Para la temporada que transitamos el verde emerge como el color protagonista. Su vínculo con lo natural penetra en todos los ambientes y se apodera de las sensaciones de tranquilidad. Florecen los verdes puros, combinados y ciertos matices que viran hacia los verdes azulados, pálidos, bien distintos a los verdes amarillentos y vibrantes que se utilizaron en temporadas anteriores.
Estos verdes se asocian en forma directa con imágenes, sabores y componentes de la vida diaria, como los verdes menta claros o los verdes oceánicos que nos recuerdan la profundidad del mar y también los jades pálidos. Las tonalidades “verde-grises” permiten generar una atmósfera vintage en cualquier ambiente en donde se aplique.
Los tonos anteriores son excelentes compañeros de los púrpuras y violetas, otras de las tonalidades destacadas para esta temporada.
Continúan también los colores saturados, como obispo, morados y borgoñas para destacar muros o espacios con carácter.
Los neutros fríos -como grises con tintes violáceos- conforman una opción a tener en cuenta cuando se pretenda dar un cambio contundente.
Por otro lado, los colores piedras, amarronados claros bien pasteles, con alguna nota amarillenta, seguirán como una opción ineludible para crear espacios amenos y relajados.
No obstante, la elección del color dependerá del resultado que se desea obtener en el hogar. Si será un ambiente cálido, luminoso, en armonía con los colores que ya existen o en contraste para destacar alguna pared. Hay que recordar que en esta época del año, el clima cálido facilita el secado y acabado de las obras para terminar a tiempo y disfrutar al máximo cada detalle.
