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Analistas ponen fecha al fin de la crisis y anticipan cuándo golpeará con mayor dureza

La ola de la crisis internacional ya nos mojó. El desafío será que nos arrastre lo menos posible. Para cuando termine el año, definitivamente estaremos empapados. Pero los expertos estiman que el año que viene comenzaremos a ver el sol.

Desde la caída de Lehman Brothers, en septiembre último, la crisis financiera internacional dejó a todas las economías del mundo bajo el agua. Los gobiernos han recurrido a rescates bancarios, recortes de impuestos e inyección de dinero para estimular la demanda.

En el epicentro de la crisis, la economía estadounidense, la percepción es que la solución no se hallará pronto. El Congreso le acaba de aprobar al presidente, Barak Obama, un plan de rescate de unos u$s838 mil millones, cuya prioridad es estimular la economía y evitar que la crisis se convierta en una catástrofe.

De hecho, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el mundo se enfrenta al riesgo de que en 2009 se pierdan 50 millones de empleos.

En este contexto de incertidumbre, el Tesoro estadounidense lanzó un Plan de Estabilidad Financiera que buscará volver a inyectar confianza al sistema y sanar a los bancos. El plan comenzará con u$s500 mil millones –cifra que puede duplicarse- para comprar activos tóxicos y respaldará nuevos préstamos por u$s1 billón mediante la ampliación de un programa de la Reserva Federal. Pero los mercados lo recibieron con asperezas.

En Argentina, la debacle financiera mundial profundizó los problemas fiscales y productivos que arrastraba la economía. Se espera que los mayores efectos se sientan a partir de marzo, cuando la caída de los precios de exportación se golpee en forma contundente y las empresas deban planificar su producción tras la caída de la demanda. Hacia fin de año empezaría la recuperación.

En sintonía con el resto del mundo, el Gobierno lanzó una serie de medidas para estimular el consumo y mantener el empleo. Y si bien los analistas consideran que van en la dirección correcta, estiman que el esfuerzo será insuficiente.

Sucede que el país necesita crédito externo para poder capear el temporal y presentar un plan económico global que restaure la confianza en la sociedad.

Los meses más crudos
“En 2009, la crisis se va a sentir a pleno”, previó el economista Carlos Melconian. “El impacto mayor de la variable internacional en la Argentina tiene que ver con el comercio exterior: la caída de precios internacionales, las devaluaciones de los países vecinos y el proteccionismo con “el agravante de la sequía”, opinó.

El escenario es preocupante para la Argentina: las ventas al mundo arrastran tres meses consecutivos de caídas, algo inédito para las estadísticas nacionales tras la época de bonanza que tuvo lugar con el fin de la convertibilidad.

En este contexto, desde consultoras como Economía & Regiones y Econométrica, prevén un desplome del orden del 25% de las exportaciones con respecto a 2008, lo que implicaría envíos a los mercados mundiales por apenas u$s53.000 millones.

A la hora de analizar el impacto de esta contracción, desde Finsoport destacaron que “la crisis internacional penetra en la economía argentina principalmente por el comercio exterior y, en particular, la exportación de bienes tales como los productos de la industria automotriz y la siderurgia”.

En la misma línea, desde el Estudio Bein destacaron que “las caídas se están dando fuertemente en los sectores que sufren en todo el mundo las consecuencias de la recesión global y en menor medida en los sectores más dependientes de la demanda doméstica”.

El fin del círculo de crecimiento virtuoso
Paralelamente, después de que el último trimestre del año pasado haya significado un quiebre en el ciclo de crecimiento económico, la consultora Orlando Ferreres (OJF) estima que la actividad caerá 2,6% este año.

“En 2008, la crisis llegó por cuestiones locales, principalmente la salida de capitales”, explicó Melconian. En efecto, de acuerdo a datos de Prefinex, el año pasado la fuga alcanzó los u$s23.096 M, mientras que para este año las estimaciones van de los $s10 mil M a los u$s15 mil millones.

Para 2009, según el economista, el impacto será “a través de comercio exterior y el mercado cambiario. El embudo de ésto es el nivel de actividad, el empleo y la recaudación”.

Por lo pronto, “la crisis definitivamente está instalada en Argentina, por la caída de la actividad que se verifica en algunos sectores como bienes durables y la baja creación de puestos de trabajo”, dijo el ex presidente del Banco Central, Roque Fernández.

Y para el economista Camilo Tiscornia, “todavía queda un trecho para abajo porque las cuestiones financieras aún tienen un efecto moderado sobre la actividad económica, que se verán a lo largo del año”.

El ex secretario de Industria y Comercio duhaldista y titular de la consultora Abeceb.com, Dante Sica, advirtó que “el primer semestre va a ser más duro”, marcado por la liquidación de las exportaciones, limitada por los precios internacionales de los productos exportables y por la sequía, que cada semana cuesta medio millón de toneladas.

En efecto, según estimaciones de Agritrend, mientras que en 2008 las exportaciones de todo el complejo granario le reportaron al país u$s34.000 M, para este año se espera una cifra sensiblemente más baja: apenas u$s20.000 M, lo que implicaría una caída del 41 por ciento.

En la misma línea, un reciente estudio de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) estima que el campo perderá ingresos por más de 43.000 M de pesos durante 2009 a causa de las condiciones climáticas adversas y los menores precios, sobre todo para los cereales.

De acuerdo a Sica, también impactarán la alicaída confianza del consumidor y la cuestión fiscal. La baja recaudación de enero afecta los planes de crecimiento que se apoyan en el desempeño del sector de la construcción, que depende mucho de cómo se mueva la obra pública, que se financia con fondos públicos, explicó Sica.

En el segundo semestre, la actividad “tenderá a estabilizarse, según dijo Sica, quien espera que “a fin de 2009 el mundo también de señales distintas”.

En el último informe del Estudio Bein, se explica que la economía viene aterrizando en forma suave. Para la consultora, el año terminará con un crecimiento del 2%, que “incluye una caída interanual menor al 1% en el primer trimestre, un estancamiento en el segundo -que finalmente dependerá de los números que muestre la cosecha de soja-, y una recuperación hacia el cuarto trimestre, contrastando el bajo nivel de comparación que muestra 2008”.

En tanto, la caída no tan suave del 2,6% en la actividad durante 2009 que prevé Ferreres se basa en un retroceso del 2,5% en el primer trimestre; de 3,1%, en el segundo; de 5,4%, en el tercero, y un alza del 0,6% en los últimos tres meses del año.

Cuánto durará la crisis
Tiscornia advirtió que “es muy difícil estimar la duración”, porque “todavía no se sabe cuándo va a terminar en el mundo”. Pero estimó que “entre fin de este año y el que viene podría pegar la curva y ahí Argentina debería verse arrastrada hacia arriba”.

Para Sica, todo 2009 va a ser malo, de la mano de la caída de la actividad a nivel mundial. En tanto, prevé una reactivación a partir de 2010. “La mirada estará puesta en la recuperación de EE.UU. más rápida que en Europa y Japón” y de cuánto se revitalicen los principales compradores del país, China y Brasil.

Tiscornia coincidió en que 2010 va a ser mejor que el 2009 porque “el problema de la sequía es transitorio”.

Fernández agregó que “existe preocupación en términos de cuánto más se puede profundizar el crac. Dependerá de cómo manejemos la parte interna y de cómo evolucione el contexto global”. Así, “tanto a nivel internacional como nacional probablemente este será el año más duro”, dijo.

Melconian explicó que “no se sabe cuánto va a durar” porque la economía “ha quedado a merced del récord de piloto automático en materia de política económica con independencia de las políticas pro activas que no existen”. Y agregó que “está 100% ligada a sucesos internacionales que no tienen hoja de ruta y promediando el año el cocktail electoral va a presionar a la política económica para hacer campaña”.

¿Qué debería ocurrir para iniciar el camino de recuperación?
Es intenso el debate entre los economistas, gobernantes e intelectuales en el mundo sobre los pasos que deberían darse para morigerar el impacto de la crisis y evitar que se haga más profunda.

En el ámbito local, la polémica no es menos pacífica. Con los fondos de las jubilaciones privadas que fueron estatizadas, el Gobierno financia una serie de medidas para sostener el empleo que a su vez pretenden estimular el consumo y la obra pública.

Para el economista de Fiel y titular de Infupa, Manuel Solanet, habría que “recuperar la confianza y reestablecer las relaciones con el resto del mundo para recobrar el crédito”. El experto explicó que “la situación fiscal es estrecha y como no hay crédito, cualquier política de expansión está acotada”.

Sica concluyó que recién en diciembre se asumió la gravedad de la crisis, se lanzaron medidas deshilachadas y no existe una mirada coherente de política económica”.

El impulso al consumo
Según Solanet, las políticas que implementó el Gobierno “son costosas” y si bien “algo van a impulsar al PBI, no son suficientes, porque son magnitudes que no son relevantes en relación al tamaño de la economía”. Y recordó que no hay fondos para aumentar el plan.

Para Fernández, “habría que estimular más la seguridad jurídica e ir por el lado de inversiones y no tanto por el consumo [porque] es más difícil estimularlo cuando la gente está asustada”. Y aclaró: “El consumo se define a largo plazo y no por la heladera barata o el canje. Eso no es relevante para la macro”.

Otro aspecto a tener en cuenta, explicó Fernández, es la continua salida de capitales. “Es un entorno poco amigable para el inversor. Hay que evitar que la inversión sea negativa, que las empresas no repongan los bienes que se deprecian porque piensan en irse. Es más grave eso que el consumo caiga”.

Para Sica, aún “no está claro el impacto sobre los niveles de producción”. Pero aclaró que “muchas de las medidas van en el buen camino porque mejoran la situación fiscal y tienen un impacto en la producción”, aunque advirtió que se trata de “anuncios precipitados, que no forman parte de un programa global y que tienen un impacto no querido”.

Y dio como ejemplo el programa de compra de 0 Km que se lanzó hace dos meses y que hoy se estudia flexibilizarlo. “El que pensaba comprar un auto, espera y eso afecta el nivel de demanda. Habría que tener algo armado y con un nivel de definición más firme”, dijo.

Paralelismos
Aunque el panorama no es el mejor, los expertos consultados coincidieron en que esta crisis es diferente a las que vivió el país en el siglo pasado, con la hiperinflación, o la de 2001. Hoy la situación fiscal está más equilibrada y los fundamentals más robustos.

El director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, Rosendo Fraga, sostuvo que “todos los indicadores de consumo, como los de opinión pública, muestran que la sociedad esta preocupada por la crisis. El punto es que se prepara para vivir una similar a la de 1995, cuando el Producto Bruto Interno (PBI) cayó 4%, pero no para una colapso como fue la hiperinflación de 1989 o el estallido de la convertibilidad”.

“En síntesis, la gente espera la crisis y ha comenzado a vivirla, pero no espera una catástrofe”, comentó Fraga.