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Marcas de superlujo, de moda entre inversores

Hasta hace unos años lo más cerca que los ejecutivos de firmas de capital privado llegaban de las marcas de lujo era al decidir si vestían un traje de Armani o uno de Ermenegildo Zegna, o usaban un reloj Rolex o un TAG Heuer. Pero ahora, los directores de firmas dedicadas a la compra y venta de compañías han desarrollado el gusto de ser propietarios de las empresas que fabrican esos productos.
El ejemplo más reciente es la adquisición este mes por parte de Permira de casi 30% de Valentino, el grupo de modas italiano. Permira, la firma de capital privado más grande de Europa, presentará una oferta por todas las acciones en circulación del fabricante italiano, valuándolas en 2 mil 600 millones de euros (3 mil 500 millones de dólares).
Otras operaciones en este campo son las del negocio de construcción de yates de Ferretti, cuyas marcas incluyen Pershing y Riva; la productora de champaña Taittinger y Selective Beauty, el proveedor francés de cosméticos y productos de belleza de lujo.
Algunos líderes de la industria del lujo ya están manifestando su preocupación por el arribo de las firmas de capital privado. Johann Rupert, presidente de Richemont, el grupo de bienes suntuarios suizo, advirtió que “algo que me preocupa inmensamente es ver a las firmas de capital privado ingresar en áreas de las que creo que sé algo, y pagando precios que gente que ha estado en el sector por décadas, si no es que más, no puede justificar”.
Una historia que sirve como advertencia es la de Bally, el fabricante de zapatos suizo adquirido por la estadounidense TPG en 1999, en la cima de la burbuja del mercado de valores. Tardaron cinco años en reestructurar a la empresa, que ahora está nuevamente a la venta poco después de haber logrado ganancias por primera vez.
“Siempre ha habido gente que hace dinero en el sector suntuario, pero siempre ha sido cuestión de oportunidad también”, señaló Kamal Tabet, titular de la división de patrocinio financiero de Citigroup.
Entre tanto, los banqueros señalan que el sector de bienes de lujo de Italia está maduro para un proceso de consolidación impulsado por las firmas de capital privado.
Prada, Versace, Salvatore Ferragamo y Damiani, el joyero, se encuentran entre los grupos que analizan sus opciones estratégicas, y las firmas de compra-venta de empresas podrían aprovechar la oportunidad de adquirir marcas tan conocidas.
No obstante, Tabet indicó que las firmas de capital privado podrían enfrentar una fuerte competencia de gigantes de la industria rivales, como Richemont, de Suiza, y los dos grandes grupos franceses, PPR, propietario de Gucci, y LVMH, la compañía de bienes de lujo más grande del mundo.
Los grandes conglomerados de productos suntuarios disfrutan de la ventaja de la escala. Pueden negociar mejores acuerdos con los proveedores que las firmas de capital privado, y su infraestructura global les otorga una mejor posición para expandir las marcas en nuevos productos.