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Renault Sandero 1.6 Luxe: espacio familiar

Un día antes de que comenzara el último Salón de Francfort, en septiembre de 2007, Renault hizo en Wiesbaden, muy cerca de la primera, una presentación para la prensa (había 450 periodistas de todo el mundo) de los modelos que se verían no sólo en la inminente exposición, sino también en 2008.

Carlos Ghosn, el mediático presidente y CEO de Renault, condujo la presentación y luego de mostrar los nuevos Laguna, Kangoo y Koleos, puso especial énfasis en exhibir un producto desarrollado y producido en Brasil (su tierra, dicho sea de paso): el Renault Sandero. Poco tiempo después, a principios de diciembre último, el Sandero fue lanzado oficialmente en todo el Mercosur con dos versiones de motor: 1.6 16v naftero y 1.5 dCi diesel.

“El Sandero es el estandarte de Renault para reconquistar el mercado de América latina. Es un modelo diseñado para este mercado, pero tiene vocación global”, aseguró Ghosn en la presentación.

La versión que probó LA NACION es, precisamente, la 1.6 Luxe, equipada con el primero de estos propulsores y con el máximo nivel de equipamiento que brinda la línea Sandero.

Por ahora, ésta sólo se produce en el centro Ayrton Senna en Curitiba, Brasil, aunque Renault tiene planes de expansión en la exportación de este modelo (se lanzaría en Europa y Medio Oriente bajo la marca Dacia), que se basa en la plataforma que en la marca del rombo denominan B0.

Esta estructura es la misma que utilizan los modelos Logan y Modus, entre otros productos que apuntan a los segmentos más masivos y de costo moderado en todo el mundo.

Estilo propio
De todas formas, la estética exterior del Sandero, un hatchback de 5 puertas, tiene personalidad propia y líneas que difieren de las del Logan con baúl. En general, se trata de un diseño logrado y agradable en su conjunto, en especial todo el frontal, que guarda los rasgos de familia de muchos de los actuales modelos de Renault. Eso sí, además de la plataforma y la mecánica, ambos modelos comparten buena parte del diseño interior (volante, tablero, consola central, etcétera).

El Sandero es un auto que se destaca de inmediato por el gran espacio interior, lo que lo hace particularmente apto para los usuarios familiares. Con su larga distancia entre ejes de 2590 mm, y 4020, 1750 y 1528 mm de longitud, ancho y alto, respectivamente, este modelo ofrece mucho lugar para el conductor y los pasajeros; atrás pueden acomodarse bien tres adultos, aunque la plaza central carece de apoyacabeza y tiene cinturón abdominal.

De hecho, estas dimensiones (las más amplias en la categoría que ocupa el Sandero) hacen que supere con holgura los autos chicos (Gol, Clio, Palio, etcétera) y lo colocan a la par, siempre con referencia a la habitabilidad, de los medianos (Focus o Peugeot 307, por ejemplo). Tampoco desentona el espacio del baúl aunque se trate de un 5 puertas. Con 320 litros y la posibilidad de rebatir el respaldo del asiento trasero (tipo 1/3-2/3), permiten que también haya bastante lugar para el equipaje.

La posición de manejo es alta, pero no por eso incómoda. Se maneja un tanto erguido (quizá muchos conductores deberán acostumbrarse), lo que favorece a los pasajeros de atrás, que pueden disfrutar así de mucho espacio para las piernas. El volante, en cambio, de rayos anchos y centro muy plano, resulta bastante incómodo para tomarlo adecuadamente y maniobrar. Las butacas delanteras se regulan en altura en forma manual y son cómodas.

Los comandos eléctricos (elevacristales y regulador de espejos laterales) están en la consola central los primeros, debajo de la radio, y detrás de la palanca de cambios el segundo. No son ubicaciones muy convencionales, por lo que lleva algún tiempo acostumbrarse a ellos. La selectora de cambios es suave y precisa.

El equipamiento en general tiene lo necesario para viajar cómodo: aire acondicionado, radio con lector de CD (con frente extraíble demasiado grande para llevarlo al bajar del auto), computadora de a bordo y airbags frontales, por ejemplo.

Para concluir con el interior, en general la calidad de los materiales, plásticos y terminaciones es buena, pero podría ser superior. Igual que la insonorización del habitáculo.

Práctico y eficiente
Además del espacio y la habitabilidad, la mecánica del Sandero versión naftera tiene un entusiasta aprobado. Elástico y eficiente, el motor Renault de 1.6 litros y 16 válvulas entrega un notable rendimiento en aceleración y recuperaciones, lo que aporta una gran agilidad en el tránsito urbano (en el que el Sandero se siente muy cómodo) y un más que correcto andar en la ruta. El consumo también lo favorece. Gasta unos 10 litros cada 100 km en ciudad y algo menos de 8 en ruta a 120 km/h constantes.

El comportamiento dinámico no tiene objeciones. Las suspensiones proporcionan un notable confort de marcha en ciudad, y los bajos del auto están a salvo de cunetas y lomos de burro gracias al generoso despeje respecto del piso. En ruta también se muestra muy cómodo, aunque por la altura y las generosas áreas laterales resulta un tanto susceptible a los vientos de costado, pero nada que no se pueda controlar.

La inserción del Sandero entre los chicos y los medianos lo hace apetecible para los usuarios familiares. También por el precio, que debe evaluarse frente al de los chicos más equipados y al de los medianos base, pero resulta en principio ajustado. En especial considerando que la versión base (Confort) del Sandero cuesta 50.800 pesos.