En una cadena de supermercados cuentan que están creciendo los pedidos de promociones “cruzadas” por parte de las marcas.
“Cada vez funcionan más las asociaciones por categorías, en función de bases de datos ya existentes”, agrega un ejecutivo de marketing. “El cliente viene a comprar gaseosas diet y se lleva un descuento para milanesas de soja”, grafica. El mundo de los productos light es fértil para esta clase de asociaciones. Cuando un consumidor compra una gaseosa bajas calorías y va a la caja de ese supermercado, es probable que reciba un ticket de descuento para la próxima compra en postres lácteos light, milanesas de soja o agua mineral saborizada: aunque no sean los productos que ese consumidor eligió ese día, la idea es que sepa que –si está cuidando la silueta– hay otras opciones de disponibles. La palabra “descuento” resulta atractiva y así hay marcas que buscan tener rebajas para los buscadores de ofertas.
Una heladería artesanal detectó, en pleno invierno, que las ventas de su competidor, cuyo local está a una cuadra de distancia y con precios casi idénticos, subían más que las suyas. Cuando se puso a investigar, notó que su competidor ofrecía descuentos en cupones de supermercados y clubes de lectores de diarios. “Estaban logrando que hasta los que no querían comprar helado lo hicieran porque el precio era muy ganchero”, contaron en el mismo súper, al cual la heladería que venía perdiendo también recurrió para que la incluya en su programa de beneficios.
