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Parientes cercanos del vino

Si llamamos “vino” al producto vivo obtenido de la fermentación de las uvas maduras y sanas, entonces podríamos considerar como parientes a ciertas bebidas que, en mayor o menos grado están relacionadas con la cultura más vieja del mundo, la cultura del vino.

Entre las bebidas que se pueden considerar “parientes” del vino están el Marsalla, el Vermuth y el Fernet, los invito a conocer un poco más sobre estas bebidas que guardan una estrtecha relación con el vino.

El Marsala
Los ingleses, a pesar de ser un país no productor de vino, fundaron dos industrias enológicas: la del Coñac y la de Marsala, y dieron mucho impulso a la producción del Jerez, del Porto, del Madera y valorizaron en cierto modo los vinos de la región de Bordeaux, Francia.

El Marsala nació en 1773, casualmente, por haber añadido dos litros de alcohol a cien litros de vino de la zona de Marsala, al Sur de Italia, con el fin, quizás de que resistiera mejor el viaje hacia Inglaterra.

El método clásico consiste en añadir al vino local de un 3 a un 9 por ciento de mosto concentrado en caliente hasta obtener una consistencia casi gelatinosa, llamada “cotto”, también mosto alcoholizado entre 20° y 25° -llamado sifón- en la medida de un 5 a un 7 por ciento y, finalmente, de un poco de alcohol, hasta lograr una graduación del producto acabado entre 17° y 18°, que es cuando se desarrolla todo el perfume del Marsala. Muchos años de envejecimiento en barriles de roble harán de éste un vino perfecto.

El Vermuth
Es una industria típicamente italiana, más precisamente piemontes. El producto representa hace tiempo la evolución moderna de una tradición europea, heredada de los romanos. En Turín, Italia, punto de reunión de los gustos italianos y franceses, halló su ambiente de elección y en él se formó una bien definida personalidad.

Su producción industrial empezó en el segundo cuarto del siglo XIX. Su nombre surcó por primera vez los mares en 1834, siendo actualmente un clásico y conocido aperitivo de todo el mundo occidental.

El Vermouth se prepara con vino blanco, aumentando su perfume con una variedad de infusiones de hierbas aromáticas, maderas y raíces perfumadas o amargas y confiriéndole un contenido alcohólico variable, entre los 16° y los 18°.

Se añade azúcar a los tipos dulces y se colorean con azúcar quemado los rojos. Los gustos y perfumes de las hierbas con los del vino se obtiene sometiendo el Vermouth a la acción prolongada del frío en grandes cámaras frigoríficas y a la del calor en enotermos, consiguiéndose al mismo tiempo un efecto pasteurizante que estabiliza biológicamente el producto

El Fernet
Sobre todo la industria del Vermouth, que muy pronto se afianzó notablemente en distintos mercados, influenció también la actividad de la industria de los licores italianos que adoptó para algunos de sus productos un tipo de aromatización amarga.