Cuando un usuario hace una búsqueda en Google espera un contenido relevante y de confianza, pero no está pensando en cuál es el artículo con mejor posicionamiento. Parece ser que Google cree lo mismo y no le importa que una empresa haya hecho un buen trabajo de SEO, sino que prefiere que los resultados de la búsqueda sean lo más efectivos posible.
En 2013, Google dejó de proporcionar datos sobre la popularidad de las palabras clave, lo que debe haber sido un intento de amortiguar el impacto del SEO en las búsquedas. Al principio de los tiempos, SEO era una herramienta para rellenar las metatags con las principales palabras clave. Más tarde se complicó porque Google continuó perfeccionando su algoritmo de búsqueda.
SEO es una gran industria, pues 863 millones de webs lo utilizan globalmente y cada segundo 105 personas buscan links de SEO en Google, según el site State of Digital. Muchos de ellos están buscando por servicios o compañías, lo que explica por qué hay tantas empresas SEO.
También es una industria llena de promesas. Parece que hay muchos expertos que creen que pueden engañar al algoritmo de Google para colocar su web en los puestos más altos de los rankings. Pero no se puede comprobar de manera fiable que el SEO mejore un determinado negocio o el tráfico de una web, por mucho que aparezca en la cima de los primeros resultados.
Pero el SEO podría estar llegando a su fin o, al menos, a ponerse enfermo. Si a Google no le gusta especialmente, terminará por hacer algo al respecto porque suele conseguir lo que se propone. De todas formas, algunos principios no deberían olvidarse, como materia de higiene web. Por ejemplo, mantener una web organizada o producir un gran contenido.
Si se quiere tener un buen posicionamiento, lo mejor es hacer una buena página y llevarla de la mejor manera posible, con buen contenido que atraiga a los lectores.
