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Algunas reflexiones sobre bebés prematuros…

Al haber pasado del útero al mundo externo el recién nacido inaugura otro universo, que sumado a la situación de cualquier recién nacido para este pequeñito nacido anticipadamente, su primer lugar seré la Unidad de Cuidados Intensivos Neo natales o en boca de todos “la neo”, su primera cuna la incubadora y sus referentes no solo la madre y el padre sino también doctores y enfermeras. La situación es diferente y difícil ya que el común denominador es la amenaza de que las cosas no salgan bien.

Los avances tecnológicos reemplazan el mundo interno uterino, pero la pérdida anticipada del cuerpo biológico de su madre representa un costo físico y emocional a tener en cuenta.

Este bebé requiere de un marco de sostén que sustituya al que naturalmente hubiera recibido de haber nacido dentro de la fecha probable de parto. Es importante que entre la familia y el equipo médico logren un entramado emocional que intente sustituirlo, incluyendo el impacto en cada uno: angustia, temor, necesidad de los abuelos, hermanos, para lograr en ellos los mejore promotores de la salud en cada bebé prematuro.

Esta familia había fantaseado con otro momento, otro contexto y repentinamente se enfrenta con el quiebre de lo imaginado y lo deseado.

La madre de a poco es esperable que pueda construir la manera de encontrarse con el cuerpo de su bebé a la vez ligado a la tecnología y al marco emocional afectivo que lo constituye como hijo, como ser humano.

Su embarazo se ha interrumpido repentinamente, se enfrenta a algo tal vez impensado y por lo tanto sin preparación alguna, junto con la sensación de que ella falló o no pudo…Por ello es importante acompañarla en la aceptación y elaboración de lo acontecido, para lograr su mejor posicionamiento frente a su hijo. No del lado de un hecho a lamentar sino del lado más vivificante, de un ser que ha sobrevivido y se encuentra con una frágil ligazón con la vida, para que pueda desde su deseo favorecer su recuperación de la mano de irse convirtiendo en un bebé deseado, motivado por la conexión con su madre, con la sensación del encuentro.

Una vez más reconocemos el lugar que el contacto y la función de maternaje tiene en la constitución de todo ser humano: para el bebé sus palabras y sus caricias dejarán marcas vivificantes; para la madre que necesita tocarlo, olerlo, oírlo…permitirá su asunción del nuevo rol de madre para desde allí nombrarlo como “hijo”

Y acompañar al padre –su pareja- a poder nombrarlo también y construir juntos el nuevo entramado familiar que reconozca al bebé prematuro como parte de la misma.