Inicio Empresas y Negocios ¿Qué tan bajo está usted dispuesto a caer para conservar su empleo?

¿Qué tan bajo está usted dispuesto a caer para conservar su empleo?

Usted es el gerente de operaciones de una corporación. Un buen día, el gerente general entra a su oficina y le dice: “Mire, estamos muy ajustados de presupuesto. No podemos seguir gastando tantos miles de dólares en el tratamiento de residuos. Desde el mes que viene, hasta que recompongamos nuestros números, ordene que se tiren los residuos al río”.

Sorprendido, usted contesta: “¿Al río? ¡Usted sabe perfectamente que son residuos altamente tóxicos!”. El CEO replica: “No crea que me agrada la decisión. Pero no queda otra alternativa. Será sólo por unos meses. Las regulaciones son débiles y nadie se dará cuenta. Si no está dispuesto a poner el hombro, puede presentar su renuncia”.

¿Usted qué haría?

Desde luego, se trata de un caso extremo, especialmente escogido para ilustrar los dilemas morales que suelen enfrentan los miembros de muchas organizaciones. Rara vez a uno se le plantea una decisión trascendental entre perder su trabajo o asumir el cargo de conciencia de contaminar un río.

Sin embargo, ¿nunca se vio obligado, en su vida laboral, a actuar contra sus convicciones? En la mayoría de los casos, se trata de acciones relativamente menores que “todos hacen”, como desinflar, a pedido del jefe, las cifras de facturación para evadir impuestos. Desde ese punto hacia arriba, existe una gradación de dilemas morales donde entra en juego la lealtad hacia la organización contra las convicciones personales.

En otros casos, el dilema adquiere un carácter más global. No se trata de decidir si ejecutar o no acciones concretas sino de elegir las organizaciones a las que vale la pena pertenecer.

Por ejemplo, ¿usted trabajaría para una tabacalera? ¿Y para un fabricante de armas? Desde luego, se trata de negocios perfectamente legales. Pero aun así, a muchos les desagrada pensar que su contribución a la empresa es, indirectamente, un aporte para la muerte de miles de personas.

El artículo Winning the Devil’s Bargain de la publicación Strategy + Business, ofrece un marco teórico interesante para tratar el problema de la lealtad versus la ética personal. La cuestión puede abordarse a través de una distinción entre dos trabajadores tipo.

Por un lado, algunos empleados están dispuestos a complacer en casi todo a sus jefes pues creen que la empresa reconocerá su lealtad absoluta y los premiará con rápidos ascensos por la escalera corporativa.

Desde luego, no todos los empleados de esta clase son iguales. Es necesario establecer una gradación. Algunos no tendrán inconvenientes en dibujar balances pero preferirán renunciar antes de tirar desechos radiactivos a un río.

Otra clase de empleado, por el contrario, concibe a su actividad como un medio para mejorar las vidas de los clientes. Típicamente, este busca trabajo en empresas que compartan sus ideas. Y seguramente estará más dispuesto a renunciar cuando su jefe le exija una conducta reñida con sus valores.

No hay mucho más marco teórico que agregar. La decisión a adoptar en cada caso de conflicto depende de los valores de las personas involucradas. Gracias al anonimato de Internet, usted puede compartir su experiencia personal con el resto de la comunidad. ¿Estuvo alguna vez en situación de elegir entre sus valores y su lealtad a la empresa (léase, su empleo)? ¿Cuál eligió?