Inicio Empresas y Negocios Lujo y sofisticación: el resurgimiento del estilo clásico en el dormitorio

Lujo y sofisticación: el resurgimiento del estilo clásico en el dormitorio

En las casa actuales, el dormitorio principal no es sólo un ambiente más: es todo un sector que incluye e integra otros espacios, conformando un verdadero “mundo privado” que suma cada vez más funciones. El estilo clásico resurge como tendencia.

La decoración de un dormitorio es sumamente importante para el bienestar humano. Esta habitación es el espacio físico de la casa donde uno se relaja, descansa y renueva energías.

Amueblar un espacio va más allá de decidir cuáles son los muebles más adecuados para ocupar una habitación o un hueco determinado de la casa. Hay muchos factores a tener en cuenta antes de decidirse por la compra de cada mueble que formará parte de la decoración.

Lo principal para decorar un dormitorio es la comodidad. Si no se tiene en cuenta este punto todo lo que se realice en la habitación carecerá de sentido alguno. La comodidad no es únicamente disponer de buena forma los muebles y tener un buen sommier, en ella también cumple un papel fundamental la iluminación, el aislamiento de ventanas, la calefacción, etcétera.

Todos los muebles y equipamientos que se deciden ubicar en el dormitorio deben adaptarse al estilo de vida de cada persona, ésta es una máxima fundamental en la decoración de dormitorios.

El estilo clásico perdura en el tiempo y no se ve amenazado por los nuevos diseños. Solemnidad, sobriedad y un toque de impacto son componentes indispensables.

Tiene como característica sobresaliente el uso de muebles antiguos, tradicionales e imponentes. Con la madera como principal material, la idea es conseguir una decoración simétrica en el que prevalezca la distinción y la elegancia.

Los muebles y objetos pueden ser fieles a un solo estilo o una combinación de ellos (eclecticismo).

Algunos de los estilos más conocidos son:

– Entre los franceses: Luis XV con piezas de líneas dominantemente curvas; Luis XVI, con respaldos ovalados y pata recta estriada con terminación superior con cubo con roseta tallada; el ornamentado y ostentoso Imperio.

– Los ingleses: Reina Ana, estilo al cual pertenece la pata de silla “cabriole” en forma de “S” alargada con terminación en garras y bolas, pezuñas o patas de león; Chippendale; Adam, con molduras ligeras y graciosas; Sheraton, que vuelve a emplear las formas cuadradas y rectangulares para los respaldos de las sillas y sofás; Regencia o Imperio Inglés.

– También existen opciones más depuradas como el Biedermeier (descendiente del Imperio) o el Art Decó.

Las maderas más utilizadas son cerezo, roble, caoba, nogal, con detalles en raíces o plumas, marquetería, bronces, etc según el estilo.

Los tapizados pueden ser en panas, terciopelos, sedas, jackards, pero en este tema así como en el de la iluminación, se pueden tomar libertades y licencias que resultarán de beneficio para lograr personalizar y contemporizar nuestro espacio.

Obras de Arte clásicas y objetos de anticuario potenciarán el efecto buscado.

La disposición, armado o juego que se produce entre los distintos elementos deberá transmitir equilibrio y armonía. En sus épocas originales las composiciones obedecían a otros usos y costumbres, pero la sensación de calidez, leve suntuosidad, y armonía remitirán al concepto de espacio clásico, arraigado en el imaginario, como valores estéticos que han trascendido su propia época. Si el espacio no es lo suficientemente grande y se quiere generar una sensación de amplitud, la disposición que se realice de los espejos, muebles multifuncionales e iluminación debe ser sumamente estudiada para que el dormitorio no quede desbordado.

El lujo y la sofisticación destacan estas suites, que lucen arañas y lámparas con caireles; y arte decorando las paredes, sea clásico –
óleos realistas-o creando contrastes con obras bien contemporáneas.

Marcos de fotos, candelabros, alfombras completan un dormitorio clásico para lograr un ambiente cálido y acogedor, por demás bello y sofisticado.