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Proyecto y análisis de riesgos

Muchas veces un cliente potencial nos consulta sobre sistemas de seguridad que le fueron recomendados, sin analizar si quien los elogió tiene una empresa con procesos y organización similares a la propia.

Para que la inversión en un sistema de seguridad tenga sentido y resulte efectiva, se debe efectuar previamente un análisis de los riesgos posibles y de las necesidades que tiene cada empresa.

Al instalar un sistema de seguridad electrónica para una compañía mediana o grande, lo primero que se debe hacer es establecer junto con el cliente potencial qué tipo de problemas tiene que abordar, y cuáles son los riesgos más probables, para elaborar un proyecto. Normalmente las compañías de ese tamaño ya tienen un departamento de seguridad, han clasificado los distintos niveles de riesgo posibles, y elaborado un planteo de lo que necesitan. Sin embargo, el especialista puede encontrar una cantidad de detalles que condicionen el tipo de sistema a instalar.

Comencemos por analizar ¿cuáles son los riesgos que corre una empresa?. Eso depende en gran medida del tipo de compañía de que se trate y muchas otras variables: por ejemplo, el rubro en el que se desarrolle, los activos que maneje, si tiene o no ejecutivos que proteger, el emplazamiento donde esté ubicada, las características del edificio en si, etc. Como resultará obvio, no es lo mismo prevenir riesgos en una empresa que maneja patentes, planos u otro tipo de propiedades intelectuales – en cuyo caso puede realizarse un robo mediante el simple traslado de una memoria USB – que en aquella que fabrica productos voluminosos, por ejemplo. Pero los riesgos más habituales son intrusión (ingreso por la fuerza a la propiedad) o asalto (apoderarse de bienes ajenos empleando fuerza, violencia o intimidación en la persona), etc.

El experto deberá determinar además el tipo de protección a instalar en cada compañía, que puede variar según las necesidades: mientras para una empresa alcanza con rejas y cerraduras, para otras será necesario apelar a una combinación de distintas soluciones, que cubran la seguridad física edilicia (mediante controles de acceso, instalación de rejas, altitud de los muros, etc.), la seguridad física humana (por ej. con vigiladores), la seguridad electrónica, etc.

Para analizar los riesgos y elaborar el proyecto, es indispensable que el experto convocado visite el lugar que hay que proteger; estudie los posibles accesos (tanto los habituales como aquellos que no lo son pero podrían producirse – por ejemplo la intrusión mediante un boquete en la pared, algo que se está tornando cada vez más habitual en ciertos rubros de nuestro país, como el bancario), y determine junto con el cliente dónde desea enfocar la protección.

Algo fundamental: para poder confeccionar un proyecto efectivo, el cliente deberá proporcionar información sobre los movimientos de la empresa, horarios y actividades, organigrama de la empresa, así como planos del lugar. De otro modo, el experto no podrá saber a ciencia cierta lo que debe proteger, y cuál es la forma más efectiva de lograrlo.

Luego se deberá confeccionar un anteproyecto definiendo el conjunto de sistemas, alarmas, controles de acceso, restricciones de paso, etc.
que serán necesarios para minimizar los riesgos. Esta propuesta se deberá presentar al cliente, y a partir de un análisis conjunto para ver si cubre las necesidades, se deberán realizar los ajustes correspondientes hasta elevar una propuesta final.

Queremos resaltar que hoy en el mercado hay una gran cantidad de recursos tecnológicos disponibles: tarjetas de proximidad mediante códigos de barras, controles biométricos, etc. Sin embargo, su efectividad depende en gran medida de las necesidades de cada compañía, del mantenimiento posterior que se les brinde y claro está, de que se los utilice correctamente.