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Cómo formar hábitos y rutinas en los niños

En el desarrollo infantil integral, las rutinas y hábitos son elementos esenciales en su proceso de crecimiento.

Es cierto que las rutinas y hábitos son límites, pero también es cierto que todos los niños necesitan esos límites, ya que le proporcionan seguridad y confianza al saber qué esperar dentro del hogar.

Las rutinas son aquellas secuencias que se repiten a diario para organizar la tarea y la jornada. Cuando una familia decide horarios, actividades que se realizarán en el día, el orden en el que se harán, quién las llevará a cabo y de qué manera, intenta de este modo planificar con anticipación para cumplir con las necesidades básicas del bebé.

Esta organización permite transcurrir el día con más tranquilidad, generando confianza y seguridad tanto a los adultos como a los pequeños de la casa.

Es importante tener presente estas ideas porque la rutina en sí misma está generalmente asociada con aburrimiento llegando a tener un tinte negativo que no nos permite diferenciar aquella rutina que nos aplasta de aquella que es necesaria básicamente para vivir con orden y a partir de allí flexibilizar, según la preferencia o necesidad de cada familia.

Esos hábitos y rutinas se deben comenzar a incorporar desde temprana edad ya que si esperamos hasta los 4 o 5 años del niño, la tarea resultará mucho más compleja.

Hábitos del sueño
Dormir profundamente es tan importante para tu bebé, como alimentarse y jugar, ya que favorece funciones claves para su desarrollo. Tal es el caso de la función regenerativa, que es la que permite el descanso del cerebro, recuperándose para nuevos aprendizajes. Asimismo es importante saber que mientras duerme tu bebé crece, ya que en ese momento se segrega la mayor parte de la hormona de crecimiento: la gonadotropina y que mientras sueña, consolida sus conocimientos del día, ya que en ellos se repiten imágenes y experiencias.

Lejos de ser una tarea poco importante, el organizar una rutina que facilite el buen dormir, resulta imprescindible para el adecuado desarrollo del pequeño. Cuando el bebé duerme bien, se despierta de buen humor y lleno de energía para seguir descubriendo el mundo y la vida cotidiana de sus padres se torna más armoniosa.

Sugerencias:
– Desacelerar el ritmo de la casa, diferenciando el día de la noche…
– Un masaje y/ o un baño relaja y prepara para el dormir
– Asegurarse de que el bebé esté en condiciones óptimas para irse a dormir: limpio, bien alimentado, cómodo.
– Acostarlo en su cuna con su juguete “de cariño”…(osito, sabanita, etc) y bajar la luz.
– Si llora, no acudir rápidamente a calmarlo. Si le damos tiempo, tal vez pueda y aprenda a conciliar el sueño solito.

La rutina de la alimentación
Es importante saber que el alimento más completo para el bebé es la leche materna, que cubre los requerimientos de los bebés hasta los 6 meses. Por eso los pequeños que son amamantados crecen más sanos. Tal vez debido a ello muchos padres sienten cierto temor a la hora del destete, que aunque la finalización de la lactancia no tiene una edad fija, el proceso comienza cuando se incorporan otros alimentos, los semi-sólidos. Será el pediatra quien evaluará un adecuado valor calórico, y determinará que los alimentos indicados sean fácilmente digeribles y que la dieta corresponda a las necesidades según cada edad.

Se trata de respetar el momento más propicio en el desarrollo del bebé: ni adelantar tal incorporación, ni retrasarla. Con ello, además de favorecer un mejor vínculo con la alimentación, contribuye a enfrentar con naturalidad una nueva etapa en el recorrido hacia su independencia

Por ello la introducción de comidas nuevas en la alimentación del bebé, es todo un acontecimiento y hay que tener en cuenta algunas recomendaciones para que resulte un proceso exitoso. Como es una actividad que requiere aprendizaje, es importante recordar que los bebés aprenden por medio de los sentidos: tocar, jugar, chupar la comida, es el camino que establece un buen vínculo con los alimentos y asegura una buena alimentación general.

Sugerencias:
– Cada vez que se pueda prepararle comidas atractivas por sus colores y formas. Esto motivará a probarla, casi como un juego.
– También le gustará participar en su preparación.
– Los niños aprenden por imitación, por ello y porque es importante para el vínculo de la familia, es fundamental compartir con ellos la mesa, en un clima ameno y sin interrupciones ni distracciones como la televisión.
– No es bueno emplear la comida como manera de castigo. La alimentación debe quedar por fuera de otras cuestiones de la crianza.

Estimular la higiene personal
Desde pequeños, es importante estimular la higiene personal y ambiental, ya que es ésta una de las formas de favorecer la salud, incluyendo en ella dos factores: el biológico, evitando enfermedades, y el social, ya que la higiene facilita que las personas quieran acercarse y ponerse en contacto con nosotros.

Los hábitos de higiene requieren la organización de una rutina de aseo y orden, en donde a medida que se avanza en las diferentes etapas del desarrollo, nuestro hijo participe en ella de una manera natural y hasta divertida.

Desde bebés, la hora del baño puede ser un momento placentero, acompañado por mamá o papá, quienes enjabonándolo con sus manos, ofrecerán agradables sensaciones de agua cálida y caricias, un buen momento para los mimos.

Al ir creciendo es importante guiarlos con el ejemplo, y facilitar la tarea para que pueda realizar alguna de ellas de manera independiente.

El aseo puede convertirse en un momento lúdico, por eso es recomendable llevar juguetes y muñecos a la bañadera promoviendo de esta manera a participar del mismo con interés y entusiasmo.

Además de facilitar la adquisición del hábito, estarás estimulando el buen vínculo con el agua. En ese medio tu bebé se gestó, por eso el baño puede convertirse en un momento propicio para el vínculo y el conocimiento.

Sugerencias
– Es importante que organices una rutina: respetando horarios y modalidades que resulten adecuados a la dinámica familiar.
– Los elementos de baño: toallas, jabón, esponja, deberán ser de uso exclusivo del bebé, mantenerse en óptimas condiciones de higiene y estar a mano a la hora de iniciar el baño. Así, tu tarea será más sencilla y tu bebé estará más seguro. Nunca dejes solo a tu hijo en la bañadera.
– Si tu bebé siente que es sostenido con seguridad y firmeza, se dejará bañar de una manera natural y tranquila.
– En todas la edades prestar especial atención a la temperatura previa, durante y posterior al baño. Muchos bebés lloran, por sentir cambios bruscos de la misma.
– Cuando son más grandecitos, destinar tiempo a esta tarea ya que es de mucha riqueza la variedad de juegos que tendrán lugar en el momento del baño.
– Al ir creciendo, alentarlo a mantener su higiene. Organizar un orden: antes de comer lavarse las manos, y luego de comer, lavarse los dientes. Luego de ir al baño, lavarse las manos. Al despertarse, lavarse la cara, los dientes y ordenar el cuarto. Son todas normas que se deberán repetir hasta que sean realizadas sin necesidad de mencionarlo.

El momento de dejar los pañales
Si tu hijo ronda los dos añitos, en algún momento dejará los pañales, y esa será una de las grandes adquisiciones de ese año. Es importante saber que esto no depende de la voluntad del pequeño, se trata de un proceso en donde interviene el desarrollo madurativo. Sucede en esta etapa, ya que entre los 18 y los 36 meses, los músculos que participan en el advertir cuándo necesitamos ir al baño -la vejiga y el intestino- se fortalecen. Es por ello que no se trata de una decisión de los adultos, sino de una adquisición propia del desarrollo de tu hijo, quien como en cada etapa, necesita de tu acompañamiento, estimulándolo a progresar, favoreciendo sus adquisiciones, pero no acelerando sus tiempos ni exigiendo determinados logros para los cuales no está aún preparado.

En relación a la estimulación es un momento importante para incluir juegos relacionados con trasvasamiento de líquido de un recipiente a otro. De esta manera juega a “controlar el líquido”, entonces el juego del té es una buena opción.

Sugerencias
– Un buen momento para comenzar el proceso es en épocas cálidas.
– Una vez que comenzamos con la estimulación del uso del inodoro, se debe continuar. Para ninguna rutina que intentes instalar son buenas las idas y vueltas.
– El primer paso suele ser el avisar mientras está haciendo pis en su pañal. Es un paso importante ya que confirma que registra de qué se trata. Es el momento de incluir en el baño, su inodorito.
– Es una buena idea compartir con tu hijo la compra de su ropita interior, diciéndole que es más grandecito ahora, y que es esa la ropa que usará en cuanto aprenda a ir al baño.
– Conviene dejarlo un rato por día, en tiempo cada vez más prolongado, con su bombachita o calzoncillo, invitándolo a avisarte cuando quiera ir al baño.
– Si tiene un “accidente” no lo retes ni castigues. Tu hijo está aprendiendo y necesita de tu calma y paciencia en este acompañamiento.
– Aunque ya durante el día sepa ir al baño, hay niños que por la noche necesitan de más tiempo de adaptación al no uso de los pañales. Enseñale a ir al baño antes de acostarse, podés dejarle el pañal por más tiempo durante la noche y cuando observes por varios días que por la mañana amanece con el pañal seco, allí podrás intentar sacarlo también por la noche.

El día de la visita al pediatra
La visita al pediatra es fundamental para el buen desarrollo de tu hijo. En ella será revisado, evaluado, controlado, vacunado, cuidando que su crecimiento sea el adecuado, en todos sus aspectos, tanto orgánico como emocional, intelectual y social.

También suele ser un momento clave en relación al ejercicio de la maternidad y la paternidad para las mamás y los papás primerizos, ya que allí podrán consultar todas las dudas e inquietudes, y de alguna manera se pone en juego la evaluación de “cómo estamos haciendo las cosas”, disfrutando del guiño médico frente a situaciones que enfrentamos, y recibiendo sugerencias sobre cómo enfrentar aquellas que no nos han resultado, o que aún no han aparecido.

Se trata entonces de cuidar la salud del pequeño y colaborar con el bienestar familiar en el encuentro con un profesional que nos acompaña en este proceso.

Para muchos niños la visita se convierte en un paseo, pero para otros no resulta un programa agradable, despertando inquietud y temor en relación a lo desconocido. El trato del profesional y la actitud de sus padres, serán dos ejes fundamentales de quienes dependerá en gran parte lo que allí suceda. Los padres, asistiendo con tranquilidad y lo más natural posible. El profesional, teniendo con los pequeños un buen trato, con paciencia y respeto por la personita a la que se está dirigiendo.

Sugerencias
– Anticiparle al hijo lo que vendrá: “estamos yendo al médico”, sin mentir respecto de lo que allí sucederá. Por ejemplo, si le darán una vacuna diciendo que no dolerá, cuando en realidad esto puede suceder.
– Presentarle a su médico con anterioridad a su visita: cómo se llama, cómo es, qué cosas pedirá o hará. Tener presente que aunque el niño sea muy pequeñito, las palabras de las mamás no sólo transmiten ideas sino sensaciones.
– Si tu hijo es más grandecito, esperá que él intente responder aquellas preguntas que son dirigidas a él.
– Elaborar una lista con todas las preguntas y dudas que se tengan.
– Si le indican la ingesta de medicación, ofrecésela a tu hijo lo más firme y breve posible, explicándole de qué se trata y el motivo de su indicación.
– Festejá cada visita o ingesta de medicación exitosa, tal vez podés acompañar con un premio.
– Disfrutá de los logros y avances de tu pequeño… estás presenciando cada día su crecimiento y desarrollo.

La clave para todos estos procesos es la constancia, la paciencia y la repetición. Tanto los hábitos como las rutinas, pueden tardar algunos meses en incorporarse, pero no por eso debemos decepcionarnos o pensar que es una tarea imposible.

Es claro que en algunas ocasiones deberemos ser flexibles y adaptar las rutinas a las necesidades del niño, sobre todo a medida que vaya creciendo y sus actividades y horarios puedan ir cambiando.

La tarea no será sencilla, pero los hijos son total responsabilidad de los padres, y si queremos que sean futuros integrantes de una sociedad, deberemos acompañarlos durante todo su crecimiento, con amor, tolerancia y sobre todo, con la conducta ejemplar de los padres.