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¿Para cuándo el “Día de la madre… que trabaja”?

¿Usted es una madre que trabaja? Todos los años para esta época, solo por el hecho de tener hijos la mamá vuelve a ser protagonista exclusiva del hogar, las tandas comerciales y las vidrieras de los negocios. Hay un día en que todos la colman de saludos y regalos. Pero los otros 364, esta “mujer maravilla” que tiene hijos y trabaja, vive repartiendo su tiempo entre la familia y el empleo, tratando de cubrir ambos mundos.

Si bien es cierto que se ha avanzado mucho, este “juego de roles” sigue siendo complicado… y se torna especialmente difícil cuando, además se trata de una emprendedora, ya que en general su proyecto laboral le demanda tanta atención como “otro hijo”. ¿Cómo se arreglan estas mamás s. XXI para organizar ambos mundos?

“Las abuelas y el papá son fundamentales, sin ellos no podría hacerlo”, reconoce Natalia Gitelman, socia de DatosClaros (www.datosclaros.com), una consultora que se dedica al diseño y desarrollo de estudios de mercado y opinión pública utilizando herramientas digitales. Natalia tiene dos hijas de 11 y 6 años, y trabaja unas 8 o 9 horas por día. Como además su empresa acaba de abrir una filial en Colombia, realiza muchos viajes al exterior. ¡Suficiente para tener que organizar cada minuto del día!

Pero la parte mas difícil sucede si hay una crisis de trabajo mientras está en casa, o un conflicto hogareño cuando está en el trabajo. “Por mi posición de dirección muchas veces se cuela trabajo en casa. Trato de manejarlo, pero depende de cada día”, reconoce. Para eso tiene una estructura ya armada: una persona en la casa, su marido, abuelas… “Entre todos nos ayudamos para que las nenas estén acompañadas y cuidadas”, dice. Y asegura que para su familia, el equilibrio de roles no es tan difícil. “Es normal que nos apoyemos en nuestros proyectos personales y familiares, somos muy solidarios”, señala. Por otro lado, a sus hijas les gusta mucho ir a su oficina. “Así pueden entender mejor dónde paso mucho tiempo, conocer la gente con la que trabajo… Es una buena manera de que se sientan parte”, dice.

Este recurso también es utilizado por Selene Lozano (www.selenelozano.com.ar), diseñadora y realizadora de joyas artesanales que tiene dos hijos. “A veces, mi hija menor me reclama porque tengo que trabajar, en vez de estar con ella. Y para poder continuar, lo que hago es incorporarla a mi trabajo dándole algo para hacer de lo que yo estoy haciendo”, cuenta. Y si bien a veces hay crisis en un lado cuando está en el otro, trata de evaluar qué es lo importante y qué es lo urgente, para tratar de cumplir ambas cosas. “Pero por sobre todas las cosas, no olvido que mi prioridad es mi familia”, señala. Selene afirma que el esfuerzo realmente vale la pena, “sobre todo al ver las caras de los clientes al recibir su pedido, y porque mi trabajo me alimenta a mi como persona y me apasiona realizarlo, lo que me hace ser mejor mamá y mujer”.

Para transmitir esos valores a su hija, le explica que “el trabajo no solo nos proporciona dinero para hacer aquellas cosas que le gusta hacer, sino que a mi me gusta hacerlo”.

La Lic. Marisa Russomando, especialista en crianza y directora de Espacio La Cigüeña (www.marisarussomando.com.ar ), dice que en los últimos tiempos uno de los roles que más fue variando su forma es el de la madre. “Por épocas enteras la mujer se “realizaba” siendo madre. Ese era casi su único destino. Y hace tiempo que ya no es así, pero en el consultorio continúan manifestándose tironeadas entre los distintos intereses que conviven: ser madres, objetivos domésticos, de formación, carreras laborales y tantos otros, que entran en conflicto”, señala.

Y es que el rol cambió, pero en el imaginario permanece vivo el destino maternal para todas las mujeres y a partir de allí lo doméstico como única función. Nuevo rol e imaginario conviven generando conflictos, contradicciones y ambigüedades que complican el día a día.

Para Veronica Lucarelli, arquitecta, socia de la empresa de deco Linea D Interiorismo (www.linead-interiorismo.com) y mamá, “no sirve quedarse en casa todo el día y sentirse un fracaso en lo personal. Lo mejor que podemos transmitirle a nuestros hijos es ser felices con lo que somos y hacemos en la vida”.

Verónica opina que los chicos aprenden de lo que hacemos y de lo que somos. “Y ser madres emprendedoras es un excelente ejemplo: animarse, cometer errores, poder encontrar soluciones, son ejemplos valorables. Y para nuestros hijos, aprender de nuestro trabajo también es un orgullo”, insiste. Lucarelli piensa que no tiene demasiado sentido pensar si sería más o menos difícil hacer varias cosas al mismo tiempo. “Somos protagonistas de una época de cambios de roles, creo que lo que importa es tratar de hacerlo con alegría. Eso sí: pedir ayuda y delegar lo “secundario” (que para cada quien es otra cosa), es fundamental para no agobiarse”. Además, dice que a los chicos les encanta ver a su mamá trabajando. “Dibujan las casas de sus amigos y a veces los escucho usando términos técnicos. O juegan al carpintero y el arquitecto, en vez de a la mama y la modista!”, se ríe.

Quien organizó una verdadera “arquitectura” entre sus roles es Diana Schneider, Ejecutiva de Compras de Cetrogar SA, (www.cetrogar.com.ar), la cadena de venta de electrodomésticos líder en el NOA, con 57 sucursales.

Con un hijo de 4 años y un horario complicado de trabajo (de 8 a 12:30 y 16 a 20:30), la organización se vuelve indispensable. “Va al jardín maternal desde los 2 meses, pero de lunes a viernes por la mañana. Su papá trabaja hasta el mediodía así que lo cuida por la tarde, y los sábados a la mañana tengo una niñera”, resume. Pero como además Schneider debe viajar por trabajo (y a veces al mismo tiempo que su esposo), necesitan otro as bajo la manga: la abuela.
Así y todo, siempre surge alguna complicación porque la vida nunca es sencilla. “Tuve que participar en un acto del Jardín, estando en fecha pico de trabajo: lo resolví trabajando más horas los días anteriores. Y a la inversa, alguna vez tuve muchísimo trabajo en días previos a su cumpleaños. La solución que encontré fue hacer los preparativos por la madrugada y con ayuda de los tíos”, recuerda. Para Diana las corridas también valen la pena, por el logro de tener un hijo, continuar con su desarrollo personal, y sumar otro ingreso económico a la familia.

El caso de Yanina Plumari es especial. Plumari (www.plumari.com.ar), es una Pyme familiar que fábrica y distribuye cosmética capilar, y Yanina es la Presidente.

Trabaja de 10 a 19 y tiene un hijo de 3 años, que va al jardín maternal desde la mañana hasta las 15.00. Yanina lo deja en el jardín y lo retiran las abuelas, que se alternan una cada día. “Mi función es muy importante en la empresa, hay stress, presiones… pero trato de frenar a mitad de año e irme de vacaciones con mi esposo y mi hijo, para desconectarme”, cuenta. Este es un caso en el que separar las áreas resulta más complicado, porque si la familia se reúne los fines de semana es medio inevitable terminar hablando de la empresa. Pero antes Yanina trabajaba mucho mas tiempo, y ahora se organiza mejor. “Además estoy contenta de ser “la mujer maravilla” porque yo creo que la mujer tiene que trabajar. Me siento bien, activa, y genero ingresos, cosa que también es importante”, dice.

A sus tareas habituales se suman 3 viajes por año, de 10 días cada uno. Aunque su hijo ya lo sabe y lo acepta, en esos días trata de que su marido pueda manejarlo en su trabajo, y las abuelas estén muy presentes. Por otro lado, como su propia madre también trabaja, Yanina entiende que estas corridas de uno a otro rol son normales. Esto confirma lo que señala Russomando: “los chicos aprenden que ser mujer y ser madre no es lo mismo, que un rol no acota al otro, que una mujer tiene mayores intereses y actividades que el hogar y todo lo que gira en torno a él, y que esto es posible sin descuidar su vida personal ni su vida familiar incluida en ella”.

Por su parte y al menos al comienzo, Guillermina Lazzaro encontró una solución intermedia. “Trabajé hasta los 6 meses de mi primer hijo en la modalidad home office. Eso me permitió estar más tiempo con él y también estar presente en las actividades en las que Ashoka me requería”, cuenta. Ashoka (www.ashoka.org) es una organización que apoya a emprendedores sociales con creativas e innovadoras para resolver problemas sociales, y Guillermina es la Directora de Cono Sur.

Sin embargo, afirma que al principio no fue fácil, antes de que naciera tenía muchas incertidumbres de cómo organizarme. Con el segundo fue mucho más fácil!! La duda no existía, pero lo difícil fue manejar las rutinas de los dos. Por fortuna, en su casa las funciones están integradas y con su marido forman un buen equipo. Y además, está la abuela. “Nunca pensé en dejar de trabajar”, dice. Pero aunque le encanta lo que hace, tiene que enfrentar muchos desafíos y responsabilidades. “Ser mamá, esposa, jefa, amiga, miembro de un equipo, ciudadana… algunas veces es difícil de coordinar. Pero creo que hay que dejar de lado la culpa y poner el foco en cada cosa en su debido tiempo”.

“Como mi tarea tiene que ver con chicos, muchas veces mi hija me acompaña “, cuenta Patricia Mejalelaty, Directora de la Fundación Leer (www.leer.org.ar), que trabaja para estimular la lectura por placer en los chicos, y que entre otras cosas acaba de organizar la Maratón Nacional de Lectura.

Patricia tiene una hija en edad escolar, y cuenta que trabaja todo el día, en la oficina y en casa. Y afirma que si hay alguna crisis (de trabajo cuando está en casa, o de casa cuando está en el trabajo), las maneja con cinco manos, buen humor y alguna gotita homeopática…! Pero insiste en que el esfuerzo vale la pena, porque siente que colaborar en la construcción de la Argentina que queremos para nuestros hijos para es mí esencial”. Como recomendación, sugiere: ser organizada y también tener muy en claro las prioridades. “Y si pueden, en algún momento, en casa, apagar el celular”.

Russomando afirma que cada vez que ejercemos un rol transmitimos su manera, su definición, sus características. Para que –como sucede con Yanina Plumari– a todos los chicos les resulte normal ver a sus madres trabajando, hay que desarrollar un nuevo imaginario, que no es otra cosa que ejercer cada día el rol con sus nuevas características. De esa manera, las mamás del resto del siglo XXI trabajarán sin sentirse tironeadas entre ambos mundos, acorde a los ritmos del mundo de hoy.