechaba semejante baja, si no, no hubiesen peleado tanto por las retenciones”, explicó Gustavo López, director de la consultora Agritrend.

A la hora de explicar este fenómeno de desplome, sostuvo que “los granos habían logrado separarse del arrastre del petróleo, pero esta última semana, con la fuerte caída que tuvo el barril, las commodities no pudieron aguantarlo”.

Soja barata y el fin del círculo virtuoso

Según un informe de Economía & Regiones, los altos precios internacionales de commodities, generan un gran volumen de entrada neta de dólares por cuenta corriente. La obligación de liquidar exportaciones en el BCRA, da lugar a que la autoridad monetaria intervenga en el mercado cambiario, emitiendo dinero para comprar el exceso de oferta de dólares, e incentivando de esta manera el consumo, la demanda agregada y el nivel de actividad.

”Así, durante los últimos años se verificó un círculo virtuoso entre precios internacionales, entrada neta de dólares, inyección de liquidez, expansión del consumo y nivel de actividad”, explicaron.

Sin embargo, con el desplome de los mercados financieros devenido en crisis internacional, la baja de las commodities tendrá un impacto local a través del canal real: “con la caída de precios, habrá una menor entrada neta de dólares, lo cual impactará negativamente en el consumo y en el dinamismo de la tasa de crecimiento de la economía”, sintetizaron desde la consultora.

Paralelamente, los menores ingresos por retenciones, ya están comprometiendo al sostenimiento del superávit fiscal. En este sentido, cabe recordar que la recaudación subió apenas 17,6% en noviembre, en su menor ritmo de expansión desde abril del 2006, justamente debido a un estancamiento en los ingresos por derechos de exportación.

Los ingresos fiscales totalizaron 21.649,5 millones de pesos (6.239 millones de dólares), por debajo de las expectativas de los analistas que en promedio esperaban una mejora del 31,7%.

En conferencia de prensa, el titular de la AFIP, Claudio Moroni, explicó que “si bien los precios de los productos agropecuarios y de las manufacturas de origen agropecuario aumentaron a nivel interanual, las cantidades exportadas mostraron una importante caída”.

“Los granos, aceites y pellets de soja presentaron caídas de las cantidades exportadas de 70 por ciento, 60 por ciento y 49 por ciento, respectivamente”, agregó.

Este es un problema adicional y complejo que enfrenta el Gobierno ante la crisis internacional: con estos precios, los mercados están operando en niveles preocupantemente bajos.

Según López, “hay cerca de 10 M de toneladas en acopios y silobolsas. El productor no quiere saber nada con salir a vender con estos valores y el industrial va a resignar márgenes, así que pocos venden, pocos muelen y pocos exportan”.

Y si bien estos son granos que sí o sí tendrán que venderse el año que viene, el experto recalcó que “se van a estar haciendo a precios mucho más bajos, así que el impacto en la recaudación va a ser mucho menor”.

Frente a esto, Jorge Vasconcelos, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, pronosticó que la recaudación global por retenciones, que este año alcanzaría los $36.000 M de pesos, el año próximo apenas alcanzaría el techo de los $23.000 M, es decir, una baja del 36%.

Tensiones en el tipo de cambio

A la hora de enumerar los efectos negativos de esta caída de precios, además de la menor tracción en la economía y los problemas fiscales, se destaca la presión que esto ejercerá en el dólar.

Según Vasconcelos, “el tipo de cambio no está en equilibrio para estos precios de las commodities. Los $3,40 por dólar no tienen relación con una soja en u$s300 la tonelada, es para una oleaginosa a u$s450”.

“Lo que va a suceder es que va a haber una corrección del tipo de cambio que en realidad ya empezó y falta para que termine”, agregó el experto.

Una de las principales preocupaciones para el Gobierno es que, mientras la demanda de dólares se reactiva, el grifo que hasta ahora garantizaba un flujo constante y creciente de divisas comenzó a cerrarse. Este cóctel genera una fuerte presión al valor de la divisa.

Según un informe de MyS Consultores, “las condiciones macroeconómicas y el contexto internacional están dados para un dólar más alto, porque la demanda del sector privado es muy elevada, los precios internacionales son menores, el mapa de monedas en el mundo presiona para un tipo de cambio más alto y no hay financiamiento externo”.

Desde la consultora Ecolatina, por ejemplo, estiman que el tipo de cambio de equilibrio hoy es de $3,50 pero que a fin del año debería cotizar a entre $3.85 y $4.

Un golpe al bolsillo
Por otra parte, en su primer año de gobierno, y por la menor holgura fiscal, Cristina se vio obligada a dar un giro radical en uno de los estandartes de la anterior administración: los servicios públicos.

Este cambio impactó de manera directa tanto en los hogares más pudientes como entre los de recursos más bajos.

De este modo, se vio obligada a dar luz verde a aumentos en las tarifas de electricidad y gas en Capital y Gran Buenos Aires, con una política de castigo a los usuarios de más alto consumo.

Con este nuevo aumento, el Gobierno podría hacer una poda de $1.400 millones anuales, poco menos del 10% de lo que destinará al sector energético a lo largo del año.

Por otra parte, las alzas en los boletos de subtes, colectivos y trenes, que también tuvieron como fin sincerar tarifas y bajar subsidios, significó un golpe a un gran universo de usuarios.

A nivel nacional, la obsesión por resguardar la caja llevó a congelar transferencias a las provincias para gastos corrientes. Esto tuvo su impacto a nivel provincial y municipal.

Así, durante el 2008 prácticamente la mitad de los municipios incrementaron la carga tributaria ejercida por la Tasa de Seguridad e Higiene, principal fuente de ingresos municipales propios.

“No se puede dejar de lado el contexto fiscal y económico en el cual se han desempeñado los municipios en los últimos tiempos”, recalcaron los expertos del IERAL, para luego agregar que la crisis económica y financiera generó una desaceleración del nivel de actividad que terminó afectando a la recaudación de los gobiernos en todos los niveles.

En este contexto, genera mucha expectativa el paquete recientemente anunciado por $71.000 M, dado su impacto en provincias y municipios.

Más presiones para bajar retenciones
En segundo lugar, aún cuando mejore el tipo de cambio, con este nivel de retenciones, según Vasconcelos, “se corre el riesgo de que se desaliente la producción”.

Por lo tanto, “el Gobierno tarde o temprano va a tener que ser más agresivo con la baja de retenciones de cara a la campaña 2009/2010, ya que la actual está muy jugada”.

De hecho, hoy en día, de los 14 principales sectores exportadores de productos agrícolas –incluyendo bienes primarios y sus derivados-, once están trabajando con un tipo de cambio real efectivo más bajo que hacia finales de la convertibilidad, “lo cual se agravó a partir de la crisis mundial, cuando el euro y el real se depreciaron fuertemente contra el dólar”, según Economía & Regiones.

Sin embargo, por el momento cualquiera de estas iniciativas parece compleja, dado que el propio jefe de Gabinete Sergio Massa descartó este lunes que “se vaya a anunciar una rebaja de cinco puntos a las retenciones por exportaciones de soja”.

En relación a las medidas concretas, desde Agritrend explicaron que para el próximo año, con la baja de 5 puntos de las retenciones al trigo y maíz, “el Gobierno resignará 100 millones de dólares, pero no dejó a nadie contento”.

“Al productor le va a mejorar entre u$s8 y u$s9 por tonelada de trigo y entre u$s6 y u$s7 para el maíz. En este último caso, la rentabilidad que va a sacar por 10.000 kilos de maíz le va a aumentar unos u$s70 dólares, no es algo que incentive la producción”, agregó López.

Con respecto a los planes Trigo y Maíz Plus, el especialista puso sus reparos y pronosticó que “va a ser un mecanismo de muy difícil aplicación”.

¿Menos intervencionismo?
Por último, Vasconcelos apuntó contra el sistema de compensaciones y registros de exportación que desarrolló la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), modelo que el presidente del organismo, Ricardo Echegaray, promocionó como la forma de “garantizar la mesa de los Argentinos”.

“Todo el esquema que se armó para precios altos de las commodities no se justifica para estos niveles. Es decir que todo el tema de regulaciones ya no tiene tantos beneficios por el lado de la inflación y tiene muchos costos por el lado de la producción. Este es un tema clave de cara a 2009”, sostuvo el economista.

“El Gobierno tiene que apoyarse en un tipo de cambio más alto y mercados menos regulados. Esto tiene la ventaja de que te mejora las expectativas y cambia la incertidumbre sobre cuál va a ser el siguiente paso de la política económica. Esto es fundamental en tiempos de crisis”, concluyó.