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Reír es una buena idea

En épocas de crisis como la actual, el buen humor es un bien escaso. La vida social se vuelve ríspida, ya que un conjunto de condicionante exógenos afectan los distintos niveles relacionales de las personas. Así, la familia, los afectos, los amigos o los compañeros de trabajo; solo por citar algunos ejemplos, se ven influidos por condicionantes negativos que afectan el normal desarrollo de la convivencia.

Concretamente en el ámbito laboral, un proceso relacional viciado muta rápidamente hacia un clima laboral deficiente. En este contexto, el humor actúa como un fuerte descompresor si se emplea adecuadamente; en tanto que nos permite generar una fuerte empatía por parte del público receptor y lo predispone positivamente hacia el “remedio organizacional”.

Los especialistas han descubierto que la risa ayuda a renovar energías y estimula a las personas. Esto se produce mediante la liberación de endorfinas, una clase de hormonas que claman el dolor y generan optimismo en los sujetos. En este marco, el uso de la risa generará efectos positivos a nivel individual y grupal; los cuales se traducirán en el mayor cumplimiento de los objetivos empresariales.

La risa, remedio infalible.

En un mundo rápido, en el cual la prisa y el exceso de trabajo agobian a los empleados, y más aún en épocas como la actual, reír es un buen antídoto. Un empleado con buen sentido del humor es más proclive a encontrar distintas alternativas de solución a un problema, a la vez que goza de mejor salud mental y de una mayor capacidad de resiliencia.

La generación de espacios y momentos que le permitan a la risa fluir, en los ámbitos organizacionales, ayudará a:

1) Favorecer los procesos de aprendizajes individuales y colectivos.
2) Fortificar la salud y capacidades de los agentes.
3) Provocar procesos de innovación.
4) Posibilitar establecer un mejor sistema de comunicación organizacional.
5) Cohesionar a los miembros de la organización.
6) Convocar y fidelizar a los mejores talentos.
7) Lograr una fuerte motivación y un clima interno favorable.

Fomentar espacios de humor institucional se vuelve más imperioso aún en tiempos de crisis. En momentos de máxima tensión es necesario, por parte de los responsables de la gestión del factor humano, generar políticas que ayuden a descomprimir las situaciones de stress de los diferentes agentes.