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Aparece un haz de luz en el horizonte para el “made in Argentina”

Desde el estallido de la crisis internacional, hacia fines de 2008, la Argentina no paró de acumular noticias negativas en un amplio abanico de indicadores vitales, tales como actividad industrial, construcción, consumo e inversión. A esto se sumó el implacable impacto de la histórica sequía, que redujo los potenciales ingresos de los “agrodólares”.

En este contexto, donde el Ministerio de la Producción y la Unión Industrial Argentina (UIA) pelean a capa y espada para imponer el verdadero nivel de actividad económica, cobra cada vez más fuerza entre consumidores, empresarios y analistas, un gran interrogante: ¿Cuánto más durarán los efectos del tsunami?

En momentos en los que la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la OCDE estiman caídas históricas de los flujos comerciales a nivel global de entre el 9 y el 13%, parte del destino de la Argentina depende del fin de la recesión en Estados Unidos y del sostenimiento de las tasas de crecimiento históricas que venía exhibiendo, hasta hace pocos meses, la economía china.

Y la realidad indica que son cada vez más las voces que vaticinan el anhelado repunte de las potencias mundiales bastante antes de lo previsto inicialmente, una situación que, según destacaron desde la consultora Finsoport, generaría “un ciclo de alza de nuestras exportaciones basado en mayor medida en las cantidades vendidas y menos dependiente de la volatilidad de los precios de las commodities”.

En el plano internacional, este jueves Lawrence Summers, consejero económico del presidente de EE.UU., Barack Obama, aseguró que “la caída libre de la economía de EE.UU. ha terminado”.

Por su parte, Aaron Gurwitz, jefe de estrategia de inversión global de Barclays Wealth, aseguró que las probabilidades de que la recesión global se prolongue hasta entrado el 2010 han disminuido porque las medidas de estímulo de Estados Unidos y China están comenzando a surtir efecto.

En esta misma línea, el primer ministro Wen Jiabao, afirmó días atrás que el plan de estímulo del gigante asiático por u$s585.000 millones ha dado resultados “mejores de lo previsto”, un factor vital para ayudar a restaurar la confianza de los mercados a nivel mundial.

Los primeros signos de recuperación
¿Y que se espera para la Argentina? Si bien los nubarrones se congregaron sobre el techo de la Casa Rosada tras hacerse público el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que prevé una caída del PBI del orden del 1,5% para este año, en los despachos comenzaron a aflojarse los rostros de preocupación que, desde fines del año pasado, se habían adueñado de Balcarce 50.

Tras un inicio de año crítico para las exportaciones argentinas, las cifras correspondientes a la performance de los dos últimos meses son una suerte de “bálsamo” para la actual administración.

En efecto, según información que la Dirección General de Aduanas (DGA) adelantó en exclusiva a iProfesional.com y que el INDEC dará a conocer el miércoles próximo, en marzo las ventas al exterior totalizaron u$s4.173 M, un 16% menos que en el mismo mes del año pasado.

Por su parte, en abril, en base a datos adelantados por el organismo de control que dirige Silvina Tirabassi y proyecciones de la consultora Abeceb.com, se alcanzarían los u$s4.950 M, lo que implicaría una caída del 15 por ciento.

Estas cifras son consideradas por los analistas como un verdadero dato “esperanzador”, teniendo en cuenta que en enero y febrero se habían registrado desplomes del 36 y el 24 por ciento, respectivamente.

El propio titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, aseguró que “el comercio exterior en el mundo está planchado” pero que, a contramano de esta situación, en marzo en la Argentina “se achicó la brecha de la caída sistemática” de exportaciones que se verificaba desde el año pasado.

Acto seguido, el funcionario aseguró que este mes continuó la recuperación y que “el 30 de abril habrá una sorpresa: los ingresos por retenciones ya no están cayendo como lo venían haciendo, al 25 por ciento”.

Gracias a esta desaceleración del desplome, cada vez hay menos productos que están por debajo de la “línea roja”: mientras que en enero de los 20 principales bienes que coloca la Argentina en el mundo, 16 habían experimentado una caída, el mes pasado esta cifra disminuyó hasta los 12.

Un punto de inflexión
Desde Abeceb.com, el economista Mauricio Claverí sostuvo que “vamos a tener un buen abril, bastante mejor de lo previsto. Y los próximos meses vamos a entrar en un escenario de recuperación paulatina”.

Otro de los especialistas que considera que las exportaciones ya tocaron fondo y que comienza una senda de recuperación es Osvaldo Cado, de la consultora Prefinex: “La tendencia es que las caídas, de ahora en más, se vayan desacelerando y que incluso, en noviembre y diciembre la Argentina vuelva a exhibir tasas de crecimiento de sus ventas al mundo”.

Si bien ni economistas ni funcionarios del Gobierno festejan en voz alta los nuevos números, sí los reciben con los brazos totalmente abiertos. Sucede que:

-El año concluiría, según la consultora que dirige Dante Sica, con ventas al mundo por cerca de u$s60.000 M, es decir, casi 17% menos que los u$s70.589 de 2007.

-Esta cifra es muy alentadora, ya que se ubica u$s11.000 M por encima de los u$s49.000 M que pronosticaba una consultora de primerísima línea a principios de año, cuando el temor se había adueñado de los empresarios y analistas.

Por su parte, desde Finsoport explicaron que “el consenso es que una posible mejora (de la economía mundial), en el mejor de los casos, se podría comenzar a vislumbrar hacia fines de 2009” y que tras una caída de las ventas al mundo del 20% este año, si se cumplen los pronósticos de crecimiento del FMI, las exportaciones dejarían definitivamente la tormenta atrás para crecer un 10 por ciento en 2010.

“Estos datos nos hacen tener esperanza”
En diálogo con iProfesional.com, el gerente de la Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (AIERA), aseguró que “lo que estamos viviendo es muy alentador”.

“Marzo fue el primer mes positivo en lo que se refiere a emisión de certificados de origen de exportación, después de cinco meses negativos que comenzaron en octubre de 2008”.

Los certificados de origen son el termómetro ideal para anticipar la performance exportadora que tendrá la Argentina en el Mercosur y América latina, ya que se trata de un documento obligatorio para las empresas que quieran ingresar a esos mercados con preferencias arancelarias.

Mientras que en el primer bimestre la caída fue del 21%, en marzo y abril prácticamente no hubo mermas.

“Ante esta recuperación podríamos decir que se estaría quebrando la tendencia negativa de las exportaciones de productos de alto valor agregado, ya que los certificados que emite AIERA son solicitados por empresas de un amplio abanico de sectores como metalmecánico, plástico, químico y maderero”, explicó De Fina.

El directivo agregó que se podría comenzar a pensar en que “se están revirtiendo los efectos del crac” y que “nos hacen tener esperanzas de que en realidad lo que sucedió con las exportaciones en los últimos meses obedeció a una crisis de expectativas, que generó temor y una paralización momentánea de pedidos”.

¿Por qué se espera un cambio de ciclo?
A la hora de enumerar las razones por las que el “made in Argentina” se recupera del ocaso, los especialistas apuntan, principalmente, a que entre fines de marzo y junio se vende el grueso de la cosecha y que, los números de la soja hoy son más alentadores que el año pasado, a pesar de que fue en 2008 cuando creció y explotó la burbuja de precios.

En efecto, este lunes la oleaginosa se pagó a $935 la tonelada en el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario, casi 9% más que la misma jornada del año pasado y un 26% por encima del valor más bajo del 2009, que tuvo lugar el 2 de marzo.

La buena noticia para la Argentina es que este nuevo “boom” de precios está compensando y mitigando los efectos de la caída de volumen por culpa de la sequía.

En diálogo con iProfesional.com, Gustavo López, titular de la consultora Agritrend, aseguró que “la soja hoy tiene un buen precio y se va a estabilizar en estos valores, aunque en el mercado hay expectativa de que podría superar nuevamente el techo de los $1.000”.

Para el especialista, esta cotización motivó a gran parte de los productores a salir a vender parte de las famosas 5,5 millones de toneladas que estaban guardadas en silobolsas a la espera de un repunte.

Paralelamente está el “factor China” que parece indicar que la demanda mundial, en gran parte, estaría asegurada, una buena noticia para la Argentina. Vale destacar, como dato, que en lo que va del año EE.UU. le vendió al gigante asiático 16,5 M de toneladas de soja, un 50% más que lo que había colocado hasta el mismo período de 2008.

Con una pequeña ayuda de Lula
Por otra parte, entre los analistas, a la hora de elegir un concepto que defina a la coyuntura regional actual, se suele apelar a la figura del tren fantasma: la locomotora brasileña está dejando atrás el “laberinto del terror” en el que amenazaba con quedar sumergido y la Argentina, como un vagón enganchado, está pudiendo salir adelante.

En otras palabras, si se hundía la economía brasileña, la Argentina no tenía muchas chances de correr otra suerte.

Este lunes, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que la sociedad de su país sintió “pánico” por la crisis mundial, a la que calificó de “profunda y delicada”, pero aseguró que su país “sigue siendo el que tiene mayores posibilidades de salir fortalecido”.

“Lo que pasó en Brasil es que hubo pánico en la sociedad. De tanto hablar de crisis en Estados Unidos, Europa y Japón, hubo por parte de los brasileños un cierto bloqueo a la compra de productos que en una situación normal hubieran comprado”, dijo Lula.

Al respecto, desde Prefinex, Cado sostuvo que “en Brasil los importadores de bienes industriales comenzaron, a fines del año pasado, a frenar dramáticamente sus compras, entre ellos los de origen argentino. Primero por el tema del financiamiento; segundo, porque no sabían cómo se iba a mover la demanda, y tercero por la gran volatilidad del tipo de cambio en la región, que no dio márgenes de previsibilidad. Todo esto generó un desplome del comercio pero ahora se está estabilizando”.

Por su parte, Claverí explicó que Brasil “tuvo un parate muy fuerte entre diciembre y enero. Ahora empezó a repuntar la actividad industrial, la construcción y las ventas minoristas. Si bien es leve, es fundamental para la Argentina”.

En la misma línea, Gustavo Segre, CEO de la consultora Center Group, explicó a iProfesional.com desde sus oficinas ubicadas en San Pablo, que “los consumidores están perdiendo el medio. El gobierno bajó los impuestos y las empresas están aumentando sus ventas. Si bien esto se ve principalmente en la industria automotriz y la construcción, esto genera un arrastre generalizado. De hecho, en 2009 el mercado doméstico moverá unos 2 billones de reales, una cifra inédita”.

Además, aseguró que “dado que la Argentina tiene una amplia participación en un enorme abanico de rubros y las economías están tan vinculadas, esto está generando un impacto positivo concreto”.

“El mercado brasileño continúa representando un fantástico potencial de ventas y, de hecho, está normalizándose el flujo de empresas que nos consultan para exportar hacia aquí, mientras que en enero y febrero prácticamente no hubo ningún interesado”, agregó el especialista.

En la industria automotriz, el alivio “não tem fim”
Si se habla de Brasil, se habla de vehículos. En efecto, cerca de 70 de cada 100 autos que salen de las terminales argentinas tienen como destino al país vecino.

De este modo, si la demanda en ese país estornuda, la industria aquí corre riesgos de enfermarse. Pero lo cierto es que, gracias a la reducción impositiva que aplicó el gobierno de Lula, la venta de vehículos se sostuvo a pesar del crac.

Y como el gobierno no discrimina por orígenes, en el primer trimestre del año, el patentamiento de vehículos importados alcanzó las 51.400 unidades, un nivel 32% superior al del mismo período del año anterior.

Lo positivo es que cerca del 60% de los autos que compra Brasil al mundo son “made in Argentina”. Y si bien parte de este crecimiento se abasteció con stocks del año pasado, de mantenerse la demanda, la industria automotriz nacional encontraría un buen colchón para aminorar la caída.

En diálogo con iProfesional.com, Raúl Ochoa, ex subsecretario de Comercio Internacional y miembro del comité académico de la Fundación Standard Bank, sostuvo que “en el mercado brasileño va a haber una baja menor que la prevista hace unos meses atrás. Si el plan de estímulo fiscal continúa funcionando, esto juega a favor de las terminales argentinas y las autopartistas. Se trata de un dato positivo”.

Por el momento, la consultora Abeceb.com estima una caída de las exportaciones de autos argentinos del 27,7%, con un total de 254.000 unidades. Sin embargo, no descartan un escenario positivo con una baja de apenas 11%.

De esto dependerá, en gran medida, la prórroga del Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI), que vence en junio próximo. En diálogo con iProfesional.com, Maximiliano Scarlan, especialista en industria automotriz de Abeceb.com, sostuvo que “es probable” que el Gobierno extienda la rebaja fiscal, variable que permitiría compensar las bajas en mercados estratégicos como la Unión Europea, Venezuela y Chile.

La Argentina, atrapada por sus propios “males internos”
A contramano de este incipiente cambio de ciclo en el frente externo, las nubes continúan en el mercado domèstico y los empresarios son sumamente pesimistas.

En efecto, según una reciente encuesta realizada por SEL Consultores, tres de cada cinco directivos sostienen que el clima de inversión hoy es “malo” en la Argentina.

El relevamiento del primer trimestre de este año entre 165 empresas líderes y medianas que ocupan unas 180.000 personas, destaca que las ventas -en cantidades- bajaron en dos de cada tres compañías.

En este contexto, sólo 7% de las empresas aumentará sus inversiones de este año, mientras que casi siete de cada diez las disminuirá o directamente no invertirá.

Paralelamente, en el plano de la demanda interna, un dato relevante es que algunos rubros que se mantenían fuertes frente a la crisis, como alimentos, bebidas, cosmética y limpieza, comenzaron a recibir el golpe de la mayor incertidumbre y su consumo se contrajo un 3,4% en el mes de marzo. Todos estos, en definitiva, son indicadores poco alentadores.

Un haz de luz aún tenue
Para Ochoa, la excelente performance del agro entre 2003 y 2008 redundó en buenos márgenes de ganancias que se volcaron en más construcción, más comercio y más servicios en todo el interior y también en los grandes centros urbanos. “Hoy todo esto está en reversa y tiene que ver con la baja cosecha y con las expectativas”, sostuvo.

Además, sostuvo que las herramientas de las que dispone el Gobierno para reactivar la economía son cada vez menos: “El margen de maniobra es menor. El no tener acceso a crédito internacional en este momento es sumamente complicado y los márgenes fiscales son cada vez más chicos”. De este modo, “es muy difícil para la Argentina aplicar bajas de impuestos como ha hecho Brasil”, para reactivar la demanda.

Es así como para el especialista, si bien el frente externo está en una situación mejor de la que se esperaba en enero y febrero, “esto no alcanza” y los efectos de las restricciones desde el punto de vista interno son mayores que el escenario favorable que puedan brindar las exportaciones.

Así, para que el ciclo de recesión que transita la Argentina -tal como sostienen las consultoras Orlando Ferreres y Rubinstein y Asociados-, llegue a su fin, es clave que el haz de luz llegue a indicadores estratégicos postergados por la reactivación.