Más opciones en tratamientos dermatológicos y de belleza, más información y más conciencia acerca de la posibilidad de prevención son las razones por las que llegan pacientes cada vez más jóvenes a clínicas y consultorios que se ocupan de soluciones estéticas.
La Dra. especialista en dermatología Laura Szafirstein sostiene que: “el comienzo de tratamientos estéticos se ha adelantado al menos una década. La edad promedio de la primera consulta es cada vez menor, alrededor de los 30 años” afirma la Dra. Szafirstein.
Prevenir las arrugas antes de que aparezcan. “Esa es la tendencia mundial. Buscar un rejuvenecimiento completo de la cara, eligiendo procedimientos no invasivos que suavicen y prevengan las arrugas, manteniendo los rasgos naturales y propios de cada persona” concluye la Dra. Szafirstein.
Los cirujanos plásticos siguen atentos esta tendencia mundial que apunta a prevenir las arrugas con métodos no invasivos, rápidos, efectivos, y sobre todo, seguros: de allí que la aplicación de toxina botulínica tipo A (cuya marca líder y con más trayectoria es BOTOX®) y el relleno con ácido hialurónico (como SURGIDERM®, de los creadores de BOTOX®) fueron las vedettes de los tratamientos estéticos no-quirúrgicos en Estados Unidos representando un 60% del total de los mismos (según las estadísticas de ASAPS, American Society of Aesthetics Plastic Surgery)
Cada vez más mujeres recurren a BOTOX® buscando la prevención de las arrugas.
Nacieron gemelas con rasgos idénticos. Sin embargo, 38 años después, sus facciones revelan diferencias estéticas notables: una presenta arrugas evidentes y una expresión inequívoca de cansancio, la otra luce pocas arrugas, la piel luminosa, la expresión fresca y relajada. ¿Qué hubo de diferente entre una y otra? El uso de BOTOX® que registró importantes resultados como método de prevención de arrugas.
Estas gemelas participaron de un estudio comparativo. ¿Qué se buscaba? Observar los beneficios de BOTOX® en la prevención de los signos del paso del tiempo. Durante el estudio, una de ellas (imagen A), nunca recibió aplicaciones de BOTOX®. La otra gemela, en cambio (imagen B) recibió un tratamiento con BOTOX® durante un período de 13 años, con un promedio de dos a tres aplicaciones anuales en las zonas de la frente, entrecejo y patas de gallo.
Al momento de la foto ninguna de las dos se encontraba bajo los efectos de BOTOX.
¿Idénticas?
Como resultado del tratamiento, en la gemela de la fotografía A, las patas de gallo se aprecian más marcadas, su expresión más cansada y las líneas de su rostro más pronunciadas que en la otra gemela.
La fotografía B muestra a la gemela que recibió regularmente el tratamiento con BOTOX®, sin líneas de expresión en la frente y entrecejo y su piel luce más joven, tersa y luminosa.
En el tercio inferior del rostro ninguna de las dos gemelas fue tratada con BOTOX®, razón por la cual no se presentan grandes diferencias en los surcos nasogenianos de una y otra.
El caso de las gemelas permite sostener que el tratamiento a largo plazo con BOTOX® previene el avance de las arrugas y líneas de expresión
Desde 2000, la aplicación de BOTOX® lidera los rankings como el procedimiento estético no-quirúrgico más solicitado en los consultorios médicos, avalado por su eficacia, seguridad, y la confianza adquirida por los pacientes en el tratamiento y por su efectividad para prevenir las arrugas del rostro. “Las únicas precauciones que hay que tener son elegir a un médico capacitado en la técnica y pedirle que muestre el producto que está aplicando para asegurarse de que sea BOTOX® y no otras toxinas que muchas veces circulan sin aprobación de los organismos regulatorios” afirma la Dra. Laura Szafirstein.
