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Ayudín® y FUNCEI ofrecen claves para prevenir la infección por Hepatitis A

La hepatitis A es una infección del hígado causada por un virus. Aquellas personas que no se han expuesto previamente al virus (por infección o vacuna) pueden contraer la enfermedad al comer o beber productos que adquirieron el virus de la hepatitis A (VHA) por contaminación fecal. A esta forma de transmisión se la conoce como vía fecal-oral. La enfermedad está estrechamente asociada a un saneamiento deficiente y falta de higiene personal.

A diferencia de las formas B y C, la hepatitis A no causa una enfermedad crónica y rara vez resulta mortal, pero sí causa síntomas que pueden incluir: fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de la orina e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).

La hepatitis A es endémica en casi todo el mundo y una de sus características es la de presentarse en forma de epidemias o brotes aislados, con una tendencia a las reapariciones cíclicas. Esto generalmente ocurre en el período otoño-invierno y está relacionado con su forma de transmisión. A nivel mundial, las infecciones por VHA ascienden aproximadamente a 1,4 millones de casos al año. Las epidemias asociadas a alimentos o agua contaminados pueden aparecer de forma explosiva, como la epidemia registrada en Shanghái, China, que en 1988 afectó a unas 300 000 personas.

En nuestro país, desde el año 2005, la vacuna contra la Hepatitis A forma parte del programa nacional de inmunizaciones e incluye la aplicación de una dosis a partir del año de vida. En Argentina la prevalencia de la infección por el virus de la hepatitis A en niños de 10 años es del 55%, siendo la más común de las hepatitis virales de la infancia.

Consejo preventivo: La vacuna contra la hepatitis A es la medida más efectiva para combatir la enfermedad. Debido al mecanismo de transmisión del virus de la hepatitis A, las medidas higiénico-sanitarias resultan fundamentales para el control de la diseminación de la enfermedad durante un brote o una epidemia. Estas medidas comprenden el aislamiento de enfermos, la utilización de agua potable, el frecuente lavado de manos (sobre todo luego de utilizar el baño) y la adecuada desinfección de objetos y superficies.

Utilizar una solución compuesta por 50ml de lavandina por cada litro de agua corriente para la desinfección de superficies. Higienizar objetos de uso corriente -como mesas, teléfonos, teclados y juguetes- con toallitas desinfectantes para minimizar el riesgo de transmisión viral.