Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial, un renovado optimismo generó una explosión demográfica en el mundo occidental.
Quienes nacieron entre 1945 y 1964, hijos de la “generación silenciosa”, alcanzaron títulos universitarios e ingresaron al mercado laboral en los ’70, con gran confianza en las empresas, las instituciones y fuertes deseos de lograr cambios.
Su irrupción en el mundo del trabajo no estuvo exenta de fricciones.
Gracias a su formación académica, los baby-boomers desplazaron a los técnicos de la generación anterior, acostumbrados al respeto de la autoridad formal (“no hables cuando hablan los mayores”).
Así, la nueva generación revolucionaria, idealista y competitiva aportó su optimismo y ansias de cambio a las empresas.
Los baby-boomers querían crecer. Y el crecimiento en la estructura vertical de las organizaciones se asociaba a los símbolos de estatus: auto de la compañía, estacionamiento, oficina de más metros…
Así, esta legión de ambiciosos súper héroes siempre listos para las misiones más complejas empezó a padecer los conflictos entre la vida laboral y personal.
Pero, si bien se quejaban (y siguen quejándose), fueron incapaces de resolver el desequilibrio. Al fin y al cabo, su identidad se basa en el trabajo y la palabra “jubilación” no es particularmente apreciada por esta generación.
En medio de esta estampa optimista y de altos ideales, llegaron los ’80 y los ’90. Llegó la globalización y, con ella, la ola de fusiones, adquisiciones y downsizings.
Muchos baby-boomers, que habían ingresado al mundo corporativo anhelando alcanzar la cúspide, fueron expulsados de las organizaciones.
Para quienes construyen su identidad a partir del trabajo, aquel fenómeno desencadenó una profunda depresión. ¡Triste reconocimiento para quien había dedicado su vida a la empresa!
Pero la mayoría de los baby-boomers siguen activos. Y si usted trabaja con ellos, tenga en cuenta los siguientes consejos:
1) Valore su experiencia y dedicación
2) Pídales consejos para los temas relacionados con el manejo político. Los baby-boomers suelen ser geniales en estos temas.
3) No se comunique con ellos exclusivamente a través de medios electrónicos. Organice reuniones y use el “cara a cara”
4) Por su experiencia y conocimiento de la historia, los baby-boomers son valiosísimos participantes en sesiones de Brain Storming
5) Ponga foco en las relaciones tanto como en los resultados. Dedique tiempo a las conversaciones informales