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Cuidados en el postparto: Neuroestimulación y Láser

Existen cambios en el cuerpo de una mujer durante el embarazo y parto, que pueden generar secuelas que se pueden prevenir. Esta prevención será más efectiva en algunos casos cuanto más temprano en el postparto se actúe. Ejemplo de ellas son el prolapso genital, la incontinencia de orina y la dispareunia.


A medida que el bebé se desarrolla en la panza, los músculos de la pelvis y genitales maternos sufren consecuencias como puede ser la caída de las paredes vaginales produciéndose un prolapso genital de distintos grados con o sin incontinencia de orina.

La pérdida involuntaria de orina o incontinencia urinaria, es un desorden frecuente, que puede aparecer a cualquier edad y que padecen 1 de cada 5 mujeres, muchas de ellas como consecuencia del parto. Si ante esfuerzos mínimos como reírse o estornudar, ante determinados estímulos o ante la primera sensación de urgencia existe una pérdida de orina, es conveniente consultar con el ginecólogo porque un tratamiento oportuno podría evitar la pérdida de calidad de vida. Si bien muchas veces los síntomas suelen aparecer en el momento de la menopausia, muchas otras inician al poco tiempo de nacido el bebé, aunque estas afecciones NO son exclusivas de las parturientas. Para diagnosticarla existen procedimientos básicos que incluyen la historia clínica, los factores de riesgo, un diario miccional, un cuestionario de síntomas y calidad de vida, y la exploración física; y procedimientos específicos con estudios urodinámicos y técnicas de imágenes para poder desenmascarar el tipo de incontinencia.

Con el paso de los años, estos cambios que en sus inicios pueden ser casi imperceptibles suelen acentuarse, impidiendo realizar ejercicios y hasta esfuerzos mínimos por temor a la pérdida de orina, o a sentir molestias en los genitales, inclusive hasta molestias intensas con las relaciones sexuales (dispaurenia).

Prolapso genital
Hay varias causas que originan el prolapso, entre ellas, los embarazos. Durante el embarazo- y más allá de que la mujer tenga parto natural o cesárea- las estructuras del piso pélvico y lo que se denomina el “diafragma urogenital” se ven alteradas por el peso del propio embarazo y por las variaciones hormonales, lo que provoca una laxitud en los tejidos que, como consecuencia, genera mayor propensión al prolapso. Cuando esto se produce, los órganos a los que les hace de soporte descienden y pueden prolapsarse. Otras posibles causas -no menos frecuentes- son partos con fórceps que desgarran el piso pelviano, la obesidad, edad avanzada, pacientes con tos o constipación crónica o defectos congénitos del colágeno, aunque esta última es una afección no tan frecuente.

Síntomas del prolapso:

  • Sensación de bulto en vagina
  • Dolor durante las relaciones sexuales
  • Sangrados anormales
  • Flujo maloliente, acompañados o no de incontinencia urinaria


Tratamientos

Es posible que la mujer necesite tratamiento quirúrgico en algún momento, pero una opción que ha dado buenos resultados en la prevención, prolongación de aparición y mejoramiento de estas afecciones es la neuroestimulación. ¿En qué consiste? A través de la aplicación de energía por medio de electrodos en la pierna de la mujer y aprovechando reflejos músculo-nerviosos, se ejercitan los músculos de la pelvis, manteniendo firme la pelvis y genitales femeninos. Esta es una técnica no invasiva, sin cortes ni dolor y ambulatoria. Toma solo unos minutos realizarla en la comodidad del consultorio. Se recomienda hacerla inmediatamente luego del nacimiento del bebé o antes de la aparición de los síntomas.

La neuroestimulación puede complementarse con el uso del láser vaginal y potenciar el efecto de ambos. El láser vaginal es una novedosa y exitosa tecnología que consiste en estimular el desarrollo de los fibroblastos, que son las células encargadas de mantener la tonicidad y elasticidad habitual de la vagina estimulando la producción de colágeno. Logrando así mejorar la lubricación, la sensibilidad y el placer sexual. Asimismo, constituye una alternativa eficaz para prevención de prolapsos genitales y tratamiento en incontinencias de orina. Su aplicación no requiere preparación previa, es rápida, indolora y segura. Se realiza en consultorio y permite seguir con la vida normal de la paciente y puede utilizarse en mujeres de todas las edades.

En cualquier caso, existen tratamientos que permiten devolverle a la mujer una buena calidad de vida.