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Cambio y todo cambia…

La transformación personal es uno de los desafíos más importantes y gratificantes, que podemos elegir en la vida.

Podemos resistirnos a cambiar todo el tiempo que aguantemos, pero no podemos escapar. Tarde o temprano debemos tomar acciones que nos permitan vivir con mayor amplitud de conciencia.

En el presente, experimentamos las consecuencias de las acciones del pasado y, además, actuamos para producir los resultados que tendremos en el futuro.

A veces nos parece que está todo en el presente. El pasado, presente y futuro.

Como si el tiempo fuera una ilusión…

La vida es algo dado, algo que viene con nosotros. Un devenir constante que nos impulsa permanentemente a la acción, al movimiento, al cambio. Observando la naturaleza, casi podríamos decir que la vida “es cambio”.

Transformación y cambio es algo que existe en todo lo que conocemos, un movimiento interno irresistible, a veces doloroso, pero necesario para evolucionar.

Culturalmente hemos aprendido a exigir o demandar el cambio “afuera” –en los demás-. Lo que no advertimos en esta creencia colectiva, es que perdemos poder de acción frente a nuestras circunstancias y con enojo, nos declaramos “impotentes” para encontrar soluciones. Resultado: sólo los demás, pueden solucionar nuestros problemas.

Nuestra insatisfacción o sufrimiento es motivo suficiente para asumir la responsabilidad de nuestras circunstancias. ¿Quién tiene más motivación para cambiar algo, que el que esta sufriendo?

Por lo tanto, el cambio es siempre “interno” e individual. Implica “hacernos cargo” de nuestra vida y nuestros resultados.

Entonces, ¿cuáles son nuestras poderosas razones para no cambiar?

Culturalmente, pensamos que el cambio es “desequilibrio”, y eso nos preocupa. Pero, hasta para caminar, tenemos que abandonar la seguridad del equilibrio.

Nuestro dilema es; quedarnos atrapados en el miedo que nos produce abandonar lo conocido y enfrentar lo nuevo, o avanzar con “liviandad y confianza” hacia el cambio y el aprendizaje.

Quien elija en el presente lo primero, encontrará que su futuro no será mejor que su pasado, y quien elija en el presente el cambio y el aprendizaje, encontrará Paz y Plenitud en su futuro. Los resultados que alcanzará, testimoniarán que tenía más poder de dirigir su vida, del que siempre supuso.

Para cambiar y aprender necesitamos:

1. Hacerme cargo de mi insatisfacción actual
2. Saber donde quiero ir
3. Tomar conciencia de la brecha que existe entre donde estoy hoy y donde quiero ir
4. Tomar conciencia de mi capacidad para llegar a ese resultado. Es posible reconocer que sólo no pueda y por ello necesite pedir ayuda
5. Comprometernos con el aprendizaje
6. Asumir nuestra responsabilidad (no como culpa, sino como “habilidad para responder”)
7. Permitirse cometer errores

“La única prueba de haber aprendido es la verificación de dicha capacidad mediante la producción del resultado hasta entonces inalcanzable”.

Si somos capaces de ver nuestra vida como una gran posibilidad , como una gran aventura y estamos dispuestos a hacernos responsables de la misma, descubriremos un horizonte insospechado. En esta búsqueda la vida se nos presenta fascinante, incluso el dolor puede ser fuente de grandes oportunidades de realización.

Acepta el desafío de transitar por este camino de auto-descubrimiento, el mismo te abrirá las puertas a una nueva vida, en la que podrás concretar tus ilusiones y sueños, y en donde liberaras todo tu potencial no encontrando limitaciones a tu desarrollo personal.

“Aquel que conquista a otros es fuerte; aquel que se conquista a sí mismo es poderoso”