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Manipular las AFJP induce mayor fuga de ahorros

El gobierno dispuso obligar a las AFJP a repatriar parte de las inversiones realizadas en el extranjero. Como tradicionalmente ocurrió cada vez que el Estado manipuló los fondos previsionales, los perjudicados directos serán los trabajadores que están ahorrando para su futura jubilación. Tampoco ayudará a aumentar la inversión ya que la mayor disponibilidad de recursos inducida por la repatriación forzada muy probablemente sea compensada por el incremento en la fuga de ahorros al exterior que generan estos actos de discrecionalidad.

El sistema previsional argentino no fue creado originalmente bajo los criterios de reparto sino bajo la lógica de la capitalización colectiva. La idea original fue que los trabajadores activos aportaran a un fondo común cuya acumulación y rentabilidad garantizaría la disponibilidad de los recursos en el momento en que se jubilaran. Rápidamente los gobiernos se sintieron tentados a asignar a una finalidad especial esos fondos. Bajo el argumento de financiar inversiones estratégicas se obligó a que las cajas previsionales compraran títulos públicos para que el Estado impulsara, por ejemplo, planes de vivienda u obras de infraestructura. Como los títulos no estuvieron protegidos contra la inflación, el resultado fue una fuerte “licuación”. Se trata de uno de los factores –no el único– que promovió la degradación del sistema previsional y dio pie a la reforma de los ‘90.

La creación del actual régimen mixto, donde se combinan reparto con capitalización, tuvo como objetivo contrarrestar esta tentación. Se pensó que, en la medida que los aportes son individualizados a nombre del trabajador y administrados de manera fiduciaria por una AFJP, los ahorros estarían protegidos de la discrecionalidad. ¿Se está cumpliendo este objetivo? Tomando datos oficiales para el período diciembre 2000 hasta la actualidad se pueden encontrar algunas evidencias sobre el tema:

• La inflación medida por el IPC del Gran Buenos Aires hasta diciembre del 2006 y a partir de allí por el IPC del interior da un incremento aproximado de 108%.

• En el régimen público de reparto, el haber medio se incrementó en un 115%, con una gran diferencia entre haberes; el haber mínimo se incrementó en 256% mientras que los haberes superiores a $1.000 se incrementaron en apenas 41%.

• En el régimen de capitalización, la rentabilidad acumulada fue de 221%.

La datos sugieren que, en general, el esquema de capitalización individual ha defendido mejor el ahorro previsional. Por un lado, se observa que la discrecionalidad ha sido la regla en el régimen de reparto. Por decisión política, el haber mínimo se incrementó en 256% mientras que los haberes superiores a $1.000 lo hicieron en apenas 41%, es decir, perdieron un 32% de su poder adquisitivo. En cambio, los ahorros previsionales en el régimen de capitalización tuvieron una evolución superior a la inflación y benefició a todos los aportantes. De todas formas, el régimen de capitalización no ha estado inmune a la discrecionalidad. A modo de ejemplo, los ahorros sufrieron la quita del default y parte de la rentabilidad contabilizada no es genuina porque surge de computar títulos públicos a su valor técnico, no de mercado. Esto demuestra que, más allá de las previsiones, las tentaciones por manipular los fondos previsionales siguen al acecho.

Un nuevo capítulo se está dando ahora con las regulaciones sobre inversiones en el extranjero. Permitir que parte de los fondos sean invertidos fuera del país ayuda a mejorar la rentabilidad y, fundamentalmente, a disminuir los riesgos al diversificar activos, monedas y localización geográfica. Abandonar un manejo regulatorio prudente y equilibrado para imponer la repatriación de esos fondos puede, en el muy corto plazo, generar recursos para apoyar la inversión nacional. Sin embargo, además de perjudicar a los futuros jubilados, también genera las condiciones para que se refuerce y legitime la idea de que la fuga de capitales al exterior es la única alternativa que disponen los ahorristas argentinos para protegerse de la discrecionalidad política.

La idea de forzar la repatriación de fondos tiene muchas analogías con las que hace algunas décadas llevó a usar recursos de las antiguas cajas previsionales para comprar títulos públicos. Este tipo de manipulaciones corre el riesgo de terminar siendo una estafa contra el sistema previsional sin contribuir a la inversión. El beneficio de la repatriación forzada de ahorros previsionales es menor en comparación con lo que se puede perder si esta decisión intensifica la fuga de otros ahorros al exterior.

Es necesario aumentar el ahorro interno para dar sostenibilidad al actual proceso de crecimiento. Pero esto no se logra con normas que obliguen a invertir internamente sino con reglas que induzcan y promuevan a que los argentinos se decidan a “apostar” por el país.