Inicio Empresas y Negocios Cayó hasta 30% la venta de ropa fuera de los shoppings

Cayó hasta 30% la venta de ropa fuera de los shoppings

Las dos empleadas se aburren detrás del mostrador. A media tarde del viernes casi no entró gente en la tienda Clona, en Santa Fe al 1800. Una de ellas juega con el celular; cada tanto habla. La otra mira fijo a través de la vidriera, hacia el movimiento de la calle. Romina, encargada del local, confirma lo evidente: “Las ventas están muy flojas”. A quince días de iniciado el invierno ya piensa en colgar el cartel de liquidaciones.

En un recorrido de LA NACION por corredores comerciales porteños como las avenidas Santa Fe y Alvear o la calle Florida, la postal se repite: según los comerciantes, este invierno cayeron entre un 20 y un 30% las ventas respecto del año pasado.

Entre las razones que exponen sobresalen la merma del turismo de alto poder adquisitivo y el menor entusiasmo comprador de parte de los porteños de sectores medios y altos que, cada vez más, se inclinan por los shoppings.

El mediodía del jueves también está tranquilo en el showroom de la fábrica de cueros Ruka Malen, en Alvear 680. La propietaria del local, Ludmila Jaraba, dice que no es una excepción y explica el fenómeno estacional: en esta época del año siempre caen las ventas porque vienen menos turistas y los que llegan son centroamericanos, de menor poder adquisitivo que los europeos o estadounidenses.

Pero señala que este año es peor, porque los que entran en el local tienen menos dinero para regalos. “Una pareja de mexicanos, que está entre los clientes que más gastan, hasta el año pasado se llevaba camperas y accesorios en cuero hasta para el chofer; ahora lo restringieron a un saco para ellos”, ejemplifica.

Jaraba repite lo que comentan sus clientes: que encontraron el país mucho más caro, que ahora los precios son los internacionales, que les dan prioridad al hotel y a la comida y reducen la cantidad de regalos, que prefieren pasear por los shoppings.

Ella escucha razones y calcula el impacto: “Las ventas se retrajeron un 30 por ciento esta temporada”. ¿Y sus costos? En alza: “Desde 2002, nos subieron 5 veces el alquiler”, revela.

Los empresarios de esta zona comercial coinciden con los consultados en la avenida Santa Fe, al destacar las pérdidas que les significa la creciente concentración de venta en los shoppings. Dicen que prácticamente no ven turistas con bolsas paseando por la calle, entrando y saliendo de los negocios. Explican que el turismo de alto nivel está muy dirigido por las empresas, que los llevan en tours de compras a las sedes de grandes marcas o a los centros comerciales cerrados.

Durante el último año, las ventas en los grandes centros de compras crecieron un 13,3%, según el Indec. Sólo en mayo facturaron $ 478,6 millones, un 22,8% más respecto de igual mes de 2006.

La cajera de la sucursal de Ona Saez, en Santa Fe al 1600, cree que los shoppings ganan los clientes que ellos dejan ir. “Se está vendiendo muy poco, un 30 por ciento menos que el año pasado”, estima. Y explica: “Creo que tiene que ver con la falta de promociones de las tarjetas de crédito. Los descuentos sólo se mantienen en los shoppings y es lógico que ahí se concentren las ventas”.

Adelantó que en Ona Saez dentro de menos de un mes empiezan a liquidar lo que no se haya vendido este invierno.

Espantar a los turistas
Hace 20 años que Antonio Brugnero está al frente de una casa deportiva en Florida al 1000. “Se vende mucho menos”, es lo primero que atina a decir en su local desierto de clientes. No quiere ni sacar la cuenta de la merma, pero estima una caída del 20% respecto del año pasado. “Circula menos gente y la que hay gasta menos dinero”, dice.

Como sus colegas, escucha el mismo cantar de sus principales clientes, los turistas: todo les parece más caro. “Mientras sigan los aumentos se nos va el turista”, señala.

El sabe que la ecuación no es simple: “En el local subimos un 50 por ciento los precios porque el alquiler aumentó un 40 por ciento en pocos meses”.

Uno de los empleados del local Cristian Dior de Santa Fe al 1500, Cristian Fernández, también advierte el impacto en el negocio. “Estamos vendiendo un 30 por ciento menos que el año pasado”, dice.

Observa que tanto los turistas como los porteños están cuidándose de gastar: “Vienen menos personas y cayó el monto del ticket promedio”. Y pone como ejemplo: el que llevaba dos trajes, ahora se va con uno, y si antes elegía el de $ 2000, ahora no gasta más de 1300.

Una percepción similar tiene el gerente de Stone, en Santa Fe 1605. “Los que más salen son los artículos más baratos: remeras de 45 pesos, mochilas de 50”, dice, y se explaya en las tácticas de regateo que implementan los turistas, asustados porque todo está más caro que el año pasado. “Acá nos quedan los abrigos más costosos”, dice señalando hacia la vidriera vestida con ropa de miles de pesos.