Inicio Empresas y Negocios 1 de cada 2 cónyuges no trabaja ni busca trabajo

1 de cada 2 cónyuges no trabaja ni busca trabajo

El adelanto de que la tasa de desempleo en el cuarto trimestre del 2007 habría sido del 7,5% puede inducir a la interpretación de que se está cerca de la “plena ocupación”. Una lectura más minuciosa de la información disponible sugiere que no se trata de una situación de “pleno empleo” sino de “desempleo oculto”. Planteado de esta manera, aparece como prioritario multiplicar las inversiones y modernizar la legislación laboral y el sistema educativo y de capacitación.

La Presidenta anunció que la tasa de desempleo del último trimestre del 2007 se ubicaría en el orden del 7,5%. Según el cronograma del INDEC, que pauta la difusión de sus informes, este dato debió ser dado a conocer el 22 de febrero. Adelantar de manera informal la información que debería dar a conocer el INDEC aumenta el descrédito y la desconfianza sobre el funcionamiento del sistema estadístico. Más allá de las dudas que generan este tipo de prácticas, el dato de esta nueva caida en la tasa de desempleo podría llevar a la interpretación de que la Argentina está próxima a una situación de “pleno empleo”. ¿Se está en los umbrales de que el tema del empleo deje de ser urgente y prioritario?

Analizando la forma en que se insertan laboralmente los distintos miembros dentro de las familias se pueden aproximar algunas respuestas. En base a datos de la EPH del INDEC para el 1º trimestre del 2007, última información disponible con el nivel de desagregación necesario, aparece que:

• Entre los jefes de familia, el 68,8% está ocupado, el 3,2% está desempleado y un 27,6% no trabaja ni busca trabajo.

• Entre los hijos mayores de 18 años el 58,0% está ocupado, el 12,6% está desempleado y el 29,4% no trabaja ni busca trabajo.

• Entre los cónyuges, sólo el 46,1% está ocupado, un 4,1% está desocupado y el 49,8% no trabaja ni busca trabajo.

Los datos muestran que muchas personas se declaran inactivas, es decir, no trabajan ni buscan trabajo. Entre los jefes de familia o entre los hijos mayores de 18 años poco más de 1 de cada 4 está en esta situación y entre los cónyuges 1 de cada 2. Desde el punto de vista económico esto implica que no se están aprovechando plenamente los recursos humanos en la sociedad. Desde el punto de vista social significa que los hogares ven limitado su nivel de bienestar porque la responsabilidad de generar ingresos recae sobre pocos miembros.

Entre los jefes de familia el desempleo tiende a ser más bajo, pero muchos de los que están ocupados enfrentan serías restricciones de calidad en el empleo. Así, por ejemplo, tomando aquellos jefes que tiene un trabajo asalariado (sin contar el servicio doméstico), en el 28,7% de los casos son trabajadores no registrados. Esto es consistente con el hecho de que en el 40% de los casos sus ingresos horarios están por debajo de lo que manda el salario mínimo legal. En otras palabras, una gran cantidad de los que trabajan lo hacen en condiciones de alta precariedad. Bajo desempleo y precariedad entre los jefes de familia están relacionados. Cuando la cobertura del seguro de desempleo es deficiente, como es el caso de Argentina, la desocupación es reducida entre quienes tienen la responsabilidad primaria en la manutención económica del hogar precisamente porque los jefes de familia deben tomar cualquier empleo aunque sea de muy baja calidad.

Entre los “trabajadores secundarios” o “segundos generadores de ingresos”, o sea, los cónyuges e hijos en edad de trabajar, el bajo desempleo viene asociado a las bajas tasas de participación laboral. En este segmento, la reducida tasa de actividad es la principal vía a través de la cual se manifiestan las dificultades de las personas para conseguir un trabajo de calidad. El caso de los cónyuges es paradigmático. Entre los cónyuges que tienen un trabajo asalariado (excluyendo servicio doméstico) el 23,2% está no registrado y el 36,2% tiene un ingreso horario inferior a lo que manda el salario mínimo legal. Es decir, la inserción de los cónyuges que trabajan sería, en promedio, de mejor calidad que la de los jefes de familia. Sin embargo, sólo 1 de cada 2 participa del mercado laboral. Es posible que, en muchos casos, cuando un cónyuge no encuentra un trabajo que cubra sus expectativas, su opción es retirarse del mercado laboral (no trabajar, ni buscar trabajo).

Tasas de desempleo bajas no garantizan una buena situación laboral. Por el contrario, puede estar delatando la presencia de “desempleo oculto” que se manifiesta a través de la baja participación. Los datos sugieren que este es el caso de Argentina. Consecuentemente, el desafío de crear las condiciones para una masiva generación de empleos de calidad sigue pendiente. Para ello se requiere multiplicar las inversiones, modernizar la legislación laboral para no penalizar la contratación de trabajadores con sobrecostos laborales y litigiosidad, y un sistema educativo y de formación para el trabajo que prepare a las personas para la inserción. En otras palabras, se necesita una economía pujante, con regulaciones laborales que incentiven la demanda de trabajadores y personas bien preparadas para aprovechar las crecientes oportunidades laborales.