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Torta casera y cerveza artesanal junto al mar

Santa Clara del Mar es un balneario tranquilo de la costa atlántica, en el km 498 de la ruta 11, 17 km al norte de Mar del Plata. Una vez por año, en enero, resuena en boca de todos por ser la sede de la Fiesta de la Cerveza Artesanal, con el consabido traslado de artistas conocidos, como la Chiquita Legrand.

Pero pocos saben que aquí también hay refugios gourmet que permanecen abiertos durante los fines de semana de todo el año, para aquellos que huyen de la ciudad en busca de paz y sosiego.

Gerardo Gigli administra La Posta del Angel, la primera fábrica de cerveza artesanal de la Argentina, que también se puede visitar. Antiguamente era un viejo casco de estancia que se reconvirtió en posada para artistas y bohemios en los lejanos años sesenta.

Hoy, La Posta sobrevive con sus 18 cabañas y el mencionado restaurante-fábrica de cerveza, que la sirve bien fría en su versión rubia, negra o roja, junto con una picada de aquéllas, y platos tradicionales como empanadas, parrillada -hecha en los asadores a la vista, en el centro del local- y pescados.

En el salón del primer piso hay espectáculos los fines de semana y en el paseo de artesanos, comunicado con el reducto gourmand, se venden artesanías y ropa.

“Aposté a Santa Clara”
Continuando con la ruta gourmet, Mis Retoños, sobre la Avda. Atlántida, a 2 km de la ruta 11, es un lugar delicioso donde tomar el té o almorzar los fines de semana. Ana Moscuzza contó: “En el momento más crítico de mi vida y buscando un camino personal, abrí Mis Retoños, un lugar donde venir con la familia y los amigos a disfrutar. Yo, en cambio, aposté a Santa Clara”.

Se trata de una casa de té, suerte de rincón de Heidi patagónica inmerso en un campo de 50 hectáreas, decorada delicadamente.

“Preparo torta de manzanas del lugar, flan con huevos de campo, lemon pie, tarta de frutilla con crema pastelera: todo un popurrí de pasteles que se acompañan con té artesanal que hago yo”, informó.

El té completo con infusión ($ 32) lleva tostados de pan de figazza, manteca, jamón y queso, canasta de pan casero con dulces artesanales y porción de torta; el menú campestre del mediodía ($ 40, sin bebidas) ofrece empanadas, ensaladas, chorizo, morcilla, cordero, asado y vacío al asador, más mesa de postres.

En Mis Retoños, la decoración toda está hecha con elementos de campo: las mesas son antiguas tranqueras, las cortinas parecen de casitas de muñecas, se respira un aire a citronella y una armonía especial: la dueña dispuso los objetos siguiendo las leyes del feng shui y las de sus maestros espirituales.

Los fines de semana abren una pequeña granja, Mis Retoñitos, con animadoras dispuestas a hacer la recorrida con los chicos. A ésta se suman los juegos infantiles para entretenerse. Mientras tanto, los grandes pueden subir al primer piso del restaurante y consultar a una tarotista que tira las cartas frente a una gran máscara de Pakal Batán, uno de los reyes mayas.

Finalmente, si ninguno de los lugares está abierto -hasta enero abren sólo los fines de semana-, nunca falla la Hostería Oasis del cercano Mar de Cobo, sobre el km 489 de la ruta 11. En este pequeño pueblo de 80 manzanas, calles de arena y ritmos cansinos, la hostería jamás cierra; hasta los fósforos de la cocina vende en su quiosco, que salva a más de un rezagado.

La hostería es una casita frente al mar, de estilo familiar marplatense, mesas con manteles a cuadros, televisión prendida, una única computadora para entrar en Internet de la zona y chimenea encendida cuando hace frío. Algunos típicos adornos costeros, como el tiburón y las redes de pesca artesanal hacen retrotraer al visitante a los primeros tiempos de la costa bonaerense, cuando la visitaba menos gente.

“El Oasis aparece en los documentos de época como un antiguo parador donde venían a veranear a la costa las dueñas de las estancias del área. Luego fue abandonado muchos años, hasta nuestra llegada”, contaron Mónica Laviuzza y Claudio Recchimuzzi, madre e hijo, al frente de un emprendimiento puesto con toda la dedicación y el cariño.

Rabas bien tiernas, pastas caseras como los canelones de verdura hechos con masa de crêpes con tuco y salsa blanca, los ñoquis y los sorrentinos, o la parrillada al carbón; tanto la comida como el servicio es honesto y rico, sin estridencias. Además, los precios son muy acomodados: comer cuesta $ 20 con el vino de la casa; por eso, los fines de semana conviene reservar.

Las habitaciones de la antigua hostería pueden tener o no vista al mar y conservan la calidez de lo antiguo. Enfrente, un edificio de dos pisos de la misma hostería abierto en forma reciente ofrece comodidades más modernas, con una vista espectacular.

Camet Norte
Antes de volver a Buenos Aires, conviene darse una vuelta por el barrio Camet Norte, parte de Santa Clara. Comenzó siendo una idea de la arquitecta Susana Belloti, que llegó a la zona cuando era “campo campo, hace 11 años”.

“Nos gustó y nos quedamos a vivir. Como no hay verde porque el mar y su sal lo queman todo, decidimos darles color a las casas en contraposición a la homogeneidad de las construcciones de Santa Clara”, contó la arquitecta.

Con elementos como la piedra y la madera, paños fijos hacia el mar que se abren por la parte posterior, revestimientos plásticos y fibrocemento, más volúmenes aditivos de forma tal de poder hacer la casa en etapas, Susana Bellotti lleva hechas más de 60 edificaciones sobre terrenos de 15 a 18 metros, donde no se permite la construcción en medianeras, situación que unificó el estilo de todo el barrio. Las llamadas Cabañas del Malecón son cuatro de éstas que ella alquila a los turistas todos los veranos.

“En general, la gente construye las casas aquí como segunda vivienda. Yo diseño ambientes contenedores de manera que los que vengan a veranear o a vivir puedan hacerlo lo más integrados posibles, utilizando el exterior por medio de decks de madera, porque la casa de veraneo invita a eso”, señaló la arquitecta.

A pocos kilómetros de Mar del Plata, todos estos rincones invitan al descanso, lejos del ruido de la ciudad. Igualmente y para aquel viajero que no esté tan saturado del cemento, para comer bien y disfrutar del cine, el teatro, el golf y también del mar, nada mejor que La Feliz, pero eso ya es otra historia.

Datos útiles

Cómo llegar

* Santa Clara del Mar queda en el kilómetro 498 de la ruta provincial 11 (Interbalnearia). Se puede acceder por la Autovía 2 (Buenos Aires-Mar del Plata) hasta el kilómetro 386 y tomar un desvío de 11 kilómetros. También hay recorridos de ómnibus desde Mar del Plata, donde se puede llegar en micro, avión o tren.

* Hostería Oasis: Avda. Mar de Cobo, a 30 metros de la costa de Mar de Cobo; 02234691002/4691080; www.oasishosteria.8k.com

* Habitación doble: $ 100 con desayuno. Restaurante-bar abierto todos los días, de 8.30 a 23. Promedio cubierto: $ 20.

* La Posta del Angel: Selva Negra 594, Santa Clara del Mar. 0223 460-2273; www.lapostadelangel.com . Abierto los viernes y sábados, desde las 15.30 hasta el cierre, y los domingos, de 12.00 a 20. Cerveza artesanal individual, $ 9.

* Mis Retoños: Avda. Atlántida, a 2 km de la ruta 11, Santa Clara del Mar; 0223 469-3460; Cel: 154390200, misretonios@yahoo.com.ar. Abierto sábados, domingos y feriados, de 13 a 20. Té completo, $ 32; almuerzo criollo, $ 40, sin bebidas.

* Camet Norte: arquitecta Susana Bellotti, Libres del Sur 350, Camet Norte, Santa Clara del Mar; 0223-4693179; www.delmalecon.com.ar

Mas información

* Secretaria de Turismo y Medio Ambiente de la Municipalidad de Mar Chiquita, Avda. Acapulco 10; (0223)-4602433; turismomarchiquita@cootelsernet.com.ar