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Cambiar el rumbo laboral, un dilema que afecta a miles de empleados en el país

A veces llega un momento en la vida profesional en que se hace necesario modificar el rumbo o plantearse nuevos caminos seguir. Las razones pueden ser de lo más variadas: búsqueda de mayor desarrollo profesional, cambios en las circunstancias familiares, insatisfacción con el trabajo, mala relación con los jefes o, simplemente, la necesidad de cambiar de aire.

Claro que no todas ellas repercuten de la misma forma ni generan el mismo impacto sobre quien las experimenta. Y un factor muy importante que entra en juego a la hora de afrontar este tipo de transiciones es la edad. Es sabido que los jóvenes hoy son altamente propensos a rotar de empleadores, sin embargo, encarar un cambio de carrera para quienes ya pasaron los 40 resulta bastante más complicado.

No obstante, en la Argentina los números demuestran que cada vez son más los empleados que deciden dejar sus trabajos por voluntad propia en busca de mejores oportunidades. Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, en 2007 las renuncias lograron superar por primera vez a los despidos en materia laboral: más de 6 de cada 10 empleados se fueron sin ser echados.

Una encuesta realizada por Bumeran en enero de este año confirma la tendencia. Según el estudio, al 87% de los trabajadores consultados le gustaría cambiar de trabajo en el corto plazo y el 40% estaría dispuesto a dejar su empleo actual para iniciar un proyecto laboral propio.

Camino con obstáculos
Sin embargo, iniciar un nuevo camino laboral nunca es sencillo. “Lo más difícil es la incertidumbre y ansiedad que cualquier cambio genera. Prácticamente todos experimentan la transición hacia una nueva vida laboral como una época de confusión, pérdida, inseguridad e incertidumbre. Es dejar lo conocido (aunque hoy no brinde satisfacción) y sentir que se empieza otra vez, que hay que volver a conocer una organización, ganarse un lugar, el respeto de sus pares y/o empleados y la confianza de un nuevo jefe”, explica María Suero, coordinadora del Programa de Formación Gerencial en RRHH de IDEA, y especialista en temas de Gestión del Talento y Desarrollo Profesional.

Para transitar este recorrido con la menor cantidad de baches posibles, existen ciertos aspectos importantes que es necesario tener en cuenta.

Para Héctor Dama, director de DBM Argentina, en el caso de quienes deciden dejar su trabajo por voluntad propia, el primer paso debe ser identificar los propósitos por los cuales uno quiere llevar adelante ese cambio. “Si uno no logra esa claridad previa, seguramente las distintas opciones que vaya encontrando le generen ciertas dudas. La primera actividad es la de ganar esta claridad de propósito, para lo cual es conveniente que consulte con personas de su confianza que tengan experiencia en este tema de orientación sobre carrera”, afirma.

En tanto, Cristina Mejías, especialista en orientación de carrera y autora del libro ‘Planificación de Carrera y Cambio laboral’, coincide: “Es imprescindible realizar un objetivo autoanálisis de por qué se procura el cambio. Si es sólo por dinero o por falta de proyección; y si quiere seguir en el rubro o cambiar”.

Otro aspecto importante, indica Dama, es “tener una valoración personal suficientemente alta para evitar tomar opciones sobre las que luego pueda sentirse que no fueron las más adecuadas”.

Planificar
Una herramienta que facilita considerablemente las transiciones laborales es el plan de carrera. Contar con una planificación previa de cuál se espera que sea el trayecto laboral y el objetivo de carrera a alcanzar, sin dudas, contribuye a aligerar la carga, pero también es importante que ese proyecto sea flexible, ya que es muy factible que sufra ciertas modificaciones durante el transcurso de la vida profesional.

Mejías explica que, segun el paradigma del siglo, no sólo antes de entrar en el mercado sino periódicamente durante la vida laboral hay que revisar los objetivos, ver en qué grado la actividad actual satisface los objetivos vitales y qué opciones ofrece el mercado.

Según Suero, lo importante es combinar la planificación con la acción. “Es muy importante hacer algunos ‘deberes’ antes de ingresar al mundo laboral, y en general pocas veces se hacen. Por un lado el de planificar: haciendo un análisis sincero de nuestras fortalezas y debilidades, indagar sobre nuestras preferencias, intereses, valores, activar y crear redes, conocer el mercado y analizar las posibles organizaciones o emprendimientos en los cuales sería interesante participar. Y por el otro lado, entrar en acción: ya que también es cierto, que muchas veces uno va descubriendo sus intereses al ponerse en acción, y que las verdaderas posibilidades se descubren haciendo, probando nuevas actividades, entrando en nuevos grupos, encontrando nuevos modelos a imitar”.

“Es el difícil arte de combinar los dos caminos: el de planificar y el de probar y aprender”, resume.

Los especialistas afirman que otro punto importante a tener en cuenta antes de encarar un cambio de carrera es el momento en que se realizará, ya que no todos los contextos son igualmente propicios para llevar adelante este tipo de transiciones. Antes de decidirse, es fundamental evaluar la situación personal en la que se encuentra, pero también el pulso del mercado.

Dama recomienda no hacer planes de largo plazo en momentos en que uno está bajo un contexto de crisis, ya sea por el tipo de roles o por conflictos personales. “El mejor momento para decidir un cambio de carrera, al igual que para tomar toda decisión importante, es aquel en que uno está bien internamente, está en condiciones de cierta paz y estabilidad”.

En tanto, Suero señala que existen momentos de contexto que pueden facilitar o no realizar un cambio. A modo de ejemplo, indica: “En momentos recesivos de la economía, para algunos profesionales fue una etapa de quedarse quietos y dejar ‘pasar la ola’ y para otros fue la oportunidad de emprender un negocio donde nadie lo veía”.

“También hay momentos internos que se juegan y que tienen que ver con hacer algo que motiva, relacionado con los intereses personales o profesionales o hacer un cambio en la calidad de vida”, agrega.

Aunque es difícil determinar el momento ideal, Mejías indica que el momento más propicio para cambiar de carrera es cuando el empleado nota que la activifdad no lo hace sentir ni felices, ni realizados, ni productivos o “cuando la vida laboral parece estar muy desbalanceada con la vida personal”.