Mucha gente cree que las asociaciones profesionales, por ser entidades “sin fines de lucro”, no deben o no pueden generar ganancias.
El modelo de asociaciones manejadas por voluntarios altruistas, que le dedican conocimientos, esfuerzos y un tiempo “robado” a sus ocupaciones cotidianas para enaltecer la profesión, parte del concepto de “no profits”, es decir de que no es necesario producir beneficios.
Es cierto que las asociaciones no tienen accionistas ó inversores y que el objetivo no es repartir utilidades. Pero esto no implica que no necesiten reunir mínimamente los recursos para su buen funcionamiento.
Este planteo nos conduce a un debate ético, en el cual cabe preguntarse si es correcto, legítimo, que una Asociación genere ganancias. Como respuesta podemos afirmar que, en general, está mal visto. Pero desde nuestro punto de vista esta percepción es equivocada: el debate no debería ser generar o no ganancias, sino qué hacer con las ganancias que se obtengan.
Si el destino de los recursos excedentes es el bolsillo de algunos miembros de la entidad, no cabe duda que ese no es el propósito de la organización, ni de todo un trabajo en conjunto. Pero si lo recaudado se utiliza para agregar valor, brindar un mejor servicio a los asociados y contribuir a que la Asociación y la profesión crezcan, creemos que generar ingresos adicionales es correcto y legítimo. Y no solo eso: sostenemos que es lo que deberían estar haciendo todas las asociaciones.
Al igual que una empresa, ese margen de rentabilidad permitirá ofrecer a los asociados la posibilidad de actualizarse en su ejercicio profesional; solventará la creación de nuevas actividades, la organización de seminarios y congresos, y la optimización de recursos para que la propia institución siga funcionando en beneficio de todos (una mejor sede, herramientas informáticas más modernas, etc.)
De otro modo, ¿cuál sería el origen de los recursos económicos para solventar estas opciones? En general, las entidades cobran una cuota anual pero al menos el 75% de sus reservas deben mantenerse como respaldo para operar durante el año, pagando el alquiler de la sede y sus servicios básicos.
Por otro lado, las asociaciones tienen cada vez más competencia (con otras asociaciones, redes sociales, empresas de capacitación, posgrados o consultoras). Quienes creen que la Asociación es una especie de club social y que su único objetivo es facilitar la reunión de sus miembros, verán a la institución caer lentamente en el olvido.
Además, si una Asociación genera sus propios recursos podría tener otros beneficios, como lograr mayor independencia de sus sponsors, o profesionalizar su staff. Y así, la Comisión Directiva y los miembros que le asignan tiempo y esfuerzo, podrían tener gastos de representación en vez de poner a veces dinero de su propio bolsillo.
