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Los depósitos a plazo fijo crecen más en dólares que en pesos

Para las variables financieras hubo un antes y un después de las turbulencias externas. Una fracción importante de los depósitos se dolarizó, pero los créditos en pesos siguieron a toda marcha.

Así, como consecuencia de las turbulencias financieras desatadas, a mediados de julio de este año, más la incertidumbre vinculada con el proceso electoral local, se manifestaron en un desplazamiento de los depósitos a plazo en pesos a los denominados en dólares.

De hecho, mientras que las colocaciones a plazo en pesos crecieron 21% durante este año, las colocaciones en dólares lo hicieron en 33%.

Comportamiento del mercado
Si se considera exclusivamente el período que va desde el inicio de la crisis hasta la actualidad, los depósitos denominados en pesos sólo aumentaron 7,4%, en tanto que los impuestos en dólares lo hicieron 21,8 por ciento.

La diferencia sólo puede tomarse como una tendencia, ya que los volúmenes no permiten hacer mayores comparaciones. En efecto, mientras que el saldo de los depósitos en pesos suma más de $80.000 millones, los dólares apenas superan los $4.170 millones.

En cuanto a su estructura, los depósitos en pesos a menos de 59 días concentran el 55% de las colocaciones, frente a un 49% de los dólares. En un plazo más extenso, hasta los 180 días, el cortoplacismo de los primeros es superior, ya el 89% de los mismos es a menos de ese plazo, contra el 84% de los dólares.

En cuanto a los montos superiores al millón de pesos en moneda nacional, estos representan el 49% del total frente a sólo 19% en dólares, lo cual indica que de alguna manera fueron los pequeños ahorristas los que se volcaron a este mercado.

Si bien, en los últimos días, con más exactitud desde el lunes 29 de octubre -día siguiente a las elecciones- se observa un marcado freno en las imposiciones en pesos, en el segmento en dólares continuó la acumulación de fondos, pues creció un 3,6%.

Este aumento presenta una particularidad para estos tiempos signados por el cortoplacismo, ya que los realizados entre los 60 y 180 días crecieron a tasas superiores al 7%, en tanto que los de menor plazo sólo subieron un 1,6%.

Entre los depósitos en pesos, los de menor plazo son los que más crecen, con el 17,6% de aumento, en tanto que los de hasta 90 días cayeron un 34%.

Las tasas como clave
Esta marcada volatilidad en el segmento de los pesos tuvo su correlato en el comportamiento de las tasas de interés pasivas que se dispararon con las turbulencias y luego se “acomodaron” pero en niveles superiores a los pre-crisis, según consigna un informe elaborado por el IEERAL.

Así, la tasa pagada por depósitos a plazo fijo en pesos, creció casi tres puntos porcentuales desde el mes de julio y se ubica en 10,1% en diciembre.

Por su parte, la tasa BADLAR privada (tasa que pagan los bancos privados por los depósitos a plazo superiores al millón de pesos) supera por más de cinco puntos porcentuales los niveles previos la crisis (en torno al 8%) y hoy se posiciona en 13,6%.

Si se toma el total de los depósitos en pesos, se verifica que durante este año se incrementaron hasta un pico de 25,4% interanual en julio para luego desacelerarse hasta el 21% el mes pasado.

Por su parte, los créditos al sector privado en pesos crecieron con firmeza durante todo el año en torno a 38% interanual. Pero el tema es que para mantener esta expansión crediticia, los depósitos deberían crecer a mayor ritmo del que lo hacen.

El mismo informe explica que si se toma el total de préstamos al sector privado se observa que, a pesar del buen ritmo de expansión (en torno a 40%), existe una divergencia cada vez más marcada entre los préstamos destinados a financiar las empresas y los destinados a financiar el consumo de las familias.

A partir de 2006, el ritmo de expansión de los préstamos destinados a las familias comenzaron a crecer por encima del promedio hasta alcanzar 56% interanual en noviembre. A su vez el financiamiento a empresas se desacelera cada vez más y en noviembre se expande a 29,4% interanual.

En definitiva, tras las turbulencias internacionales y cierta incertidumbre local, las tasas de interés activas se vieron presionadas a la suba. Por ejemplo, la tasa PRIME (por préstamos a empresas de primera línea) que durante el primer semestre del año promedió 8,9% termina en el mes de diciembre en 16 por cientio.