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Madres solteras, pero no solas

Son numerosas las mujeres que enfrentan el embarazo y el nacimiento de sus hijos solas, sin la compañía de un hombre para compartir la emoción de la llegada del bebé, los temores y angustias que suelen acompañar esta experiencia y todo lo que implica el cuidado del mismo. La tarea puede ser agotadora, pero también de una gran satisfacción frente al logro de la misma.

Las causas que explican que una mujer enfrente esta situación son variadas: desde la elección de hacerlo de esta manera, hasta circunstancias de la vida -viudez, separación, abandono.

En primer lugar podemos decir que quienes “eligieron” vivir esta experiencia solas estarían más preparadas tanto emocionalmente, como en lo económico y en la organización que esto requiere; pero quienes se encuentran casi repentinamente en el deber de ocuparse de todo ello, la tarea puede resultar agobiante, triste, fuera de lo esperado.

El puerperio (pos-parto) de la mayoría de las mujeres, suele ser un período de sensaciones ambiguas, felicidad y angustia aparecen en una combinación por lo menos rara. Hay toda una explicación hormonal acerca de la llamada angustia de pos-parto, pero también sabemos de la incidencia emocional en este tiempo posterior al nacimiento del bebé: un nuevo rol del cual hacerse responsable, los ideales que se juegan entorno al ser madre y ser mujer, los temores en relación a la articulación posible entre ambos, la añoranza por la vida anterior a la llegada del bebé…

En el caso de las mamás que están solas en este período, además de todo lo que incluye el puerperio, debemos sumar el duelo por la pareja que no fue, por el fallecimiento o el abandono; cualquiera de estas situaciones podemos enmarcarla en el duelo por la caída de algún ideal, ya sea ideal de pareja, ideal de familia, etc.

Además del puerperio hay otros sentimiento que la madre soltera comparte con otras madres: el temor de “Seré una buena madre?”, “Estaré haciendo las cosas bien?”

Al respecto diremos que es ésta una pregunta común a todas las madres y es la preocupación por cómo ejercer este nuevo rol, por el cuidado y el desarrollo del bebé. Es además, una pregunta que se inaugura en el embarazo, y nos acompaña a lo largo del desarrollo de nuestro hijo, ya que siempre estamos tomando decisiones respecto del mismo y siempre de la mano de dudas y temores. Es imprescindible al momento que esta pregunta aparece, tomarnos un tiempo para mirar a nuestro hijo, y en su mirada seguramente hallemos la respuesta.

– Cuáles son los problemas más frecuentes?

Sobreexigencia y soledad: La madre soltera asume las funciones que en el marco de una pareja estarían distribuidas no dedicándole tiempo ni espacio a las relaciones, llegando en muchos casos a vivir en soledad.

Dependencia económica y afectiva: Frente a las responsabilidades que implica asumir la maternidad a solas y los problemas de empleo a los que las madres solteras se enfrentan, muchas familias de origen se proponen en colaborar ofreciendo un espacio en sus hogares. El riesgo de ello es la pérdida de la autonomía, que los abuelos asuman roles protagónicos en el desarrollo de los niños, no permitiendo a la madre tomar las decisiones que la crianza implica.

Trabajo y cansancio: Es frecuente que las madres solteras preocupadas en mantener su estado de independencia, decidan retomar su trabajo rápidamente luego del nacimiento de su bebé. Es importante tener presente que para el bebé lo más positivo es que la madre esté contenta y satisfecha con lo que haga y así el tiempo que le dediquen sea rico en calidad.

– Cuáles son los riesgos en la educación de los hijos?

Acompañar a los hijos en su crecimiento y desarrollo es siempre un desafío, más aún si se trata de una madre que enfrenta la tarea sola.
Es por ello que es importante tener presente cuáles son los riegos, los errores más frecuentes en tal situación:

Sobreprotección: Es frecuente que las madres vuelquen toda su energía y atención a la crianza de sus hijos, generando situaciones de sobreprotección, alimentando la relación simbiótica que no facilita la independencia del niño, generando en él estados de dependencia, retraimiento, inseguridad, temor. Por ello, es necesario buscar un equilibrio en la relación con el bebé, no intentando que él cubra vacíos que corresponden a otro orden.

Ser madre y padre: Esta frase se escucha en el entorno de las madres solteras y sería bueno barrer con ella: ser madre responsable, atenta y afectuosa es suficiente. La idea de cumplir con ambos roles puede tronarse en una exigencia pesada e imposible, puesto que son roles muy diferentes entre sí, antagónicos muchas veces y por lo tanto imposible de convivir en una misma persona. Seguramente el niño buscará según su necesidad quién ejerza el rol vacante.

Algunas sugerencias:

Aceptar la situación: lo que en un primer momento puede parecer terrible, en la cotidianeidad de la situación y en la hermosa relación que puedas lograr con tu hijo, verás que “se puede” y disfrutarás de tu condición de madre.

Detectar personas que te apoyan: rodearte de ellas, permitiendo su acercamiento. Esto es importante, ya que estarás en contacto con otros adultos y hará que te sientas menos sola al resolver y decidir distintas cuestiones.

Asimismo beneficiará la socialización de tu hijo, enriqueciendo sus posibilidades de relacionarse con otros, enfrentando la situación de compartirte y compartir su espacio, sus objetos.

Elegir quiénes te acompañen en los momentos más importantes:

Recuerda que estar sin pareja, no implica estar sola. Seguramente a tu alrededor hay familiares y amigos con quienes te gustaría estar en algunos momentos especiales: ecografías, momento del parto, llegada a casa luego del nacimiento y acontecimientos propios del crecimiento de tu hijo. Elige cuidadosamente a aquellas personas que puedan compartirlos, acercándote una visión esperanzadora y viva de la situación.

Aceptar ayuda: Se trata de pedir y recibir ayuda tanto emocional como económicamente. No se trata de “poder todo sola”, sino de poder enfrentar cada día haciendo uso de todos los recursos que estén a tu alcance: la colaboración de amigos, familiares, puede aliviar la enorme tarea. La ayuda profesional es otra herramienta que puede facilitar tu estabilidad emocional despejando angustias, culpas y temores, orientándote hacia el bienestar y la salud tuya y de tu hijo.

Recibir información: Es importante que estés informada y reclames tus derechos tanto en relación con las obligaciones del papá de tu hijo, como de tu situación frente a la sociedad. El Estado suele promover diferentes planes de ayuda para madres que están solas y podrías solicitarlos.

Lograr independencia de espacio y dinero: de esta manera podrás tomar tus propias decisiones y construir un hogar creado especialmente para tu hijo y vos. Recuerda que las cosas materiales son necesarias para el desarrollo de tu hijo, pero algunas de ellas no son imprescindibles como sí lo es todo el amor que puedas brindarle.

Contactar a otras mujeres que hayan vivido esta experiencia: Hay instituciones gratuitas y privadas que organizan estas reuniones para compartir experiencias, aceptar sugerencias, sentirse contenidas, entendidas y respetadas.