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Las más bizarras escenas de las entrevistas laborales…

Las entrevistas laborales son, en cierta forma, un teleteatro donde los actores interpretan un papel.

El entrevistado, que seguramente ha buscado en Google los “tips altamente eficientes para pasar una entrevista laboral”, ha memorizado las respuestas que cree que espera el entrevistador. (“¿Cuál es su mayor debilidad?”, “¡Oh! ¡Soy un perfeccionista!”).

El entrevistador, por su parte, intentará formular preguntas “poco ortodoxas” para penetrar en la muralla y ver si el candidato cuenta con el perfil requerido.

Pero las entrevistas no siempre son un aburrido intercambio de convenciones. A veces, los actores se salen del libreto. En una encuesta realizada entre reclutadores de los Estados Unidos, el 70% dijo haber vivido, alguna vez, una situación que definió como “bizarra”.

A continuación, una serie de extrañas escenas que ocurrieron realmente en entrevistas laborales. La próxima vez que vayamos a una entrevista, tengámoslas en mente para recordar que SIEMPRE nos podría ir peor.

1) Un candidato entró a la entrevista escuchando su walkman. Le dijo al entrevistador: “No se preocupe. Puedo hacer la entrevista y escuchar música al mismo tiempo”.

2) En medio de la entrevista, un candidato con calvicie prominente se disculpó, salió de la habitación y regresó al poco tiempo con una peluca sobre su cabeza.

3) Un candidato desafió al entrevistador: “Le juego una pulseada”.

4) Un candidato pidió ver el CV del entrevistador. Su explicación: “Quiero ver si usted está lo suficientemente calificado para entrevistarme”.

5) Un candidato entró a la habitación y dijo: “Disculpe, pero no almorcé”. Acto seguido, sacó una hamburguesa con papas fritas y empezó a comer sobre el escritorio.

6) Un hombre se presentó en ropa de gimnasia a una entrevista para un puesto de Director Financiero.

7) Un candidato dijo al entrevistador: “Si me contratan, demostraré mi lealtad tatuándome el logo de la empresa en el brazo”.

8) En medio de la entrevista, un candidato llamó a su psicoanalista: “Disculpe, doctor”, le dijo, “Estoy teniendo algunos problemas con las preguntas y necesito su ayuda”.

9) “¿Cuál es su hobby?”, preguntó el entrevistador. El candidato se puso a bailar en la oficina.

10) Un candidato tomó una fotografía de su entrevistador con una cámara Polaroid: “Es que colecciono fotos de todas las personas que me entrevistan”, explicó.

11) Un candidato pidió al entrevistador que se pusiera el saco: “Así me aseguro de que la oferta que usted me hace es formal”.

12) Un candidato se presentó a la entrevista con un solo zapato: “Lo siento. Me robaron el otro en el autobús”.

13) En medio de la entrevista, un candidato se sacó los zapatos y las medias. Luego, se echó un polvo en los pies. “Disculpe”, explicó al entrevistador que lo miraba azorado, “Tengo que usar este polvo cuatro veces por día. Y ésta es la hora”.

14) Un candidato vomitó sobre el escritorio. Luego, dijo: “¿Podría contarme un poco más sobre las responsabilidades del puesto?”, y siguió hablando como si nada hubiese ocurrido.

15) Un candidato preguntó al entrevistador: “¿Quiere un poco de cocaína antes de empezar?”

16) Un candidato preguntó “Y… dígame… ¿Cuál es la política de la compañía con la gente que falta a trabajar los lunes?”

17) Un candidato preguntó: “Cuando ustedes hacen las averiguaciones sobre los antecedentes del candidato, ¿salen a la luz los arrestos por estado de ebriedad en la vía pública?”

18) Un postulante preguntó al entrevistador: “¿Y a usted cuánto le pagan por hacer estas entrevistas?”

19) El entrevistador preguntó al candidato cuáles eran sus debilidades. La respuesta: “Me cuesta mucho levantarme a la mañana. Con mucha frecuencia me quedo dormido”.

20) “Muy bien”, dijo el entrevistador, “¿Cuándo puede empezar a trabajar?”. El candidato respondió: “Tengo que consultar con mi mamá”.

21) “Cuénteme de una situación en que haya cometido un error y cómo lo resolvió”, dijo el entrevistador. “Me robé unos equipos en mi antiguo trabajo y tuve que pagar para reponerlos”.

22) El candidato llegó a la entrevista y preguntó muy cortésmente: “¿Podría darme una taza de café? Todavía me dura la borrachera de anoche”.

Créase o no, todas estas escenas ocurrieron realmente (o, al menos, los reclutadores dijeron que ocurrieron).

Pero los entrevistadores no se quedan atrás. En ocasiones, sus extrañas preguntas contribuyen a poner más nerviosos a los candidatos. Y, desde su posición de poder, algunos también aprovechan para practicar un poco de sadismo corporativo contra una persona que necesita un empleo.