BASF es la primera empresa en todo el mundo que compila voluntariamente y con frecuencia los detalles de su huella de carbono. Los resultados de 2008, que ya han sido publicados, demuestran que la utilización de los productos de BASF evitan tres veces más las emisiones de gases de efecto invernadero.
BASF aplica el principio de ciclo de vida para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero. En otras palabras, el principio analiza el ciclo de vida completo de los productos de la empresa, lo que involucra no sólo el análisis de las instalaciones internas, sino también las materias primas y los insumos y cómo éstos se producen y transportan, además de la destinación de productos químicos al final de sus vidas. Al mismo tiempo, la cartera de productos de BASF fue sometida a un análisis para verificar el volumen de emisiones de gases de efecto invernadero que se podría evitar utilizando los productos para la protección climática. Las familias de productos seleccionadas a partir de toda la cartera de la empresa fueron las que economizan como mínimo dos veces más la cantidad de emisiones cuando son usadas por los clientes de BASF, en relación a la liberación de emisiones en su producción y destinación. En 2008, esos productos fueron responsables de aproximadamente el 10% del total de ventas de BASF.
La huella de carbono de BASF para 2008 resulta de una comparación de emisiones y ahorros. Las emisiones generadas por materias primas, insumos, producción y destinación llegan a aproximadamente 90 millones de toneladas métricas de CO2 equivalentes (28 millones son de producción interna). En comparación, el uso de los productos de BASF evita 287 millones de toneladas de CO2, o sea, una relación de 3 a 1. Un estudio independiente realizado por el Instituto de Ecología Aplicada (Öko-Institut), en Freiburg, confirma la exactitud de los cálculos hechos por BASF.
Bien debajo de las 250 millones de toneladas, la mayor contribución para reducir emisiones viene de los productos destinados a los sectores de la construcción e inmobiliario, principalmente de materiales de sellado destinados a la reforma de construcciones más antiguas y para aditivos de hormigón. Las contribuciones en otros sectores incluyen plásticos para obtener vehículos más livianos, inhibidores de nitrificación en agricultura y materiales usados en la generación de energía solar y eólica.
