Inicio Empresas y Negocios “Sorpréndeme… Pero no me interrumpas”. El Manifiesto del Marketing 2.0

“Sorpréndeme… Pero no me interrumpas”. El Manifiesto del Marketing 2.0

Una encuesta publicada en octubre de 2008 en la revista Currents de CASE descubrió que, sobre mil empleados norteamericanos relevados, alrededor del 39 por ciento (entre 18 a 24 años de edad) consideraría renunciar a su trabajo si aplicaciones como Facebook o YouTube les fueran prohibidas. El 21 por ciento estaría “molesto” (y, por tanto, devendría menos productivo) por dicha prohibición. Por otro lado, se sabe ya que el mayor crecimiento de miembros de Facebook es de gente entre 35 y 49 años.

No cabe duda, pues, que ahora el protagonismo de las comunicaciones es del usuario, de los seductores contenidos que elabore y de las crecientes redes sociales a las que pertenezca.

Como señalábamos en un artículo anterior en MATERIABIZ, culminó la era de la pasividad. Hoy, todos tienen algo que decir, y la democracia virtual y real que nos ofrece Internet replantea un modelo que nos supeditaba a sólo escuchar lo que cualquier vendedor, compañía o político informaba. En este contexto, seamos ofertantes o demandantes de contenidos, un documento vital para enmarcar nuestras decisiones es el Manifiesto del Marketing 2.0.

Como era de esperarse, el Manifiesto se elaboró bajo Creative Commons o licencias intelectuales de dominio público, que flexibilizan y adaptan el conocido copyright de toda obra de autor. Gracias a ellas, llamadas en algunos casos “copyleft”, el autor permite que su obra o parte de ella se reproduzca, distribuya y difunda libremente para conocimiento público en las páginas web o blogs que se desee, a cambio de nombrar la fuente, no modificar su contenido (y mucho menos usarlo con fines comerciales).

Ahora bien, ¿por qué resulta muy práctico, claro y ciertamente aplicable el Manifiesto?

Desde su contundente introducción nos recuerda que “las campañas de marketing ya no están en manos de las grandes empresas ni de los medios de comunicación, pues somos el público quienes ahora decidimos lo que queremos recibir y qué queremos adquirir. Deberán adaptarse a este nuevo mercado o tendrán que escuchar nuestras protestas”.

Asimismo, sus “mandamientos” devienen en directrices que el gerente de marketing actual deberá considerar en toda estrategia comunicacional con sus consumidores actuales y potenciales en la red:

“No me mentirás ni tratarás de engañarme. ¡Nada de publicidad engañosa!”. Sólo imaginemos cualquier intento de fraude a un usuario que confió en la compañía: en menos de un minuto esa empresa (y ese gerente) desaparecen.

“Soy yo quien consume tu producto y, por tanto, quien más sabe de él. ¡Pregúntame mi opinión!”. Y te la daré cuando yo quiera y de la mejor manera.

“Me pedirás permiso antes de recoger mis datos y de mandarme información”. Ya que te tomas el trabajo de conocerme, ¿sabes lo que haré con lo que me envíes y que no resulte de mi interés?

“¡Diviérteme, sorpréndeme y llámame por mi nombre!” Mientras más creativo, preciso e inesperado seas al ofrecerme algo, ten por seguro que más te recomendaré. Pero por favor (y esto es sagrado): “no interrumpas mi programa favorito para intentar venderme algo”.

“Cuando visite una web, iré allí por su contenido, no por sus banners. ¡No me tapes lo que quiero leer!”.

Una aplicación altamente exitosa fue, en 2008, destinada a aprovechar uno de los eventos deportivos más importantes de los Estados Unidos: el Super Bowl. Para esta ocasión, PepsiCo ideó la innovadora Crash the Super Bowl en la que invitó a los consumidores de su marca Doritos a crear sus propios comerciales en video, de los cuales el más votado vía Internet fue exhibido en televisión durante los entretiempos del partido. El ganador, con el extraordinario “¡Free Doritos!” (que puede verse aquí abajo) se embolsó la friolera de un millón de dólares.

Incluso en la alta dirección, el Manifiesto deberá ser de referencia inmediata pues como señaló el experto español de Internet, Enrique Dans: “las redes sociales, blogs o microblogging como parte de la comunicación corporativa en la empresa contemporánea se alinean con el papel del CEO: liderar, comunicar, motivar y transmitir la reputación de la empresa; siendo capaces de generar imagen, canales de comunicación controlados por la propia compañía o relaciones de fidelidad en ocasiones sumamente interesantes”.

De esto se trata el marketing 2.0.