Inicio Empresas y Negocios Antecedentes del management político, un eterno retorno a los clásicos

Antecedentes del management político, un eterno retorno a los clásicos

En un artículo anterior en MATERIABIZ, hemos revisado las diferencias entre tres tipos de management: el empresarial, el público y el político.

El management empresarial tiene cultores por doquier, se han escrito chorreras de tinta bajo la forma de manuales y libros con experiencias personales y cursos acelerados de autoayuda.

El management público (y su primo hermano, el político) tiene exponentes de talla, pero no existe un cuerpo teórico, ni una disciplina específica sobre la temática. Ambos tipos de management son ambiguos, impredecibles y con ribetes escabrosos, rayanos con la imprudencia.

Nicolás Maquiavelo

Quizás, quien tiene el antecedente con mayor autoridad y popularidad en la materia sea Nicolás Maquiavelo. Su obra más conocida, “El Príncipe”, muy citada en la bibliografía del management empresarial, fue material de consulta y divulgación de diversas personalidades de la historia universal (entre ellos, el mismísimo Napoleón Bonaparte).

Maquiavelo es tristemente célebre por la frase “el fin justifica los medios”. Si bien es errónea tal atribución, su libro devela la forma en que los gobernantes deben comportarse para mantenerse en el poder, sin ceñirse a la ética ni a las buenas costumbres.

Maquiavelo es enfático en sus observaciones y las defiende de la siguiente manera:

“…siendo mi propósito escribir cosa útil para quien la entiende, me ha parecido más conveniente ir tras la verdad efectiva de la cosa que tras su apariencia”.

En “El Príncipe” aparecen apreciaciones certeras respecto a las cualidades que debe poseer el gobernante. Estas se resumen, a grandes rasgos, en la siguiente idea: disponer de la astucia del zorro, para conocer las trampas; y la fuerza del león, para espantar a los lobos.

Max Weber

En los primeros años del turbulento siglo XX, Max Weber reflexionó en torno a la conformación del Estado, la burocracia y los políticos.

Un pequeño opúsculo titulado “El político y el científico” dio cuenta de la forma en que se organiza el Estado moderno (esto es el racional – legal), en oposición a otros tipos de organizaciones previas.

En dicha obra, Weber indica que “la carrera política da un sentimiento de poder. La conciencia de ejercer una influencia sobre los hombres, el sentimiento de participar en el poder sobre ellos y, sobre todo, la conciencia de tener en las manos una fibra nerviosa de acontecimientos históricamente importantes”.

Son destacables de la frase precedente, las nociones de sentimiento de poder y de trascendencia histórica, quizás los dos mayores afrodisíacos que despiertan la pasión por el poder.

Antecedentes en la segunda posguerra

A partir de la segunda posguerra irrumpieron nuevos países producto de la descolonización, convirtiéndose éstos en un caldo de cultivo para estudiar y analizar el fundamento de la aparición de débiles estructuras estatales con fuertes conflictos políticos, étnicos y religiosos.

Al calor de las nuevas formaciones burocráticas, la discusión giró en torno a la supervivencia de los nuevos regímenes.

La perspectiva optimista sostenía la posibilidad de crear una elite política y burocrática comprometida con la modernización. En este grupo se encontraba Seymour Lipset.

La pesimista, por el contrario, alertó acerca de la ocupación, en beneficio de grupos organizados, del “gran premio” que constituía el Estado. Entre éstos, se destacó Samuel Huntington.

La escuela del Public Choice

El primer intento por recrear un cuerpo teórico consistente enfocado al management público y político, fue el denominado “Public Choice” y, en menor medida pero subsidiaria, la “Teoría de la elección racional”.

Con exponentes como James Buchanan y Mancur Olson respectivamente, se empezó a analizar la estrecha relación entre decisiones, intereses individuales y acciones colectivas.

Mancur Olson, en su obra póstuma, escribió: “doy por sentado que los líderes políticos están tan motivados por sus propios intereses como los autócratas, y que aspiran a ganar obteniendo, por medios oportunistas, el apoyo de la mayoría”.

Las ideas micro y la teoría de la decisión

Entre mediados y fines de los setenta, empezaron a tomar forma y ocupar un espacio cada vez más preponderante las ideas “micro” del management público y político, reflejadas en el análisis de la toma de decisiones y la preponderancia de los temas en la “agenda pública”.

Algunos de los cultores de estos enfoques fueron personas que ocuparon altos cargos en la esfera pública (como Henry Kissinger), o bien analistas (como Steven Kelman).

Kelman indagó en el carácter de las decisiones y señaló: “las decisiones políticas son las opciones colectivas de personas que están en desacuerdo; detrás de tales decisiones está el poder coercitivo del gobierno”.

La opinión pública

Desde los noventa, se incorporó a la opinión pública como un factor limitante de las decisiones de políticos y funcionarios públicos con aspiraciones.

La opinión pública se volvió una caja de resonancia de las especulaciones del nuevo management público y político, y Giovanni Sartori formuló la noción de “video política” para dar cuenta de la nueva realidad en la que prima la imagen como verdad objetiva.

Hoy, a esa “presunta” verdad objetiva, se suman las redes sociales, como Twitter o Facebook, con un impacto aún algo infravalorado pero que anidan un gran futuro para los diferentes estilos de management, que volverán una y otra vez a los fundamentos mismos de los clásicos.