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Vacaciones de los CEOs: una decisión cada vez más difícil

Muchos CEOs temen irse de vacaciones y que en esos pocos días de ausencia la empresa se desmorone. Algunas recomendaciones y tips para poder aprovechar al máximo este descanso imprescindible que permitirá “cargar las pilas” de cara a un largo año.

Nadie en su sano juicio va a negar la importancia de las vacaciones.

Esos días de descanso, en los que uno se desconecta de sus obligaciones cotidianas, son fundamentales para poder rendir al máximo el resto del año. Sin embargo, no son pocos los CEOs que “sufren” la decisión de abandonar sus compañías.

En mayor o menor medida, todos nos enfrentamos con algunos temores antes de partir de vacaciones: qué va a pasar cuando la empresa esté sola?, habremos delegado correctamente las funciones clave?, funcionará el piloto automático?.

Un punto fundamental consiste en identificar la fecha más conveniente para tomarse esos días de descanso teniendo en cuenta el “parate” de los negocios que se da en casi todas las industrias, aunque la fecha exacta varía de segmento en segmento.

Cada CEO tiene identificado de manera muy clara el momento del año en que las ventas y la demanda decaen. No obstante, la mayoría reconoce que cada vez más hay una tendencia a que la baja de actividad relacionada con las vacaciones no sea significativa.

Esta premisa supone un nuevo desafío: cómo programar las vacaciones de cada miembro del staff (incluyendo la propia) para que no quede desatendido el servicio al cliente. Generalmente, las empresas que atienden clientes grandes y multinacionales, por ejemplo, tendrán una demanda alta continua durante todo el año.

Delegar, delegar, delegar
La estrategia clave para poder salir de vacaciones sin culpa y sin miedo de que la empresa desaparezca en el ínterin en que el CEO está ausente es hacer un correcto trabajo de delegación. Los CEOs tendemos a resolver todas las cosas de manera personal; en definitiva, tenemos que trabajar once meses en aprender a delegar para poder disfrutar de un mes de vacaciones.

La delegación con vistas a las vacaciones, además, puede tomarse como una excusa ideal para hacer un trabajo que redundará en el crecimiento de la compañía. Un CEO que es consciente de que tendrá una ausencia programada, puede hacer un trabajo completo de concientización de su personal.

Sucede que muchas veces es más fácil preguntar que tomar una decisión, pero cuando un CEO forma a los empleados que lo reportan y les da luz verde para que puedan resolver todo lo que sea necesario, se gana un aspecto más además de la propia tranquilidad: la satisfacción que siente el personal por haber resuelto situaciones que requerían su intervención urgente. En el momento en que el otro siente que tiene la posibilidad incluso de equivocarse es cuando se está avanzando de verdad.

Existen algunos otros “trucos” para irse de vacaciones tranquilo. Cada CEO, seguramente, tiene sus estrategias y sus secretos.
Veranear en sitios geográficamente cercanos para estar a mano si se lo necesita por alguna urgencia ayuda a mitigar cualquier ansiedad. Como los temores que sufren los CEOs previos a las vacaciones son de índole principalmente cultural, estas iniciativas tienen más que ver con cuestiones de “autotranquilizarse” que con acciones que en algún momento darán resultados concretos. De hecho, la gran mayoría confiesa que nunca debió interrumpir sus cercanas vacaciones para volver de urgencia a Buenos Aires a apagar un incendio.

¿Estás ahí?
La tecnología que es tan útil en tantos campos también puede jugar en contra a la hora de planear las vacaciones y de intentar una desconexión absoluta. Es que, sin ir más lejos, los teléfonos inteligentes, con su capacidad de enviar y recibir correos electrónicos y hasta de conectarse con los sistemas de la empresa, pueden hacer sentir a cualquier CEO que está dentro de su propia oficina. Sumado a ello, se trata de un dispositivo tan pequeño que puede guardarse en la punta de la zapatilla junto con el reloj y la billetera cuando se va a la playa.

Los recursos tecnológicos pueden convertirse en una tentación difícil de resistir. Sin embargo, la voluntad de vacacionar -un factor importante en este caso- puede ganar la pulseada.

La “sub-conexión” también puede ser una elección para sentirse más tranquilo a quienes les resulta imposible desconectarse por completo.

Pero de esta manera no se logra el descanso y la relajación realmente necesarios para retomar la actividad laboral con más fuerzas.

En resumen, existen algunas reglas claves a tener en cuenta antes de tomarse las vacaciones que le pueden dar al CEO la posibilidad de conectarse con el lugar de vacaciones en vez de estar pensando en los balances y en las licitaciones desatendidas.

La primera, programar con precisión para aprovechar el momento de caída de la actividad de su segmento; la segunda, delegar en personas que le proporcionen la confianza necesaria de saber que la empresa sigue en buenas manos aún en su ausencia; la tercera, contar con la fuerza de voluntad necesaria como para poder desconectarse.

Al regreso, el CEO que tanto se preocupó los días previos a partir, notará que la empresa sigue funcionando igual que antes, con un único
cambio: él está mucho mejor para conducirla en los siguientes meses.