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Rodillas Sanas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),  el 40% de la población a nivel mundial, mayor de 70 años, sufre osteoartitis de rodilla,  y el 25% no puede realizar la mayoría de las actividades diarias cotidianas.


Una rodilla sana nos permite realizar todas las actividades, sin ningún tipo de dolor. Para que sea flexible, debe trabajar una compleja red de huesos, cartílagos, ligamentos, músculos y tendones. El dolor de rodilla es una afección muy común, que se manifiesta en personas de cualquier edad y, si no se atiende a tiempo, puede llegar a condicionar el desplazamiento de forma permanente.

Quizás, sin motivos aparentes, sin situaciones que supongan la posibilidad de estar frente a una lesión, la rodilla se ve afectada y nos impide el funcionamiento y el traslado normal.

Encontrar el origen de la situación que llevó a su lesión, suele ser una tarea difícil que implica un análisis global del paciente. Y, por supuesto, va más allá de enfocarnos solamente en la sintomatología de la articulación.

La rodilla es una de las articulaciones más complejas, que nos ayuda a desplazarnos, y es uno de los grandes amortiguadores de nuestro cuerpo. A su vez, es el foco de origen de muchas patologías y, por eso, es imprescindible un buen diagnóstico para su tratamiento.

Esta articulación asume la particularidad de tener una mecánica sumamente fina en su funcionamiento.

Por consiguiente, la pueden afectar incluso traumas suaves, directamente sobre ella, o sobre estructuras vecinas. En su movimiento se comporta como una bisagra, que sujeta dos extremos: el fémur, por un lado, y la tibia y el peroné, por el otro.

Asimismo, la rodilla está unida fuertemente por ligamentos que no solo la sujetan, sino que también le dan estabilidad. Podemos decir que los ligamentos son estructuras que sirven de almohadas de las superficies articulares, y que soportan toda la presión a la que está sometida esta articulación. Por otra parte, la rodilla está acompañada por fuertes paquetes de músculos y bolsas serosas, que facilitan el desplazamiento articular.

Cuando hablamos de lesiones que pueden generar molestias y dolor, podemos nombrarlas distensiones ligamentosas y tendinitis. Pueden producirse por un trauma directo sobre estas articulaciones, como un golpe, un mal apoyo, etc. Incluso, llegan a afectar la estabilidad de los tendones, generando la sensación de que la rodilla se “afloja”.

La rodilla también se puede afectar hasta el punto del desgaste. Esto no solo es secuela de la edad, sino que además se produce por estar sometida a traumatismos frecuentes, provocando una artrosis o una osteoartritis.

Como la rodilla es una bisagra, de su correcto funcionamiento depende el buen alineamiento biomecánico de las estructuras vecinas, como la columna vertebral. Por esta falta de alineamiento, puede haber dolores lumbares o alteraciones en las formas de la columna, que afectan la dirección de la transmisión de las fuerzas, sobrecargando la rodilla y generando disfunciones.

Cabe aclarar que existen factores de predisposición que ocasionan dolores en esta articulación. Podemos enumerar algunos importantes como el sobrepeso, el sedentarismo y la ausencia de ejercicio.

Para favorecer el buen trabajo de la columna vertebral, será necesario potenciar el correcto funcionamiento biomecánico de la rodilla. Sabemos que los músculos, ligamentos y tendones funcionan mejor con un sistema nervioso libre de interferencias. Justamente, de esto se encargará el quiropráctico.

Ante un dolor agudo es fundamental el reposo y el hielo. Pero también será importante la vuelta a la actividad física, de manera controlada y gradual, potenciando el funcionamiento articular y muscular en el movimiento.

CAUSAS
Las causas del dolor de rodillas pueden ser múltiples:

  • Genéticas
  • Congénitas
  • Patología o enfermedad
  • Sobrepeso
  • Golpes o traumatismos
  • De columna
  • Fractura
  • Esguince o torcedura
  • Artritis o inflamación
  • Adaptación por problemas de cadera o pies
  • Uso incorrecto del calzado
  • Malas posturas

Ninguna molestia es normal, y que es una señal que nos indica que algo está pasando.

Es importante revisar la zona de dolor, encontrar la causa y corregirla con el quiropráctico lo antes posible.